La Fuerza de las Palabras, espacio que José Alberto Gutiérrez habilitó en su domicilio particular, es una biblioteca en donde todos los libros que la integran han sido rescatados de la basura procedente de las colonias ricas de Bogotá, Colombia
José Alberto Gutiérrez Sandoval trabajaba recogiendo la basura en Bogotá, Colombia. Y los fines de semana era bibliotecario. Pero no de cualquier biblioteca: La Fuerza de las Palabras, espacio que habilitó en su domicilio particular, es una biblioteca en donde todos los libros que la integran han sido rescatados de la basura. Acostumbrado a encontrarse libros en la basura de las colonias ricas de aquella ciudad colombiana, un día decidió rescatar los volúmenes para hacer algo provechoso con ellos en su barrio. La idea, no está de más decirlo, ha sido un éxito.
“El primer libro que me encontré fue Ana Karenina, de León Tolstói. Y ese librito fue el que prendió la llama y esta ola que nunca ha parado”, ha dicho Gutiérrez Sandoval en una entrevista, en la que también narra cómo, de común acuerdo con su familia, decidió habilitar un piso de su casa como biblioteca para niños. Una biblioteca que terminó convirtiéndose en una biblioteca comunitaria. Y no es poca cosa, ya que su barrio, La Nueva Gloria, está ubicado al sur de Bogotá, en un ambiente en el que es difícil el acceso a los libros. La dinámica fue la siguiente: José Alberto recupera los libros; Luz Mery Gutiérrez, su esposa, se encarga de reparar las portadas gastadas y recuperar las hojas sueltas; su hija mayor categoriza los libros, su hijo mediano daba talleres y la hija menor participaba en ellos. Así, a lo largo de quince años reunieron cerca de diez mil títulos disponibles para que los consultara quien quisiera.
A lo largo de su historia, La Fuerza de las Palabras —que ahora es una fundación— ha tenido altibajos. Al principio contaba con muchos voluntarios y luego disminuyeron. Sin embargo, esto no resta aliento a José Alberto Gutiérrez, que ahora es reconocido por su labor. Apenas en diciembre pasado volvió a visitar la Feria Internacional del Libro de Guadalajara —ya había estado en 2010— para participar en el Encuentro de Promotores de Lectura, donde dictó la conferencia “El señor de los libros: cómo construir un sueño”. Además, también se dedica a impulsar proyectos similares al suyo y envía a otras comunidades colombianas libros recuperados de la basura. Porque, aun con su proyecto cristalizado, todavía tiene un ideal: “Ése es mi sueño: llegar a crear una fábrica de bibliotecas para poder llegar a todo Colombia. En cada barrio debería existir una biblioteca. Comencemos a promocionar entre todos la lectura y el conocimiento, que tanta falta nos ha hecho en este país”. m.
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