Música e infancia
Sergio Padilla – Edición 457
Muchas obras, no pensadas necesariamente para la niñez, son de gran utilidad para formar su gusto por la música, como podrían ser Las cuatro estaciones de Vivaldi, o conciertos y sinfonías de Mozart o Beethoven
Cuando se aborda el campo de la llamada música clásica en relación con el tema de la infancia, vemos que se puede tratar desde tres vertientes distintas. En primer lugar, tendríamos que hablar de las obras escritas por los grandes compositores pensando en los niños. Si bien no todos los creadores musicales compusieron obras para niños, los que lo hicieron, como Haydn, Saint-Saëns o Tchaikovsky, entre otros, dejaron verdaderas obras maestras, muy apreciadas por chicos y grandes. En segundo lugar, podemos hablar de las obras que fueron compuestas para introducir y formar a la infancia en el mundo de la música, destacando, por su solidez didáctica, el cuento musical Pedro y el lobo, de Prokófiev, así como La guía orquestal para jóvenes, del compositor británico Benjamin Britten. Aunque bien podríamos decir que muchas obras, no pensadas necesariamente para la niñez, son de gran utilidad para formar su gusto por la música, como podrían ser Las cuatro estaciones de Vivaldi, o conciertos y sinfonías de Mozart o Beethoven. En tercer lugar, tendríamos que tener presentes a las niñas y los niños prodigio, quienes fundamentalmente destacan en el dominio de algún instrumento. Muchos de los grandes solistas, como los ya consagrados pianistas Yevgeni Kisin y Daniel Baremboim,sobresalieron desde pequeños en los más importantes escenarios del mundo. Hoy en día, una mexicana, Daniela Liebman (2002), se ha constituido como una de las más grandes jóvenes pianistas en el mundo.
Mozart: Toy Symphony
Hans Stadlmair, Munich Chamber Orchestra
Tudor, 2009
Una obra que goza del aprecio de los melómanos de todo el mundo es la llamada Sinfonía de los juguetes, atribuida durante mucho tiempo a Leopoldo Mozart, padre del famoso compositor austriaco, aunque después se llegó a decir que su autor fue F. J. Haydn, quien supuestamente la tituló Kindersinfonie (Sinfonía de los niños). Hoy en día, algunos musicólogos se la atribuyen al monje benedictino Edmund Angerer. Fuera de las discusiones, lo cierto es que esta obra es un buen pretexto para introducir a los niños al mundo de la música.
Mozart: Piano Concertos Nos. 1-4
Gerrit Zitterbart
Haenssler Classic, 2000
Cuando se quiere introducir a las niñas y a los niños a la música clásica, es frecuente que se les lleve a apreciar los primeros cuatro conciertos para piano de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), escritos en 1767, justo cuando el compositor tenía solamente once años de edad. Musicalmente están escritos para una pequeña orquesta y pianoforte, ya que todavía no existía el piano tal como lo conocemos ahora. Son obras sencillas, pero no por ello menos bellas e inspiradas, y muy representativas del periodo infantil de Mozart.
Prokófiev: Pedro y el lobo
Orquesta Sinfónica Nacional
Bis Music, 2010
Con el encargo de escribir una obra didáctica para interesar a los niños en la música, el compositor ruso Serguéi Prokófiev (1891-1953) estrenó, en 1936, la pieza sinfónica Pedro y el lobo, donde narra la historia de un niño que se relaciona con diversos animales y personajes, cada uno de los cuales es representado por un instrumento en particular. La obra mezcla magistralmente la música y la palabra por medio de la presencia de un narrador. Desde entonces, su calidad la coloca entre las piezas más famosas para formar el gusto musical en la infancia.
Tchaikovsky: The Nutcracker
The Royal Ballet
Opus Arte, 2010
Si hay una obra que a lo largo del mundo congrega a las niñas y a los niños, en compañía de sus padres y madres, en tiempos cercanos a la Navidad, es el ballet El cascanueces, compuesto en 1892 por la rica y melódica inspiración del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovski (1840-1893). A lo largo de sus dos actos se va sucediendo una serie de extraordinarios pasajes que, de suyo, son ampliamente conocidos y apreciados por los melómanos de todo el mundo. Una obra fundamental que ha provocado que niñas y niños se hayan enamorado de la música y del ballet.
Javier Camarena: Canta a Cri-Cri
Sony Music, 2016
¿Por qué incluir a Cri-Cri, el Grillito Cantor, en una lista de obras que corresponden a la llamada “música clásica”? Pues precisamente porque podríamos considerar la música de Francisco Gabilondo Soler como todo un clásico y porque, gracias a sus canciones, muchos niños y niñas mexicanos aprendimos a apreciar la música. El compositor veracruzano fue poseedor de un rico ingenio y de inspiración melódica, pues lo mismo compuso tangos que pasodobles, jotas, valses, etcétera. Tenores del nivel de Plácido Domingo y Javier Camarena han grabado su música.