Creatividad al servicio de las necesidades vitales
Dolores Garnica – Edición 428
Design With The Other 90% postula que el diseño no debería ser un lujo de élites enganchadas a la sociedad de consumo, sino una herramienta de desarrollo para mejorar la calidad de vida de la mayoría de las personas. Esta iniciativa, que nació como una exposición en Nueva York, se ha convertido en una red internacional apoyada por la onu que busca solucionar a través de la creatividad problemas básicos como el acceso al agua, a la salud, la vivienda digna y la educación.
En la década de los setenta nació el barrio Fuerte Apache en Buenos Aires, un enorme conjunto de apartamentos de interés social que durante 40 años vivió los cambios de un asentamiento de bajos recursos en una enorme metrópoli: el deterioro físico de las viviendas, el apoderamiento de espacios públicos, los agregados informales que nacieron de necesidad de adaptación y supervivencia. En Fuerte Apache convive un millón de personas en 235 mil pequeños apartamentos en 691 complejos habitacionales.
En 2008, por iniciativa de los arquitectos Eduardo Bekinschtein, Lucía Calcagno y Domingo Pablo Risso Patron, hoy apoyados por la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de Argentina y la Sociedad Central de Arquitectos, surgió el proyecto Rehabilitar, que comenzó con soluciones arquitectónicas primordiales: redefinir los espacios públicos, agrandar las zonas básicas de los apartamentos, como la cocina, la cochera y el baño, y rehabilitar el ambiente de adaptación de la comunidad. Aprendiendo de los cambios que la población de Fuerte Apache agregó a sus apartamentos, tomando lecciones de sus propias soluciones —sin conocimientos de arquitectura y diseño—, viviendo las necesidades elementales de sus habitantes, realizaron arreglos tan sencillos como la redirección de calles o la formalización de las áreas de convivencia. Hoy, gracias a Rehabilitar, Fuerte Apache es un ejemplo internacional de mejoramiento urbano, de diseño y arquitectura al servicio de la comunidad. La creatividad normalmente busca soluciones sencillas que puedan cambiar al mundo. Reconstruir Fuerte Apache habría costado 100 millones de dólares; Rehabilitar lo logró con una inversión de 30.
Ésta es una de las 60 soluciones que presume, busca, apoya y difunde Design With The Other 90%: Cities(Diseño con el otro 90%: ciudades), un proyecto que surgió de una exposición del año 2007 en el Smithsonian Cooper-Hewitt, el Museo Nacional del Diseño con sede en Nueva York, cuyo objetivo es mostrar proyectos de diseño social y responsable creados para 90 por ciento de la población mundial, la que no tiene acceso a servicios profesionales de diseño. Las propuestas creativas fueron divididas en siete temas: Agua, Hogar, Salud, Sanidad, Educación, Energía y Transporte, lo que evidencia la pobre comunicación que el diseño contemporáneo tiene con los problemas vitales y, al mismo tiempo, su potencial cuando se propone remediar dichos problemas.
La exposición de 2007 resultó un éxito y se transformó en una exhibición itinerante que viajó por Estados Unidos y otros países desarrollados. En 2012 se creó la segunda edición, dedicada ahora a las ciudades y sus problemas. Según datos del portal de internet del proyecto, se calcula que hoy en día, la mayoría de los siete mil millones de personas del mundo viven en ciudades y mil millones de ellas en asentamientos irregulares e informales, en condiciones críticas y sin acceso a los servicios más básicos, y se prevé que para 2030 serán dos mil millones los citadinos en estas condiciones. El escritor Antonio Lobo Antunes sostiene que las ciudades son una sola idea: la nostalgia. Y el reflejo triste de las dos exposiciones de este proyecto parece mostrar que esta poética idea es en la práctica una nostalgia exasperada, triste, violenta y, sobre todo, desesperanzada.
JR, quien se define a sí mismo como fotograffeur (parte grafitero, parte fotógrafo) y activista urbano, realizó la serie Las Mujeres son Héroes, que hace hincapié en la importancia de la mujer en las comunidades más pobres. La serie forma parte del proyecto 28 Milímetros.
Así se inauguró la segunda edición del proyecto, Design With The Other 90%: Cities en las oficinas neoyorquinas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ahora apoya la propuesta mediante su Academia para el Impacto y la Iniciativa Un-Habitat. La exposición reúne 60 iniciativas, propuestas y soluciones para atender problemas urbanos prioritarios. Divididos en temas tan complejos como Prosperidad, Adaptación, Revelación, Transformación, Acceso e Inclusión, los proyectos no sólo provienen de diseñadores, arquitectos, artistas, o gestores del primer mundo, sino de la creatividad de los miembros de esas comunidades preocupados por su entorno. La mayoría de las soluciones, como el proyecto Habilitar en Buenos Aires, nació de organizaciones civiles, privadas y públicas que trabajan en la innovación, la planeación urbana, la construcción y el mejoramiento de vida. Éste es uno de los puntos que han causado polémica. ¿En verdad se necesita 10 por ciento del diseño profesional para solucionar estos problemas? ¿Quién es ese 10 por ciento frente a la creatividad de profesionales que viven y conviven en las ciudades con estos conflictos? ¿No será más un asunto de difusión y apoyo que de creatividad e innovación?.
El barrio de Kibera es uno de los suburbios de Nairobi, Kenia. Es la mayor barriada pobre de África con más de un millón de habitantes.
Diseño humanitario vs. el mercado
Design With The Other 90%: Cities fue más allá de la exposición y la difusión itinerante y se convirtió en comunidad virtual, foro creativo y espacio de discusión y promoción de soluciones de diseño y arquitectura al servicio de las necesidades de los países pobres. Su sitio en internet, más que una ventana a la curaduría de la exposición que fundó el proyecto, es un espacio patrocinado por la onu con pretensiones más grandes: convertirse en un vínculo entre las soluciones de diseño y arquitectura dedicadas a los más pobres, a los países en desarrollo y a los refugiados. Hoy tiene más de cien proyectos e instituciones, cuenta con más de tres mil usuarios registrados y con un foro de discusión que a diario aborda diversos temas y polémicas.
Junto con otros proyectos como Design that Matters, del Centro de las Artes del Diseño (Art Center College of Design) de Pasadena, California, es un nodo de discusión entre teóricos y activistas sobre el mercado y las tendencias del diseño y la arquitectura contemporáneas. Temas como “el nuevo imperialismo creativo”, la “colonización creativa” o el “diseño mínimo” se discuten constantemente, al grado de transformarse en una moda —aunque algunas modas resulten más honestas que otras.
Desde hace décadas el diseño orgánico, ecológico y sustentable ha cobrado valor no sólo desde posiciones éticas y políticas sino también desde un mercado cada vez más interesado en el “regreso a lo natural”. La venta de alimentos, objetos, ropa y utensilios que presentan en su promoción palabras como “orgánico”, “sustentable”, “reciclable” o “ecológico”, se ha multiplicado 200 por ciento en sólo dos años, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Los certificados, adjetivos, sellos y avales respecto a estas “cualidades” —como el “Comercio Justo”—parecen crecer en número, casi en la misma medida que los productos que los ostentan, junto con las dudas respecto a si estos proyectos de ayuda social obedecen más a una estrategia de mercado que al deseo de solucionar necesidades sociales.
Junto con esta desconfianza sobre la honestidad de las propuestas comprometidas pero dependientes del mercado hay un nuevo protagonista: el intermediario, el facilitador de estos proyectos, productos e ideas que no necesariamente es la Madre Teresa de la creatividad. Para Ismael Rodríguez, profesor de diseño industrial en el Tecnológico de Monterrey y crítico de diseño y arquitectura, el ecodiseño y el diseño sustentable son una moda. “Proyectos como Design For The Other 90% parecen surgir y crecer, pero siguen siendo apoyados por la ONU, y por eso son todavía utopías: la gran brecha entre el diseño y el usuario es la misma. Creo que el diseño bien logrado puede prescindir de un intermediario, convertirse en algo natural, que no necesite una estrategia, que se adopte fácilmente, que no necesite de una industria, que se transforme en un ‘hazlo tu mismo’ que salte del circuito del diseño a la vida cotidiana de las comunidades”, comenta Rodríguez. “Lo ideal es que se prescinda del intermediario —aunque actualmente sea necesario—; y es que el intermediario juega un doble papel: como filántropo y como productor de nuevos servicios para vender en el mercado, para crear mercados”.
La organización SDI , con presencia en 34 países, ha realizado estudios y trabajos para mejorar las condiciones de vida en los barrios pobres de Sudáfrica y la India.
Pablo Salamone, diseñador argentino, experto en gestión de proyectos y catedrático en la Universidad de Buenos Aires, considera que, aunque esto sea verdad, “las buenas ideas, las propuestas nobles y las buenas intenciones resultan ganadoras […] Lo importante son los proyectos, programas y gestiones que suelen surgir de la atención de los medios, del mercado y de las instituciones por el diseño comprometido, por las ideas que consideran al planeta y a los más pobres”.
“Más que preguntarse sobre si el diseño es elitista, habría que preguntarse qué hacemos los profesionales para ayudar a nuestra ciudad, a sus habitantes sin acceso a servicios”, considera Raúl Díaz Padilla, académico del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del ITESO. “Habría que partir entonces, no con ‘qué podemos hacer para’, sino desde un ‘qué podemos hacer junto con’; involucrar a la comunidad en las soluciones, crear un diseño y una planeación participativa. No se trata de transformar el espacio; se trata de invertir en la autogestión, en la autotransformación”. En esta dirección apuntan los proyectos impulsados por la Cátedra UNESCO-ITESO en distintos barrios de Guadalajara (más detalles, en este enlace).
A pesar de las dudas, hay optimismo entre los diseñadores, consumidores y beneficiarios. Según Design With The Other 90%: Cities, son ya más de 20 millones de beneficiarios directos de sus soluciones promovidas, y en casi todos los casos patrocinadas por los países necesitados, aunque tengan apoyo de instituciones privadas y públicas de los países ricos. “Me parece un proyecto digno y con muchas bondades, pensando que la gran mayoría de los diseñadores se dedican a las necesidades del mercado más que a las necesidades sociales”, dice Paulina Durán, directora editorial de la revista México Design. “Creo en el diseño como una de las tantas herramientas que pueden crear cambios importantes en nuestras comunidades”.
Ismael Rodríguez hace un balance de los aspectos positivos: “El arte europeo domina casi todos los movimientos y tendencias del diseño y la arquitectura. Nosotros, los latinoamericanos, reproducimos estos modelos aunque no sean los mejores, porque olvidamos atender a nuestra comunidad y observar nuestro contexto, por esto también es importante este tipo de iniciativas. Yo creo en el diseño también como una estrategia inteligente para cubrir necesidades, para encontrar soluciones, plataformas de inclusión, para educar a través del diseño —hablo de educar a través de objetos, buscar opciones—, y falta muchísimo por hacer, pero éste es un primer paso”. m
2 comentarios
En Sevilla, España, hay otro
En Sevilla, España, hay otro barrio que sólo con pintar murales en sus calles ha mejorado el ánimo de sus habitantes-
Buen artículo ¡felicidades!
En esta dirección apuntan los
En esta dirección apuntan los proyectos impulsados por la Cátedra UNESCO-ITESO en distintos barrios de Guadalajara (más detalles, en este enlace).
Podrian publicar el enlace por favor?
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