Tonatiuh Moreno. Animar dibujos va más allá de la técnica
Teresa Sánchez Vilches – Edición 402
Cuando una historia es recreada a partir de dibujos animados, la tarea del director es dotar a los personajes de un espíritu que antes no existía. Para Tonatiuh Moreno Ramos, hay que tener la sensibilidad y la dedicación para darle vida propia a cada movimiento.
En una película donde los personajes son encarnados por seres humanos, el director pone especial cuidado en cada movimiento que realizan los actores para crear la emoción que quiere registrar en la cámara de cine: dirige los pasos, la cadencia y la personalidad de los protagonistas. Cuando una historia es recreada a partir de dibujos animados, la tarea del director es semejante. La diferencia es que además hay que dotar a los personajes de un espíritu que antes no existía.
Para Tonatiuh Moreno Ramos, egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación del ITESO en 1997, el arte de animar va más allá de la técnica. No basta con dominar los programas de computación. Hay que tener la sensibilidad y la dedicación para darle vida propia a cada movimiento. Desde muy joven vio en las caricaturas la posibilidad de crear sus propios mundos. Al principio dibujaba como pasatiempo. Después colaboró en diarios como La Jornada. Un día descubrió que sus personajes podían cobrar vida a partir de la animación y desde entonces se dedica a ello. Al lado de un equipo de amantes de esta expresión artística, a mediados de 2007, Tonatiuh obtuvo uno de los apoyos que el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) otorgó para la realización de cortometrajes en 2008. El proyecto con el que ganó es “El relato de Sam Brennan”, un corto musicalizado de seis minutos, animado en 2D, sin diálogos, basado en una canción escrita por Mary Carmen Camarena, vocalista del grupo tapatío Radaid.
Actualmente, este comunicólogo dirige un estudio de animación llamado Haini, donde también se desempeña como ilustrador y diseñador de juegos.
EN 50 AÑOS…
“Yo sí me imagino ya con varias películas. Voy a tener 84 años y me gustaría estar dirigiendo las últimas. Me gustaría que en México creciera la animación, pero no a lo tonto. Ahorita le están metiendo demasiados intereses mercadotécnicos. Entonces se hace animación con el propósito de divertir y ya, sin querer llegar más allá. Sería triste que siguiéramos por ese camino. ¿Por qué si nosotros tenemos las posibilidades de hacerlo, dejamos que sean los gringos y los japoneses los que nos cuenten todas las historias?, ¿por qué no nos ponemos más de acuerdo?”.