Menopausia: un viaje de transformación y autoconocimiento

Karen Arthur es una pódcaster que se centra en los viajes de las mujeres negras en la menopausia en el Reino Unido. "Una de las razones por las que comencé mi pódcast, Menopause While Black, fue porque no veía a nadie que se pareciera a mí dentro del espacio de la menopausia. Simplemente no se veía diversidad, ya fueran mujeres negras, mujeres del sur de Asia o cualquier otra persona que no fuera un grupo demográfico blanco. Deberíamos hacer llegar el mensaje a la mayor cantidad de personas que están pasando por la menopausia para que tengan una experiencia positiva; cuanto más hablemos de ello, más posibilidades tendrán de escuchar algo que puedan reconocer.

Menopausia: un viaje de transformación y autoconocimiento

– Edición 498

Fotos: Elizabeth Dalziel

Los cambios que enfrentan las mujeres que llegan a esta etapa de la vida pueden convertirse en dificultades agravadas por la falta de información, la estigmatización social, la incomprensión en los entornos familiar y laboral y la sensación de soledad. Es hora de empezar a desmontar las concepciones culturales y los prejuicios por los que la menopausia es considerada, a menudo, como un tabú, incluso en las sociedades modernas

Cuando tienes 40 y pocos años no te pones a pensar en que el camino hacia la menopausia es cada vez más corto. Desde niña aprendí que esa etapa en la vida era sinónimo de vejez y que, por ende, me llegaría a los 60 años o más. Siempre consideré que faltaba mucho tiempo.

Tenía 44 cuando comencé a tener periodos menstruales más espaciados, poco a poco mi energía se vio disminuida y entré en una franca depresión que se prolongó por los años siguientes. Hace poco, ya en mis 47, me empezaron a doler las articulaciones, tuve bochornos y malestar físico y emocional generalizado. Pasé por una lista de varios especialistas a los que, sin saber lo que ahora sé, les contaba síntomas aislados que no tuvieron solución. Me hice infinidad de estudios médicos para detectar algún padecimiento grave que, suponía, era inminente. Los médicos no detectaron ninguna enfermedad, pero tampoco me explicaron que podría ser parte de esta transición en la que mi ciclo reproductivo estaba por terminar.

No fue sino hasta que platiqué con una amiga, que nos dimos cuenta de que lo que estábamos viviendo tenía muchas coincidencias y que quizá se trataba de la menopausia. Era difícil aceptarlo. Nos parecía increíble que esa etapa se estuviera acabando para nosotras. Ni ella ni yo tuvimos hijos por decisión propia, pero aun así, aceptar que la vida reproductiva se estaba terminando y, con ello, parte de nuestra constitución corporal, no fue sencillo. Lo primero, pensé, es entender lo que pasa en mi cuerpo. Así empezó mi investigación.

Un proceso natural

Para entenderlo mejor, el climaterio es una fase de transición en la vida reproductiva en la que disminuye progresivamente la producción de hormonas sexuales, lo que conduce a la menopausia, es decir, al fin de la etapa fértil. La fase conocida como climaterio incluye la perimenopausia (el tiempo que precede a la menopausia), la menopausia (el cese de los periodos menstruales) y la posmenopausia (los años siguientes). A menudo se confunden los términos climaterio y menopausia y, aunque estrictamente no son lo mismo, hay países en donde la palabra menopausia se usa de forma indistinta para referirse a las dos etapas.

Durante el climaterio, desciende la producción de hormonas sexuales, principalmente estrógeno y progesterona. Entre los síntomas más comunes están las alteraciones en el ciclo menstrual, los sofocos (bochornos), los sudores nocturnos, los cambios de humor, los trastornos del sueño y la sequedad vaginal; aunque también pueden presentarse depresión, ansiedad, reducción de la libido, mala memoria, dificultad para concentrarse, dolor en las articulaciones, piel seca, pérdida de cabello, uñas débiles, cansancio, aumento de peso y dolor mamario, entre otros.

La menopausia ha ganado visibilidad y reconocimiento social, sobre todo con el aumento de la expectativa de vida. En el México de 1950, por ejemplo, el promedio de vida de las mujeres era de 47 años. En 2020 se elevó a 75.2, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Ante este panorama, es un hecho que cada vez habrá más mujeres transitando esta etapa.

Laura Flores González, sexóloga e investigadora de la Universidad de Guadalajara, resalta la importancia de reconocer que el climaterio y la menopausia son etapas normales del envejecimiento: “Los síntomas vasomotores, como bochornos y sensaciones intensas de calor, son comunes, además de la atrofia urogenital que afecta a la sexualidad. Estos cambios repercuten en los ámbitos laboral, familiar y social, así como en la percepción individual de las mujeres, incluidos aspectos emocionales, orgánicos y mentales”.

La caída de la producción de estrógenos afecta distintas funciones, más allá de la capacidad reproductiva. Esta hormona protege al cerebro, por lo que su disminución aumenta el riesgo de deterioro cognitivo que lleva a la demencia o al alzhéimer. En la salud ocular se corre el riesgo de desarrollar glaucoma. La piel se vuelve más delgada y seca. El tejido mamario pierde volumen y turgencia.

Carolyn Harris, integrante del Parlamento por Swansea East, dice: “Empecé a recibir consultas de grupos preguntándome si podían venir al parlamento para hablar sobre la menopausia. Entré en la Cámara y hablé sobre cómo necesitábamos que las mujeres menopáusicas tuvieran la información y el tratamiento médico adecuados. Hoy soy la presidenta del grupo parlamentario para el bienestar y la menopausia. Estamos trabajando en TRH, observando la menopausia en el lugar de trabajo, en el sistema de justicia penal, capacitando a profesionales de la menopausia. Una de cada 10 mujeres deja de trabajar y 4 de cada 10 mujeres reducen su jornada.

Los estrógenos también tienen un papel muy importante en la protección cardiovascular. Tras la menopausia, explica Flores, las mujeres igualan a los hombres en cuanto al riesgo de sufrir infartos. Hay mayor resistencia vascular y pueden surgir problemas circulatorios. En el caso del hígado, la falta de estrógenos merma la producción de enzimas. En el útero termina la proliferación del endometrio, que se materializa con la desaparición de la menstruación.

El riesgo de cáncer de colon aumenta. Además, se eleva el riesgo de osteoporosis, especialmente en aquellas mujeres que no han tenido acceso a una alimentación balanceada, ni actividad física regular. La pérdida de densidad ósea aumenta el riesgo de fracturas.

La atrofia urogenital conlleva una involución y la minoración funcional de los órganos sexuales, que deriva en pérdida de elasticidad, hidratación y tamaño. La lubricación vaginal también baja. Esto puede causar dolor durante las relaciones sexuales, disfunciones sexuales y alteraciones en el sistema urinario.

Pero hay quienes no llegan al climaterio y la menopausia de forma natural. La menopausia inducida puede ser prescrita a mujeres de cualquier edad y suele ser el resultado de intervenciones médicas, como la extirpación quirúrgica de los ovarios, la radioterapia o la quimioterapia después de haber padecido algún tipo de cáncer. A diferencia de la menopausia natural, que es un proceso gradual, la menopausia inducida suele ser abrupta, lo que lleva a otras implicaciones, además de las que ocurren en una menopausia natural. Los síntomas son los mismos, pero tienden a ser más severos por la disminución brusca de hormonas.

Karla Barajas Juárez tiene 51 años. Desde los 45 vive una menopausia inducida, luego de que le detectaran un cáncer de mama que se alimentaba de estrógenos y progesterona. Después de un tratamiento de quimioterapia y una mastectomía, los doctores decidieron suprimir el proceso de menstruación para evitar que el cáncer regresara.

Fue un proceso abrupto que se unió a las demás pérdidas: “Tengo muchos efectos secundarios. No sé si es diferente cuando es forzada la menopausia a cuando es natural, pero, pues sí, tengo muchos bochornos, dolor de cabeza, insomnio, dolor de articulaciones. Ya me hicieron un estudio en el que se ve que ya tengo desgaste de huesos. Además, tengo resequedad vaginal. Otra cosa que descubrí hace poco es que los labios vaginales se empiezan a adelgazar por la menopausia. Vas perdiendo la grasa natural. Un día que me estaba viendo, yo sentía que se asomaba de mi vagina una bola con un puntito, ya después la ginecóloga me dijo que era mi uretra: que, como mis labios ya están más delgados, la uretra se asoma”.

Desde que tuvo su primera menstruación, a los 12 años, Karla renegaba cada mes: “Desde el primer momento dije: ‘¡Ay, qué horror!’. Siempre la viví con enojo, con molestia, con hartazgo. Me molestaba cada que me llegaba. También me daba vergüenza, era algo que sentía que debía ocultar, especialmente con las parejas, como si fuera algo vergonzoso. Al mes de que me diagnosticaron cáncer y me dijeron que me iban a suprimir la menstruación, yo ahí, todavía en ese momento, me sentía avergonzada. Me tomó meses darme cuenta de que la menstruación es vida. Y yo todo el tiempo estaba enojada con ella y no tenía por qué; después quise hacer las paces y darle las gracias por lo que me dio mientras la tuve, y sí, me lamentaba de que no pude despedirme, porque me la cortaron así, de tajo, sin avisos, sin nada”.

Durante todo este tiempo, Karla ha tenido que sobrellevar los síntomas de la menopausia con tratamientos alternativos a los tradicionales, como la buena alimentación y el ejercicio. Su diagnóstico de cáncer que se alimenta de hormonas le impidió ser candidata a una Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH).

“He descubierto que con el ejercicio y la alimentación, mis síntomas son más leves. Cuando estoy comiendo más sanamente, tengo menos bochornos. Cuando hago ejercicio —que trato de hacerlo regularmente—, me duelen menos las articulaciones y me siento mejor emocionalmente. Me pone de buen humor. De repente lloras por todo, hasta por un anuncio en la televisión, sientes que te estás volviendo loca. A mí me ha servido que he conectado con otras mujeres en Instagram que me ayudan a entender que no estoy loca, sino que es parte del proceso de una mujer que tiene o tuvo cáncer, y que la vuelven menopáusica a la fuerza”, relata.

Conciencia + comprensión

Araceli Sanz Martin, responsable del laboratorio de Estrés y Neurodesarrollo del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara, insiste en que esta transición física y orgánica no es el único cambio que las mujeres viven entre los 40 y los 60 años: “En esta etapa, muchas tienen hijos adolescentes, lo que genera nuevas dinámicas y posibles tensiones en la familia y la pareja. Esta independencia cada vez mayor de los hijos puede generar ciertas tensiones en la pareja también. Especialmente en aquellas que no han fortalecido su relación.

“Los estrógenos son un antidepresivo natural y la progesterona es un ansiolítico natural. La disminución abrupta de estas hormonas puede predisponer a las mujeres a la depresión y la ansiedad, en especial a aquellas con historial de síntomas premenstruales severos o episodios previos de ansiedad o depresión. Quienes mantienen un estilo de vida activo y una dieta equilibrada pueden experimentar la menopausia de una forma más llevadera”. El apoyo emocional y la psicoterapia, señala, son cruciales durante esta transición. Es importante que busquen tiempo de calidad para sí mismas y fortalezcan su red de apoyo social.

La académica resalta la importancia de la conciencia y la preparación para enfrentar la menopausia: “Muchas mujeres son tomadas por sorpresa por esta etapa, en especial en culturas como la mexicana, donde la preparación y la atención a la salud mental y física no son prioritarias”.

Devika Chakabrotri tiene 45 años y un día supo que había entrado en la perimenopausia. No tuvo que acudir al médico para darse cuenta de que algo en su cuerpo estaba cambiando. Lecturas y conversaciones con amigas le dieron un poco de luz. Su menstruación siempre había sido muy regular y un día dejó de serlo. Su estado de ánimo siempre había sido muy estable y un día también dejó de serlo. A lo largo de 18 meses se dieron cambios de forma progresiva.

“Siento que mi cuerpo ya no es el mío. No lo reconozco, no es confiable de la misma manera. Y a veces pienso que así es la vida. Tienes hijos, tienes padres envejeciendo, es una sensación abrumadora de que hay mucho sucediendo”. Uno de los síntomas que más han afectado la vida de Devika es la irritabilidad: “La única forma de describirlo es ira. Me siento bien por la mañana y, por la tarde, tengo sólo irritación irracional y en lo que me hago consciente de lo que me pasa, no puedo evitar gritar”.

Devika tiene hijos y habla de cómo el tránsito por la perimenopausia ha modificado su dinámica familiar. Cuando le llega un ataque de ira y es consciente, trata de no explotar: “Mi cabeza dice: ‘Cálmate, estás siendo irracional’, pero hablo abiertamente con los niños sobre ello, dándome cuenta de cuándo empiezo a sentir esta ansiedad. Así que les doy una advertencia. Puedo racionalizarlo, pero no controlarlo.

“Por ejemplo, cuando les pido a los niños que hagan algo, pues ellos no siempre responden a la primera, y mi reacción es exagerada, como gritarles para que hagan algo, lo que es realmente injusto para ellos. Definitivamente soy más consciente de ello. Cuando me pasa, quiero estar sola. No quiero que la gente me haga preguntas, sólo necesito irme y calmarme”.

Además de este síntoma, Devika sufre de niebla mental: “En esta temporada está afectada mi habilidad para recordar información. Siempre he escrito cosas, pero incluso si escribo cosas y las leo de nuevo, simplemente el recuerdo no está allí, mi mente se nubla”.

Una práctica que le ayuda mucho a Devika en su relación familiar es que habla mucho con sus hijos y su esposo de lo que le pasa: “Están comenzando a entender. Además, tengo un esposo que es muy comprensivo. Creo que si no hablamos de ello y lo ocultamos y fingimos que no sucede, entonces se llevarán el sentimiento de que lo que me pasa es algo muy negativo, pero día a día tratamos de transformarlo en algo positivo”.

El doctor Vikram Sinai comenta: “Hace 10 años solía tener pacientes de entre 40 y 50 años con síntomas de perimenopausia y menopausia. Fueron enviados de un lugar a otro para encontrar una solución. Un reumatólogo para dolores articulares, un dermatólogo para la piel, un psiquiatra para problemas del estado de ánimo. En su lugar, deberían consultar a una persona, alguien que se especialice en la menopausia”.

Vida sexual

Laura Flores González explica que la deficiencia de estrógenos puede provocar menor lubricación vaginal, retraso para alcanzar el orgasmo, alteraciones sensoriales y vasomotoras y cambios en el estado de ánimo. La falta de testosterona puede reducir las fantasías sexuales y la motivación para la actividad sexual: “Se calcula que entre 47 y 51 por ciento de las mujeres experimenta síntomas notables relacionados con la menopausia, variando en intensidad y cantidad. La motivación sexual en las mujeres se ve afectada por estos cambios, dependiendo de cómo ellas y sus parejas los manejen”.

De acuerdo con la experta, los desafíos más comunes en este terreno incluyen la adaptación a los bochornos, los sudores nocturnos y la atrofia urogenital, así como la adaptación progresiva a los cambios en la apariencia corporal y la percepción personal de estos cambios en relación con la vida sexual, la actividad erótica y la satisfacción en la vida sexual.

Flores menciona el estudio VIVA, una investigación internacional realizada con 3 mil 520 mujeres, que se enfocó en explorar la salud vaginal, los pensamientos, las percepciones y las actitudes de las mujeres con respecto a la menopausia. De acuerdo con los resultados, 45 por ciento de las participantes experimentó una amplia gama de síntomas, 83 por ciento reportó dolor durante las relaciones sexuales y 42 por ciento enfrentó alteraciones en la micción. Además, la resequedad y la incomodidad vaginal, la picazón y la sensación de quemazón o ardor en la vulva y los genitales fueron mencionadas de forma recurrente.

“El ejercicio y la alimentación son parte importante para una buena calidad de vida. Trabajar en mantener una mentalidad positiva ayudará a lentificar el proceso de envejecimiento y ayudará a mantenernos en un estado saludable por más tiempo. Las mujeres que no hacen ejercicio, que son sedentarias, que no llevan buena alimentación y que tienen muchos problemas de interacción con otras personas, dificultades, peleas, y que llevan una mala relación de pareja, son más proclives a que sus síntomas empeoren durante el climaterio y la menopausia”, dijo.

Para las cuestiones específicas, como la sequedad vaginal, se debe dar una buena atención a la función sexual y genital: “Muchas mujeres tienen literalmente abandonada la función sexual que tiene que ver con respuestas sexuales, con relaciones sexuales o con el autoerotismo o la masturbación. Cualquier órgano del cuerpo que no se ejercite se deteriora. La sequedad vaginal hará que la mujer evite la relación erótica en la medida de lo posible; de ahí la importancia del autoerotismo, ya que ayuda a activar la respuesta sexual, a producir lubricación, a tratar de mantener la elasticidad de la vagina y tratar de incrementar la frecuencia de orgasmos, lo que dará como consecuencia un mejor funcionamiento en los encuentros con alguien más”.

Para mantener la función sexual, asegura la investigadora, también hay que incrementar la hidratación, tener una higiene del sueño y contemplar el uso de lubricantes y humectantes vaginales.

Tratamientos

A lo largo de los años se ha desarrollado una variedad de tratamientos, tanto tradicionales como innovadores, para mitigar los síntomas.

Históricamente, la Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) ha sido el pilar en el manejo de los síntomas. Implica la administración de hormonas, como el estrógeno y la progesterona, para aliviar molestias, como los sofocos, los sudores nocturnos y la sequedad vaginal. En México, la TRH tiene un costo promedio de 800 pesos mensuales y puede llegar a los mil 200 pesos. De acuerdo con el médico Ignacio Salvador Nájar Fuentes, fundador de la Asociación Jalisciense para el Estudio del Climaterio, A. C., hasta el momento, en el sector salud del país se administran a las pacientes sólo algunas presentaciones de la TRH que, en general, dice, están muy limitadas y sin actualización.

Se sabe, añade el galeno, que poco más de 50 por ciento de las mujeres con síntomas por climaterio o menopausia son candidatas a la TRH. Sin embargo, sólo alrededor de cinco por ciento la usan. Entre las casusas están la desinformación y la satanización que hay con respecto a la prescripción de hormonas.

Por otro lado, están los antidepresivos, en especial los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que se recetan con frecuencia para controlar los cambios de humor y los sofocos.

Otro aspecto crítico es el de la prevención y el tratamiento de la osteoporosis, una preocupación común durante la menopausia. Se utilizan los bisfosfonatos y otros medicamentos relacionados para fortalecer los huesos. Complementariamente, se recomiendan suplementos de calcio y vitamina d para mantener la salud ósea. Además, los cambios en el estilo de vida, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y técnicas de manejo del estrés, como el yoga y la meditación, son esenciales para un enfoque holístico del tratamiento.

En este sentido, Nájar Fuentes insiste en la urgencia del cuidado de la salud de las mujeres desde antes de que comiencen con problemas de osteoporosis, por lo que insta a que tanto médicos como pacientes pongan atención especial en realizar de forma oportuna los estudios necesarios, en este caso, la densitometría ósea.

Para quienes no son candidatas a la TRH, o prefieren tomar otros caminos, se han desarrollado terapias no hormonales, con medicamentos como el Osphena, para tratar síntomas específicos como la sequedad vaginal. Los péptidos biomiméticos representan una vanguardia en el tratamiento, imitando las funciones de las hormonas naturales con menos riesgos asociados. Los moduladores selectivos del receptor de estrógeno (SERM, por sus siglas en inglés) actúan de forma selectiva en los receptores de estrógeno en el cuerpo.

Los fitoestrógenos, encontrados en alimentos, como la soya, y en otros remedios herbales, se han popularizado como alternativas naturales. Además, las tecnologías de biofeedback ofrecen a las mujeres nuevas formas de monitorear y controlar funciones corporales, como la temperatura de la piel, para manejar los sofocos de manera más efectiva.

En estos días se ha extendido el uso de pellets, también conocidos como implantes hormonales subcutáneos, como una opción para paliar los síntomas; sin embargo, hay aspectos que se deben tomar en cuenta antes de decidirse por este tratamiento: los pellets se insertan bajo la piel, por lo general en la cadera o el abdomen, y liberan lentamente hormonas en el torrente sanguíneo durante varios meses, lo que evita las fluctuaciones asociadas a otras formas de terapia hormonal, como las píldoras o los parches. Además, con los pellets se puede personalizar la dosis y el tipo de hormona.

Sin embargo, uno de los cuestionamientos es que no cuentan con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para el tratamiento de los síntomas de la menopausia, principalmente debido a la falta de estudios que confirmen su seguridad y su eficacia, y a que su comercialización podría estar impulsada más por intereses económicos que por evidencia científica.

Nájar Flores advierte que muchas veces son administrados de forma irresponsable y colocados por cualquier persona sin los conocimientos necesarios para hacerlo: “Muchos de ellos ni siquiera son médicos”.

Aunque, para el experto, la TRH es una de las mejores opciones para atender a la mayoría de las mujeres en esta etapa de su vida, está de acuerdo con la aplicacción de cualquier tratamiento, ya sea de medicina tradicional o alternativa, siempre y cuando muestre efectividad y esté prescrito de forma individualizada.

“Lo primero que debe quedar claro es que no se le puede administrar un tratamiento a ninguna paciente sin antes realizar un diagnóstico, lo que incluye un historial clínico y estudios específicos para cada caso. Si a la mujer le funcionan la homeopatía, la acupuntura, la herbolaria o cualquier tratamiento para calmar los síntomas, adelante. Lo que sí les pido es que se revisen, que se hagan estudios y, si sus resultados están bien, continúen con lo que ellas hayan decidido. Lo que no está bien es que no se revisen ni se hagan estudios una vez que entran a este periodo de sus vidas, porque luego vienen las sorpresas”, advierte.

Una de las principales preocupaciones de Ignacio Nájar es que las mujeres no acudan al médico a hacerse un chequeo cuando llegan a esta etapa. Se calcula que 20 por ciento de las mujeres que llegan a la menopausia son asintomáticas: “Éste es el grupo que peligra más, a veces, porque como no se sienten mal, no se revisan. Entonces estamos hablando de que ya desarrollaron osteoporosis o algún tipo de mal cardiaco, diabetes, etcétera. En esta etapa, las mujeres comienzan a acumular más grasa, por ende, en su cuerpo hay más colesterol y triglicéridos, así que si no se les atiende, pueden llegar a sufrir infartos, de los cuales es muy probable que no sobrevivan”. De acuerdo con el informe de 2020 del Inegi, en México, la principal causa de muerte en mujeres en este rango de edades es el infarto.

El especialista recomienda a las mujeres que, al igual que hay que hacerse una revisión ginecológica cada año, también hay que realizar un protocolo cuando se entra en esta etapa, aunque no haya síntomas. Es importante el diagnóstico para ver si la mujer es candidata o no para una trh o para cualquier otro tipo de tratamiento que no se contraindique con alguna condición de la paciente.

El interés por estudiar más sobre el climaterio y la menopausia llevó a Ignacio Nájar a fundar, en 1997, la Asociación Jalisciense para el Estudio del Climaterio, A. C., junto con los médicos Armando Vera Hernández, Ramón Javier Romero Íñiguez y 17 colaboradores.

Dave, mensajero del Watford Football Club, aspira a convertirse en un empleador amigable con la menopausia. “Normalmente un estadio de futbol no es el lugar natural para que la gente hable sobre la menopausia, pues persiste la creencia de que el futbol es un mundo dominado por los hombres, pero estamos intentando cambiarlo poco a poco. Tener buenas políticas de apoyo a la menopausia es parte de eso”.

Visión holística

De forma histórica y tradicional, la menopausia ha sido malinterpretada y envuelta en estigmas. Claudia Hunot, nutrióloga con doctorado en Conducta Alimentaria; Cristina Aldana Rosales, bióloga y educadora clínica; y Norma Emilia Escalante Betancourt, médica cirujana partera enfocada en la atención a mujeres desde el modelo de la partería, marcan un punto de inflexión en cómo entendemos y abordamos esta fase natural de la vida. Las tres ofrecen una visión que cuestiona las percepciones establecidas, desde sus experiencias profesionales y personales.

A decir de Claudia Hunot, es necesario que la sociedad deje de ver la menopausia como una enfermedad y, por ende, que se deje de lado la medicalización: “Hay que verlo como lo que es, un cierre de una etapa de la vida, pero no hay que tratarla nada más con medicamentos, como muchos hacen”.

“La menopausia no es el fin de la vida activa, sino más bien un cierre simbólico de una fase y el inicio de otra. Lo que se pone de manifiesto aquí es el edadismo arraigado en la sociedad, el ver la vejez como algo negativo: esto contribuye a una percepción negativa y discriminatoria de esta etapa. Si lo vemos de forma práctica y positiva, la menopausia puede ser una oportunidad para iniciar nuevos proyectos o realizar cambios significativos”, señala.

Desde el punto de vista nutricional, Claudia sugiere adoptar un estilo de vida saludable mucho antes de la llegada de la menopausia. Resalta la importancia de una dieta rica en plantas y granos enteros y sugiere eliminar el consumo excesivo de productos ultraprocesados y de alcohol.

Para Cristina Aldana, bióloga y educadora clínica, el conocimiento del propio cuerpo y el apoyo comunitario son clave para el bienestar en esta etapa: “El desconocimiento de esta transición puede generar miedo y confusión en quienes la vivimos. Ayuda mucho compartir experiencias y conocimientos dentro de un grupo de mujeres que están pasando por lo mismo”.

Emilia Escalante piensa que es importante ver la menopausia desde una perspectiva holística y así considerar los aspectos físicos, emocionales y psicosociales.

“Hay una tendencia, por parte de algunos médicos, a minimizar o a malinterpretar los síntomas de las mujeres, cuando lo que se necesita es una escucha activa y empática. Es importante entender cada historia como única para poder dar un tratamiento adecuado. No sólo en el aspecto médico, sino ver a la persona, a la mujer. Las experiencias emocionales y los condicionamientos del pasado tienen una relación directa con las condiciones físicas con las que una mujer llega a la menopausia, y es por eso que hay que conocer y tomar en cuenta muchas cosas antes de administrar cualquier sustancia”.

En el trabajo

Los síntomas del climaterio y la menopausia trascienden el ámbito de lo privado. A escala global, se observa un incremento en el número de mujeres que trabajan durante y después de la menopausia, lo que tiene repercusiones tanto en su vida personal como en su desempeño y en las esferas públicas donde se desenvuelven.

De acuerdo con el Inegi, para el segundo trimestre de 2023, la Población Económicamente Activa (PEA) femenina ascendía a 24.5 millones de mujeres. Esto representa un incremento significativo en comparación con el año anterior. De estas mujeres, 23.8 millones estaban ocupadas en diversas actividades laborales.

Datos del Departamento del Trabajo de Estados Unidos respaldan esta tendencia. En 1994, 24 por ciento de las mujeres de más de 55 años estaban empleadas o buscando trabajo, cifra que ascendió a 30.5 por ciento en 2004, con proyecciones de seguir creciendo en las dos décadas siguientes.

Este cambio demográfico en la fuerza laboral plantea desafíos y oportunidades tanto para las empleadas como para los empleadores. Por un lado, surge la necesidad de adaptar los entornos laborales para ser más inclusivos y comprensivos con las necesidades específicas de las mujeres en esta etapa de la vida. Por otro lado, se destaca la importancia de que ellas estén bien informadas acerca de cómo manejar los síntomas y cómo pueden afectar en su vida laboral y personal.

De acuerdo con Paola Guadalupe Santillán Loza, médica especialista en obstetricia y ginecología funcional, regenerativa y estética, es fundamental el abordaje desde estos dos aspectos: la creación de entornos laborales adaptativos y la educación y el apoyo a las mujeres para manejar los cambios físicos y emocionales durante la menopausia.

“En México, y a escala mundial, las políticas públicas no han facilitado suficientemente la vida de las mujeres en esta etapa. Tradicionalmente, se ha visto la menopausia como algo inevitable y se ha desestimado la Terapia de Reemplazo Hormonal por miedos infundados a sus efectos. Sin embargo, recientemente se ha avanzado en este campo, utilizando terapias hormonales bioidénticas y tratamientos no invasivos, como el láser CO2 o la radiofrecuencia vaginal, que mejoran la calidad de vida de las pacientes. Es importante difundir esta información y desmontar los estigmas y tabúes asociados a ser mujer”, detalló la especialista.

En el ámbito laboral, los síntomas, como los bochornos, pueden causar malestar y afectar la autoestima de las mujeres. Por ello, se sugiere que los empleadores eduquen a su personal sobre la menopausia y proporcionen facilidades, como ventilación o aire acondicionado, agua fresca y baños accesibles. A pesar de los desafíos que puede plantear, el empleo puede tener efectos positivos en el bienestar psicológico y mental.

En el foro “La menopausia: un desafío de política pública”, celebrado en mayo de 2023, se discutió la necesidad de políticas públicas eficaces en México para afrontar la menopausia. Los participantes, entre los que había senadoras, expertos y representantes de organizaciones civiles, subrayaron la importancia de eliminar la discriminación y los estereotipos asociados a esta etapa. Entre las propuestas para las empresas se destacó la necesidad de reconocer y sensibilizar con respecto a los cambios físicos y emocionales que suceden durante la menopausia, fomentar una cultura laboral empática, adaptar horarios y tareas, crear espacios de descanso adecuados, proporcionar acceso a información y recursos de apoyo, así como promover una comunicación abierta y constructiva para atender las necesidades específicas y asegurar el bienestar de las trabajadoras.

Karen Arthur es una pódcaster que se centra en los viajes de las mujeres negras en la menopausia en el Reino Unido. “Una de las razones por las que comencé mi pódcast, «Menopause While Black», fue porque no veía a nadie que se pareciera a mí dentro del espacio de la menopausia. Simplemente no se veía diversidad, ya fueran mujeres negras, mujeres del sur de Asia o cualquier otra persona que no fuera un grupo demográfico blanco. Deberíamos hacer llegar el mensaje a la mayor cantidad de personas que están pasando por la menopausia para que tengan una experiencia positiva; cuanto más hablemos de ello, más posibilidades tendrán de escuchar algo que puedan reconocer”.

Influencias culturales

Para las musulmanas, en especial en comunidades conservadoras y rurales de países de mayoría musulmana, las restricciones familiares limitan su acceso a la educación y al empleo, lo que repercute en el conocimiento que tienen y en su manejo de esta etapa de la vida. Esta situación contrasta con la de las mujeres en áreas urbanas o de familias más liberales, donde el acceso a la educación y a los recursos médicos enriquece su experiencia.

Las mujeres indígenas, sobre todo en México, enfrentan la menopausia en un contexto de discriminación y marginación. Ser mujer, indígena y, a menudo, de bajos recursos, las coloca en una posición de vulnerabilidad. La falta de educación y el estigma social alrededor de la menopausia generan un silencio que exacerba su situación de desinformación y aislamiento.

En algunas partes de la India, por otro lado, existen tabúes culturales que afectan la percepción y la gestión de salud reproductiva de las mujeres, incluida la menopausia. Esto se describe en el documental Period. End of Sentence, que narra cómo los tabúes provocan estigmatización y falta de acceso a tratamientos adecuados.

Fuera estigmas

Guadalupe Ramos, coordinadora del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem), considera que la sexualidad de las mujeres después de la menopausia es un asunto silenciado y estigmatizado en el que el cuerpo femenino ha sido históricamente un “campo de batalla” sometido a la violencia machista y al control.

“El silencio con que las mujeres mayores viven su sexualidad después de la menopausia las orilla a medicarse y a hablar del tema sólo desde la medicina y la biología. En una sociedad donde la heterosexualidad es la norma y la sexualidad femenina se considera concluida tras la menopausia, las mujeres se encuentran atrapadas entre estigmas y mitos médicos, socioculturales y religiosos”, asegura.

Ramos hace hincapié en que el cuerpo de las mujeres es visto como un enorme negocio del que todos se aprovechan, desde que una mujer es niña hasta que muere: “La industria farmacéutica no ha tardado en identificar la longevidad de las mujeres con una enfermedad, abriendo así una nueva brecha en el mercado del consumo preventivo de medicamentos, con la complicidad de la clase médica. La industria farmacéutica y parte de la clase médica se han aprovechado, como siempre, del cuerpo y de la salud de las mujeres. Se han inventado enfermedades diciéndonos que si no nos tomamos algún medicamento específico, puede que te pase algo muy grave. Eso ocurre con el tratamiento hormonal de la menopausia”. 

6 comentarios

  1. Actualmente tengo 57 años me extirparon los dos ovarios a los 22 años por teratomas estuve en tratamiento de remplazo hormonal después de más de un año de extirparlos, los tomé durante unos años a los 30 años me quitaron la matriz ya que presentaba abundante sangrado y se encontró una matriz con displacía leve. Por lo que el ginecólogo consideró la mejor opción y yo estuve de acuerdo. No sentí lo que fue la menopausia a la edad que debería haber llegado pero si he tenido muchos conflictos emocionales y de salud como cambios en mi cuerpo. Siempre con actitud positiva para enfrentarlos.
    Este texto me ayudo bastante sobre todo para entender que nuestra vida no se termina por estos cambios tan bruscos en nuestro cuerpo.
    Agradezco su atención por leer mi situación, como también agradezco por mantenernos informadas.

  2. Muchas gracias por este artículo! excelente. Me lo envío mi esposo y creo que cuando él lo leyó se hizo aún más consciente de esto que estoy viviendo. Gracias!!

  3. Muy interesante información, en lo personal me ha quitado muchas muchaa dudas, todas las Mujeres debemos informarnos e investigar para tener una mejor calidad de vida, que nos de cómo resultado una mejor expectativa de vida.

  4. Buenísimo el reporte. Es información que debiera difundirse entre hombre y mujeres por igual, independientemente de la edad. Gracias!

  5. Excelente artículo. Con bastante información y distintos enfoques para afrontar la menopausia.
    Me cayó como anillo al dedo. Gracias!

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MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

El contenido es responsabilidad de los autores. Se permite la reproducción previa autorización del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO).

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