Frida Escobedo: historia de dos ciudades
Hannah Hamblin – Edición 465
El ascenso de Escobedo en el mundo de la arquitectura resulta a contracorriente en el contexto de una profesión frecuentemente criticada en el orbe por su estructural desigualdad de género
Al acercarse al Pabellón Serpentine desde los Jardines Kensington de Londres, ya se vislumbra la actividad a través de sus muros entramados: el murmullo de un café, mamás con sus carriolas y estudiantes que charlan y se hacen selfies en la superficie reflejante del techo. Debido al caluroso verano, definitivamente poco británico, los parques de Londres bullen de gente todos los días, y el pabellón brinda un necesario refugio para el sol .
El pabellón de este año fue diseñado por la mexicana Frida Escobedo. Este encargo es el más reciente de una serie de reconocimientos internacionales de gran prestigio que se ha adjudicado la arquitecta de 39 años. Otros son el Premio Arquitectura Emergente del Architectural Review en 2016, una obra por encargo en la Trienal de Arquitectura de Lisboa en 2013 y una instalación en el prestigiado Museo de Diseño Victoria & Albert en 2015.
Serpentine es una estructura simple de muros entramados que resguardan un patio parcialmente techado y un pequeño espejo de agua. Fue construido con materiales industriales del Reino Unido, lo que lleva a remontarse al rol de este país en la Revolución Industrial. Escobedo utiliza tejas de concreto de producción masiva para formar una celosía —diseño tradicional mexicano de un muro entramado que brinda sombra y facilita la circulación de aire en los patios— y la traslada a un clima más frío. De este modo crea un juego de vistas: aunque el visitante se encuentre dentro del pabellón, los Jardines Kensington no dejan de interpelarle.
La celosía como diseño arquitectónico tuvo su origen en un contexto árabe y se extendió a España, y de ahí a América Latina; Escobedo vincula su trabajo a una historia de relaciones globales, lo que da un sentido de intercambio cultural que antecede por mucho a la era digital. La arquitecta afirma que en México “no existe la tabula rasa” y que esto se refleja en su propia práctica.[1] La arquitecta se desenvuelve con aplomo en los contextos internacionales, aprovechando la oportunidad para explorar las usanzas y materiales locales y el significado de encontrarse con otra cultura. Su primera obra en Reino Unido, la obra temporal en el Museo Victoria & Albert, tomó su nombre de Shakespeare – Sabéis que no podríais miraros tan bien como por reflejo – y consistió en un diseño azteca hecho de plataformas con espejos que reflejaban los edificios ingleses del siglo XIX a su alrededor.
Más cerca de casa, las obras de Escobedo combinan la practicidad con un sentido de responsabilidad social. En una charla dentro de su pabellón en Londres, ella establece como uno de los principios de su diseño el “hacer más con menos”, y destaca el papel de la creatividad y la investigación como activos financieros y ecológicos en una situación de recursos limitados: una estética pragmática que aprovecha al máximo el presupuesto del cliente y reduce el consumo de materiales.[2]
En Serpentine, esto se traduce en una estética de funcionalidad — no hay más que cinco materiales, todos industriales y sin acabados. El techo y la celosía protegen de casi todas las lluvias de verano, mientras que el pequeño estanque crea un plácido reflejo en el techo. Diseñada con el clima inglés en mente, la celosía ha resultado de vital utilidad ante el tiempo inusitadamente caluroso y seco de este año, brindando un oasis de sombra en el parque. Se trata de una arquitectura flexible, otro concepto clave del estilo de Escobedo.
“You know, you cannot see yourself so well as by reflection”, Museo de Diseño Victoria & Albert, 2015. Foto: thespaces.com
Para la instalación en el Museo Experimental El Eco en la Ciudad de México, ganadora del concurso en 2010, armó una pila de bloques de concreto que los visitantes podían acomodar a su gusto para crear lugares para sentarse, o bien, un escenario. En sus conjuntos de vivienda social, esta misma estética entra en juego en un nivel pragmático: sus construcciones puedes adaptarse con el tiempo a las cambiantes dinámicas familiares. En un proyecto de vivienda social en Taxco, Guerrero, su diseño consta de una estructura externa fuerte y espacios interiores que pueden modificarse fácilmente y a un bajo costo, ya sea para un bebé nuevo, para una pareja cuyos hijos han dejado en nido o lo que se necesite: la vivienda es capaz de responder a los sucesos de la vida.
Escobedo estudió en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y en Harvard. No empezó su trayectoria profesional trabajando en un despacho establecido, sino que desarrolló sus propios proyectos y abrió su estudio epónimo en 2006, en la Ciudad de México. Los proyectos más importantes del estudio han sido, en México, la remodelación de la antigua casa de David Alfaro Siqueiros en Cuernavaca, La Tallera Siqueiros, para convertirla en museo-taller, así como la intervención de la Librería del Fondo Octavio Paz. El encargo del Pabellón Serpentine representa un salto significativo, una señal de confianza en lo que está por venir.
El ascenso de Escobedo resulta a contracorriente en el contexto de una profesión frecuentemente criticada a escala mundial por su estructural desigualdad de género. Largas horas de trabajo, una cultura de competitividad y una falta de apoyo desde la profesión han sido señalados como los factores clave que contribuyen al dominio de los varones en los escalones más elevados del gremio, sumados a su desmesurada sobrerrepresentación en los premios y las obras por encargo. A escala internacional, la diversidad en la arquitectura es un tema candente: como ejemplo está el anuncio reciente de Kanye West de que incursionará en la arquitectura, lo que ha provocado comentarios sobre la falta de diversidad étnica en la profesión, particularmente en Estados Unidos. Escobedo se encuentra entre un puñado de arquitectas sobresalientes en el panorama mexicano de diseño que últimamente acapara la atención del mundo: Tatiana Bilbao, Gabriela Carrillo, Fernanda Canales y Rozana Montiel son contemporáneas suyas que están rompiendo esquemas en el escenario internacional.
El pabellón Serpentine es otra prueba de esta falta de equidad: Escobedo es apenas la segunda arquitecta que por sí sola se adjudica el prestigiado encargo desde que se inauguró en 2000, después de Zaha Hadid. La decisión sigue la trayectoria que han trazado en los últimos años las Serpentine Galleries – uno de los espacios de arte contemporáneo más destacados del mundo – para apoyar a la arquitectura emergente a través de su internacionalmente reconocido pabellón. Entre los arquitectos seleccionados en años recientes están el danés Bjarke Ingels, el despacho español Selgas Cano y Diébédo Francis Kéré, de Burkina Faso, el primer encargo a un arquitecto del continente africano. Esta postura viene a desplazar el criterio del profesional estrella de la arquitectura, o stararchitect, que marcaba la pauta en los primeros años del pabellón como Hadid, Oscar Niemeyer, y Herzog & de Meuron con Ai Weiwei .
El pabellón Serpentine siempre se pone a la venta al final del verano, lo que brinda visibilidad al arquitecto y fondos sumamente útiles a las galerías públicas. Pero esta segunda vida desconocida también plantea un desafío técnico: dada la afición de Escobedo por empaparse con el lugar, la arquitecta admitió que le desconcertaba pensar que su diseño tendría otra vida en un lugar desconocido.[3] Su pabellón está firmemente arraigado a su contexto y en el traslape de dos culturas. Su estructura fundamental es el encuentro de dos rectángulos sobre los ejes de la galería adjunta y del Meridiano Cero, la línea que marca el punto cero del reloj global desde 1884. Así, el rol imperial que jugó Gran Bretaña al determinar el sistema para marcar la hora en el mundo es traído al presente en una galería cuyo peso cultural sigue marcando la pauta en el mundo global del arte. Cuando el pabellón pase al comprador, cuyo nombre aún no se divulga, quedará alineado con la orientación norte-sur del meridiano, pero no quedará nada más del entorno actual del pabellón. Según Escobedo, el pabellón absorberá el contexto local, sea cual fuere, pues el exterior permeable se adaptará a los efectos del clima y flora del lugar.
Escobedo se va de Londres tras codearse con la élite del arte internacional y acaparar las columnas de los periódicos locales. Será, hasta cierto punto, un contraste volver a sus dos encargos actuales—vivienda social en Guerrero y Saltillo. Como pasa con las construcciones de Escobedo, da la sensación de que este momento tiene menos que ver con concluir un proyecto, sin duda significativo para su trayectoria profesional, y más con una reflexión sobre lo que hay en el horizonte. Será interesante ver cuál es el paso siguiente. *
Para saber más
:: Sitio web de Frida Escobedo.
:: The Serpentine Pavilion 2018, Serpentine Galleries.
:: Frida Escobedo: Serpentine Pavilion 2018. Ed. Rebecca Lewin & Joseph Constable, Serpentine Galleries and Koenig Books, 2018.