Colloquium: diálogos para comprender la realidad
Vanesa Robles – Edición 500
Entrevistas a quienes, por su trayectoria y por la influencia que ejercen en la búsqueda de una mejor comprensión de la realidad, son referentes en las distintas áreas del pensamiento, la ciencia, la cultura y la acción social
Una entrevista es una invitación muy sugerente que casi siempre produce una serie de sorpresas. Pero el asombro no está reservado solamente a quienes proponen un listado de preguntas cuyo único motor real es la propia curiosidad —no hay otro oficio más subjetivo que el periodismo—, sino que también tiene lugar entre los entrevistados y entrevistadas. El periodista español Miguel Ángel Bastenier (1940-2017) decía que las mejores piezas se crean cuando, al igual que ocurre en el diván de un psicoanalista, quien habla revela ideas que no sabía que estaban en su cabeza.
La sección Colloquium de MAGIS está dedicada a eso. A que unos preguntones provoquen conversaciones con personajes que algo tienen que decir: porque, de tanto estudiarlo, se han especializado en un campo del conocimiento, porque se apasionaron por un tema hasta las últimas consecuencias, o porque viven en carne propia un fenómeno social o natural.
Colloquium, por cierto, es una palabra de orígenes bellísimos. En latín, su prefijo co- significa unión; loqui quiere decir hablar, y el sufijo -ium es resultado. Es lo que resulta cuando dos o más personas se reúnen para hablar, convidadas por la generosidad de compartir y la voluntad de descubrir-se. ¿No es fantástico que hayamos inventado algo que se escapa de las inteligencias artificiales? La Real Academia Española le asigna cuatro definiciones a coloquio. Mi preferida es la más simple de todas: se trata de un acto de conversación. En el discurso periodístico, a esta acción maravillosa se le llama entrevista. Es uno de los géneros más difíciles y despreciados por los medios de comunicación, aun cuando es la génesis de todos los demás. Es mi favorito, pues aspira a llegar a la intimidad más profunda de las personas, su pensamiento. Y más que eso, porque aspira a compartirlo con unos lectores anónimos.
Por eso, cuando hace unas semanas me pidieron revisar la sección Colloquium en la historia de MAGIS, fui pasando del pánico por la cantidad de trabajo, al placer por lo que iba aprendiendo acerca de la vida vía las palabras de cada entrevistado y cada entrevistada —incluso en los casos de aquellas personas de quienes me siento más lejana por razones ideológicas—.
La consigna fue leer todo y encontrar a cinco personajes que, por algún motivo, se erigieran como los hitos principales. Le pedí ayuda en la revisión a mi compañero Mauricio Ferrer. No fue fácil convencerlo. Nos tocaban 60 MAGIS por piocha, en un lapso muy corto. Para nuestra sorpresa, poco a poco la renegadera se transformó en un coloquio familiar; en una conversación, que continúa hasta hoy, sobre el conocimiento de los y las entrevistadas y su importancia en el pensamiento científico y social de estos tiempos. El problema, ahora, parecía ser la elección de cinco, 15, 20 o 30 personas que nos parecieran indispensables para hablar del mundo actual y sus desafíos. Muchos quedaron fuera. Qué injusto.
El paisaje de Colloquium no ayudaba mucho para la decisión. Pasamos de entrevistas sobre los misterios de la Vía Láctea a la música tecno del norte mexicano. De la preocupación por un planeta que se calienta dramáticamente a los detalles del derecho constitucional. De la filosofía a las ciencias naturales. De la tecnología al feminismo. Entre los números 379 y 499 hay 20 años de agudas conversaciones sobre urbanismo, nanotecnología, comercio justo, pensamiento político, bioética, espiritualidad, astronomía, educación, cultura, matemáticas, medios y comunicación, derechos humanos, artes, economía; cada vez más, sobre feminismos… En la mayoría de los casos, los temas convergen, como en un plano cartesiano sobre el cual se van dibujando figuras de una complejidad formidable. Se han publicado entrevistas con gente de gran renombre local, nacional e internacional, pero también charlas con personas más o menos anónimas, que, sin embargo, tienen un rol trascendental para el mundo, como resultado de sus acciones en poblados que ocuparían menos espacio que la punta de un alfiler en un globo terráqueo hecho a escala humana.
Desde sus primeros números, Colloquium logró, en la mayoría de los intentos, la conversación como forma de producir conocimientos inherentes a la Universidad y sus principios, a juzgar por las decenas de entrevistas, publicadas al principio de manera mensual y, más tarde, cada dos meses.
Las mujeres y otras claves
¿Cómo se explica que una publicación universitaria llegue al número 500? Descontando un montón de voluntades y acciones importantes, entre las que están el apoyo y el financiamiento institucional, hay otras claves que fueron revelando su luz tras la revisión de los 120 números publicados entre junio de 2005 y abril de 2024. En Colloquium vimos que, a lo largo de estos 19 años (desde que comenzó la etapa actual de la revista), los editores eligieron minuciosamente cada entrevista.
Cualquiera que lea MAGIS en su versión impresa o en los formatos en que está disponible en línea (en formato PDF en el sitio web de la revista, en ePub en diversas plataformas como Amazon, Google Books y Apple Books) se puede asombrar de lo vasto que es el mundo a través de la charla entre dos o más personas. Del otro lado del papel o la pantalla, los y las lectoras pasaban de ser observadores simples, a nutrir el diálogo con la experiencia de vida propia.
Otra clave para resistir al tiempo: en Colloquium —y creo que también en el resto de las secciones de la revista— fueron cambiando las caras y los temas del diálogo, en la medida en que el mundo cambió —y a veces incluso antes—. Los periodistas le llamamos a esto “olfato” o “colmillo”, pero no es más que la intuición para prever qué sigue. (Se logró casi siempre, excepto antes de que la pandemia por covid-19 nos cercara.)
Mario Molina, de los aerosoles al calentamiento
Se pegaban a las paredes, a través de la pintura en aerosol y en los copetes ochenteros, vía el spray para el cabello. Los clorofluorocarbonos (CFC) no son una banda de rock, sino compuestos químicos gaseosos creados en 1928; devoran la capa de ozono, el escudo que protege la vida en el planeta de los rayos ultravioleta del sol.
“La capa de ozono ya se empieza a recuperar, pero se va a tardar todavía diez o veinte años más”, son palabras del científico mexicano Mario Molina, Premio Nobel de Química en 1995 por sus estudios sobre las afectaciones de los CFC.
En 2005, cuando tuvo lugar la entrevista a Molina por el académico y divulgador Carlos Enrique Orozco, la preocupación principal del científico ya era el calentamiento global; a su juicio, se trataba de un asunto más difícil de resolver que el de los cfc, porque implicaba el uso de energía, un elemento fundamental para el funcionamiento de la sociedad.
¿Qué soluciones planteaba el Nobel para un problema que nos afecta a todos? La voluntad de quienes toman las decisiones, el desarrollo de tecnologías nuevas y, sobre todo, la acción de las universidades.
“Lo que necesitamos son ingenieros, economistas, científicos, químicos, físicos, meteorólogos, es decir, que haya una variedad de disciplinas […] Eso supone cierta cultura que falta fomentar en nuestras universidades: dar el respeto y la importancia al medio ambiente, cualquiera que sea la especialidad que los jóvenes profesionales escojan”.
Un ejemplo: entre los 60 números publicados entre junio de 2005 y mayo de 2014 (MAGIS 379-439) se asomaron apenas, de manera muy tímida, las entrevistas a ocho mujeres, más otra que fue abordada al mismo tiempo que un hombre. Aunque, desde distintos campos del conocimiento, algunas de las entrevistadas —y de los entrevistados— hablan de la importancia de la igualdad de oportunidades entre ambos sexos; cuando el tema casi no figuraba en la agenda pública, las mujeres tuvieron la palabra en sólo 13 por ciento de las conversaciones de la sección. Este mapa cambió mucho en los siguientes 60 números; es decir, entre 2014 y abril de 2024 (MAGIS 440-499). En esta segunda “temporada”, las voces del coloquio son las de 24 mujeres —¡apenas un poco menos de la mitad!—; además, otras tres participan en entrevistas grupales, o mixtas.
Por último, es sorprendente hallar que los temas que definen la mayoría de las conversaciones son congruentes con las Orientaciones Fundamentales del ITESO, como se llama a la propuesta ética, educativa y de acción de la Universidad: el pensamiento de Ignacio de Loyola se proyecta en muchas de las conversaciones con personajes que abordan asuntos sociales, éticos y filosóficos. Los principios educativos que privilegian una mirada compleja del mundo y el compromiso social surgen en las charlas con hombres y mujeres cuyo trabajo es la defensa de los derechos humanos. Todo sin renunciar, nunca, al conocimiento científico y tecnológico, así como a las diversas manifestaciones del arte.
379-439: Temas vigentes, temas controversiales
Hacia atrás, hasta donde está la última página de la hemeroteca en línea de MAGIS, se llega al número 379, con fecha de junio de 2005.
A partir de esa edición empezó a digitalizarse la publicación, y es por eso por lo que no se puede acceder a los números anteriores. Tal vez la 379 fue la última revista a dos tintas (blanco y negro, y sus escalas de grises), aunque en esta ocasión con detalles en verde, porque está dedicada al medio ambiente.
En el Colloquium de junio de 2005, la charla es con Adrián Fernández Bremauntz, director de lo que entonces se llamaba Instituto Nacional de Ecología —hoy es Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (inecc)—, dependiente desde 1991 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Corrían los primeros años de la transición democrática en el país, luego de las elecciones presidenciales de 2000 que le dieron el triunfo al panista Vicente Fox. Fernández Bremauntz se lamentaba ya: “Todos los asuntos de política distraen. El medio ambiente no está de moda […] El cambio climático es un cáncer y el Protocolo de Kioto una aspirina. La gente no sabe lo que es el cambio climático”.
Desde este número, las y los lectores pueden transitar por la revistay detenerse en el pensamiento feminista de Victoria Camps, en el 381, y armar un rompecabezas del feminismo con las piezas que agrega en el 387 el sociólogo francés Alan Touraine, quien durante los cuatro años previos al encuentro con MAGIS, sostuvo diversas entrevistas con mujeres para tratar de explicarse el tema y lo hizo en términos que ahora resultarían controversiales. “Ellas dicen: yo soy una mujer, yo hablo como mujer, yo quiero seguir siendo una mujer. Y creo que la mejor manera y la más importante de construirme como mujer es a través de la sexualidad”.
Victoria Camps, una feminista en la máquina del tiempo
Cuando a Victoria Camps le preguntaron si 500 años serían suficientes para alcanzar la igualdad entre los hombres y las mujeres, como aseguraba la ONU en 2005, ella, incrédula, casi dijo: “¿Dónde firmo?”.
“Yo lo firmaría si sólo fuesen 500 años. En un siglo, que es lo que llevamos de revolución de la mujer, se han hecho cosas, pero faltan más […] Que haya una igualdad real y que se repartan las funciones que no pueden ser reguladas por la ley”, dijo entonces la filósofa española en una charla con la colaboradora de MAGIS Valeria Saccone.
Transcurrieron dos decenios desde aquella entrevista. En 2005, el feminismo no pintaba en la agenda mediática y las mujeres eran menos visibles que hoy en la esfera pública. Camps lo vivió en carne propia cuando fue integrante del “comité de sabios” creado por el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero para reformar los medios públicos de comunicación de su país. Ella era la única mujer del grupo.
En las páginas de Colloquium, la filósofa proponía que, una vez que miles de mujeres alcanzaron ciertas condiciones en el camino a la igualdad respecto a los hombres, sigue una reflexión “sobre cuál debe ser su presencia en la sociedad y si pueden aportar algunos valores que no han estado presentes, precisamente porque se han cultivado sólo en la vida privada”, como es el caso de la ética de los cuidados.
Las cosas cambiaron desde aquel encuentro con la publicación. Entre ellas está el hecho de que los feminismos tomaron dimensiones virales.
Hay entrevistas que son un deleite y otras que siembran preguntas, pertinentes 15 años más tarde. Por ejemplo, la que se hizo a Ignacio Núñez de Castro, filósofo y jesuita, quien habla de la célula y las vidas que surgen a partir de ella: la biológica, la intelectual, la espiritual y la conciencia humana. “Quizá no hay función más difícil de definir que la de la vida”, afirma y nos deja en ascuas.
Vivir es un verbo acompañado del sustantivo libertad. ¿Cómo los utilizamos para construir comunidad y democracia? “Uno puede elegir ser ciudadano que lucha por mejorar, o ser un vasallo que soporta lo que pasa y ya está, pero no hay más”, responde el filósofo y escritor Fernando Savater a una de las preguntas que le hizo Juan Carlos Núñez Bustillos para el Colloquium de la edición 409, de abril-mayo de 2009. Savater recuerda la importancia de leer a Kant, a Spinoza y a otros grandes de la filosofía moral, así como de reflexionar acerca de la ética: “Cuando una persona pregunta para qué sirve, quiere decir que no entiende de libertad, que se limita a obedecer, a estar, a seguir el camino que otros le marcan”.
Otra recomendación es la entrevista a Julieta Fierro, en el número 421, de abril-mayo de 2011. Tras leerla se enciende la curiosidad por aprender sobre los misterios que nos rodean y que apenas son perceptibles para los sentidos. “Cuando la gente conoce la ciencia, tiene un nivel de vida más alto, cuenta con mayores recursos para pensar, analizar y resolver los problemas”, es la invitación tentadora de la divulgadora científica.
Chomsky, el último mohicano contra el neoliberalismo
El lingüista y activista antisistema Noam Chomsky es una mente sagaz que pone en aprietos a la “mentalidad imperialista” de Estados Unidos, como se lee en el número 414 de MAGIS (febrero–marzo de 2010).
“Los principios fundamentales de la política exterior de Estados Unidos no han cambiado desde 1820, y uno de esos principios es que debe controlar a América Latina”, le asegura a Mauricio A. Rodríguez, su entrevistador, en un diálogo alejado de solemnidades.
El intelectual detalla lo que, según él, es el modelo para armar del intervencionismo estadounidense a escala global. Chomsky construye escenarios hipotéticos (¿y si Irán hubiera financiado una dictadura en Estados Unidos, como lo hizo Washington en Chile?) en los cuales su nación siempre se percibe a sí misma como el prefecto del mundo: “Hay una profunda mentalidad imperial que apoya esta visión: nosotros tenemos el derecho de controlar el mundo por la fuerza”.
Medio Oriente, Venezuela, Bolivia… México, por supuesto, no se le escapa al prefecto, de acuerdo con esa charla de 2008, hace 16 años, cuando la guerra recién declarada contra el narcotráfico por el gobierno de Felipe Calderón tomaba un cariz violento que persiste hasta nuestros días. Sobre el asunto, dice: “Son problemas exportados por Estados Unidos, exportados por la demanda de drogas, que es la causa del problema […] Si México es un Estado fallido por esto, el problema se remonta al uso de las drogas y al fracaso para enfrentar el problema de forma humana y sensible”.
Uno de los valores agregados de Colloquium es que sus abordajes van de la escala global al escenario local. Una muestra es la conversación con Enrique Beldarraín, epidemiólogo del Tribunal Latinoamericano del Agua (MAGIS 404, junio-julio de 2008). A mediados de ese año, el especialista urgía a atender el problema de contaminación del río Santiago y la salud de las poblaciones cercanas al torrente, en los municipios de El Salto y Juanacatlán, en el Área Metropolitana de Guadalajara. “Más que una emergencia ambiental, es una emergencia humana […] si perdemos la esperanza, no podemos trabajar. Hay que devolvérsela a la gente de El Salto”. En 2024, sus palabras podrían replicarse idénticas.
Entre los números 379 y 439 (abril-mayo de 2014), el Pantone de temas intelectuales y de personajes colorea Colloquium: hay política con el expresidente del entonces Instituto Nacional Electoral, José Woldenberg; literatura con el escritor Juan Villoro, quien recuerda que “el arte es una forma de trascender el dolor”; cine con la actriz Cecilia Suárez; astronomía con José de la Herrán, promotor de la Agencia Espacial Mexicana; ciencia con el doctor Ruy Pérez Tamayo; prensa con la periodista Carmen Aristegui; activismo con Lolita Bosch; historia desde la visión de Enrique Florescano; migración a través del caleidoscopio de Alejandro Solalinde; y música electrónica con Nortec Collective.
Andrew Garfield, el sorprendente hombre de fe
La extrañeza al mirar, en plena portada de MAGIS, al sorprendente Hombre Araña, sólo se compara con la conmoción al saber que Andrew Garfield —quien encarnó al súper héroe en la película de Marc Webb— se transformó en el sacerdote jesuita Sebastião Rodrigues, en el Japón del siglo XVII, para la película Silencio (2016), de Martin Scorsese.
La entrevista con Garfield fue publicada originalmente por America. The Jesuit Review, en enero de 2017, apenas tres meses antes de que apareciera en MAGIS.
El trabajo es fabuloso. En parte porque el entrevistador, el jesuita Brendan Busse, logra llegar a las entrañas espirituales del actor, quien le confiesa: “Oro por ser más libre para ofrecerme vulnerablemente… y para que estas otras voces, ya sean internas o externas, pierdan un poco su poder de imponerse a esa llama, a la posibilidad de ofrecer nuestro corazón más puro, vulnerable, quebrado y abierto… al servicio de Dios, al servicio de un bien más grande, al servicio del amor, de lo divino”.
Y se confirma lo fabuloso, porque en ese número la charla con Garfield es apenas la punta de una madeja de entrevistas sobre el filme. En una de ellas, otro jesuita, James Martin, conversa con el mismísimo Martin Scorsese. Y, un poco adelante, Brian Strassburger, SJ, y Dan Dixon, SJ, dialogan con James Martin, quien, nos enteramos, fue asesor del guion de Silencio y “entrenador” espiritual de los actores del filme. ¿El resultado final? Un Colloquium que se dibuja por medio de un círculo completo de charlas.
440-499 Mujeres y esperanza
Tal vez porque parecen más cercanas, en la necedad de comparar todo con nuestro tiempo presente, las últimas 60 entrevistas de Colloquium son más fáciles de revisar.
Los lenguajes de la comunicación son todo menos objetividad, como nos insiste el fotógrafo mexicano Pedro Meyer, entrevistado por Rogelio Villarreal para el número 440 (junio-julio de 2014). Sus palabras son el pretexto para hablar, en adelante, de las entrevistas más significativas y de esta segunda temporada, y también para decir que los criterios de selección son personales.
En general, son inspiradoras las entrevistas a Jon Maddog Hall, promotor del software libre, quien decreta que el próximo Einstein puede nacer en cualquier parte del mundo (MAGIS 442, octubre-noviembre de 2014); a los fundadores de Tumbona Ediciones, Luigi Amara y Vivian Abenshushan, y su declaración: “Nosotros estamos en contra del copyright. El objetivo es que los libros, además de venderse, puedan circular, digamos, que no estén en una caja fuerte”, que causó tanto ruido en algún lector; de la religiosa benedictina Teresa Forcades, quien afirma que “una mujer debe tomar las decisiones que considere pertinentes sobre sí misma, como cualquier persona, y respetar esa libertad es actuar como Dios nos trata”. Y, por supuesto, también está la viróloga honoris causa del Sistema Universitario Jesuita, Susana López Charretón: “Y yo nunca tuve dudas. También jugaba a la comidita y otras cosas así, pero eso de cazar lagartijas o echarles sal a las lombrices [era lo mío]”.
Sin embargo, me detengo más en otras conversaciones, por su significado para eso que llamamos esperanza. En MAGIS 448, Gustavo Esteva (1926-2022), fundador de la Universidad de la Tierra en Oaxaca, hace una crítica severa al sistema educativo mexicano: “En la escuela los niños aprenden a decir: ‘Sí, señor; sí, señora’, a obedecer totalmente, hasta a la autoridad más irracional”. Al mismo tiempo, añade, podemos estar llenos de esperanza, que no es lo mismo que optimismo. “Es muy importante recuperar la esperanza como una fuerza social, porque es la clave para salir adelante. La gente se pone en movimiento porque tiene esperanza, porque cree que con la acción puede producir un resultado distinto…”.
Más tarde, MAGIS 452 aborda, por primera vez en Colloquium, un asunto que hoy parecería que siempre estuvo ahí, pero no. En entrevista, Julia Monárrez Fragoso, especialista en violencia contra las mujeres, a mediados de 2016 expone varios casos como el de los Porkys, el grupo de jóvenes ricos que violó a una adolescente en Veracruz, como parte de un entorno atravesado por la violencia, no como un conjunto de situaciones aisladas. Treinta y un números y cinco años después, en septiembre de 2021, la pertinencia de la conversación con Monárrez es indudable. Colloquium 483 (septiembre-octubre 2021) presenta a la escritora Cristina Rivera Garza a propósito de su libro El invencible verano de Liliana, que trata acerca del feminicidio de su hermana, Liliana Rivera. “Los feminicidas quieren borrar, callar a las mujeres, hacer que nadie las vea; es una forma de posesión completa y absoluta […] Quiero pensar que verla en todos lados es una forma de decirle al feminicida: ‘No ganaste, ella es más fuerte que tú’”. En mayo pasado, tres años después, Cristina Rivera Garza obtuvo el premio Pulitzer precisamente por ese título.
En MAGIS 494 (julio-agosto de 2023), Patricia Amézaga, científica nanotecnóloga reconocida con el premio Ada Byron, vuelve sobre los absurdos de la educación tradicional y su efecto en la enseñanza de las ciencias exactas. Se pregunta: “¿Por qué memorizar una ecuación cuando la podemos llevar en una hoja y aprender a aplicarla? Creo que son técnicas obsoletas de enseñanza que terminan por bloquear a los alumnos. La ciencia yo la platico de manera muy básica, de manera que la entiendan no nada más mis estudiantes, sino también un ama de casa, un estudiante de primaria, de secundaria o de nivel medio. Trato de ponerles la ciencia en el día a día”.
Finalmente, o más bien antes, en el número 484 (noviembre-diciembre de 2021), la periodista y escritora argentina Leila Guerriero, una de mis preferidas, se refiere justo al Colloquium, a esa conversación que, vista desde el periodismo, es un género y se llama entrevista: “Mi método es paciencia y escucha atenta, capacidad de leer al otro, de no apresurarme, de contar con tiempo para saber que voy a volver a verlo. Una curiosidad devoradora y genuina. No hay nada más antinatural que la entrevista, estás haciendo preguntas a una persona desconocida y a lo largo de un proceso de mucho tiempo termina siendo una persona muy cercana y terminas teniendo una especie de conocimiento de cómo funciona su cabeza, pero sin ser tu novio ni novia ni amante ni pareja ni amiga”.
Eso ha sido Colloquium.
El virus de los derechos y la necesidad de denunciar
Los virus suelen ser invisibles, al igual que muchas violaciones a los derechos humanos. Lo extraordinario del sars-cov-2 es que situó el microscopio sobre un sinnúmero de desigualdades, violencias y ejercicios autoritarios del poder en América Latina. Pronto supimos que la covid-19 era tremendamente racista, clasista y machista.
La covid se asomó por primera vez a MAGIS en julio de 2020. La voz de la entonces directora de Investigación de Amnistía Internacional para las Américas, Carolina Jiménez Sandoval, se deslizó entre las páginas de la revista para denunciar la crisis de derechos humanos que se había ido develando con la pandemia: la violencia en las fronteras, los arrestos arbitrarios, el peligro que corrían muchas mujeres, niños y niñas durante el confinamiento en sus propias casas. La llama del autoritarismo aquí y allá.
El interlocutor de Carolina, el periodista Rubén Martín, le preguntó cómo era posible defender los derechos en tiempos de encierro —¿no parece que ya pasaron siglos?—. “Tenemos que ser creativos en este momento […] Pronto volveremos a tener la oportunidad de protestar pacíficamente en las calles, pero ésa no es la única forma de protestar que existe: el mundo virtual también nos da la oportunidad de usar las redes sociales y nuestras propias plataformas para alzar nuestra voz […] Creo que no hay que subestimar el poder de un individuo protestando, incluso en tiempos en los que estamos recluidos en nuestras casas”. Estábamos en un mundo enrarecido; MAGIS lo narraba.