Cine súper
Hugo Hernández – Edición 421
Ante la escasez de héroes de a deveras, la ficción sale al quite. Las más recientes películas de los súper han sido un vehículo propicio para hablar, principalmente a los jóvenes, de asuntos que en mayor o menor medida les atañen: la relación —a menudo tortuosa— padre-hijo, los conflictos del adolescente que está en proceso de dejar de serlo, la diversidad y un amplio etcétera.
El 2011 será un año generoso en lo relativo a películas con personajes que se ganan la vida salvando la vida de los otros: los súper héroes. Ante la escasez de héroes de a deveras, la ficción sale al quite con Capitán América, Thor, X-Men, El Avispón Verde y Linterna Verde, que unirán sus fuerzas, cada uno por su lado, para engrosar las arcas de los estudios que les dieron patria. Es cierto que no vienen los más selectos especímenes de la súper heroicidad, pero aun así cabe esperar sustanciosas observaciones, pues las más recientes películas de los súper han sido un vehículo propicio para hablar, principalmente a los jóvenes, de asuntos que en mayor o menor medida les atañen. Así, si Hulk exploraba la relación —a menudo tortuosa— padre-hijo, Spider-Man encarna los conflictos del adolescente que está en proceso de dejar de serlo (va tomando responsabilidades y ya en la tercera entrega quiere casarse; en la cuarta de seguro querrá reproducirse).
Las películas inspiradas en las historietas de Stan Lee tienen además la virtud de poner bajo la lupa al ejército y la ciencia que, juntos, son dinamita. Así, Norman Osborn se convierte en Duende Verde para no perder un contrato con la armada; Wolverine surge de los experimentos militares para crear una nueva arma; la furia de Hulk tiene su origen en un experimento militar.
A menudo, los villanos (como Magneto o Joker) son más lúcidos y sabios (y hasta más simpáticos) que sus oponentes, pero pierden por egoístas, por buscar la humana destrucción. Los súper héroes ganan porque una constante del género, casi una condición a priori, es que la humanidad merece ser salvada. Y uno no sabe si agradecerles por ello. Pero sí por el valioso cine que han inspirado.
El murciélago que surgió del miedo
Uno de los súper héroes más visitados por el cine es Batman. En tiempos ya no tan recientes, Tim Burton inició una serie (Batman, Batman regresa) que prometía auténtica negrura y se quedó en la grisura, y que luego degeneró en un registro pop y fallido (Batman por siempre y Batman & Robin).
Años después corrió con fuerza el rumor de que Darren Aronofsky llevaría a la pantalla Batman: año uno, la célebre novela gráfica de Frank Miller. El asunto no prosperó, pero algo quedó de esas ambiciones en Batman inicia (2005), que inauguró una nueva era para el hombre murciélago. De la mano de Christopher Nolan, Batman es un héroe casi realista: si Bruce Wayne es un humano sin súper poderes, siempre ha sabido echar mano de dispositivos para incrementar el potencial de su masa muscular; Nolan le provee una serie de juguetes cuyo origen puede rastrearse en las investigaciones de la corporación que le heredó su padre.
Nolan ha gozado del aporte dramático de su hermano Jonathan y de David S. Goyer, y ha explorado en sus entregas asuntos que caben en la realidad mediante un tratamiento con dosis de fantasía. Y si las mafias del mundo unidas ponen en jaque los valores de las sociedades modernas, Nolan nutre a su personaje de gran terquedad y lo ubica en un conflicto moral permanente. El miedo es el gran asunto que yace bajo la capucha del murciélago y, luego de aprender a convivir con el propio, sabe aprovecharlo en su favor.
A diferencia de Superman, plano héroe oficial (Miller lo pone a hacer el trabajo para el gobierno en El regreso del caballero nocturno), Batman pierde aun cuando gana: porque es percibido como un criminal y no tiene mucho margen para conseguir el bien haciendo el bien. Y el mal, ciertamente, tiene un terreno más fértil. m
X-Men (2000), Bryan Singer
Los mutantes son humanos con diversos poderes. Los humanos “normales” les temen, y buscan reprimirlos o extinguirlos. Entre los mutantes hay dos posturas: el profesor Xavier busca la conciliación con los humanos; Magneto sigue la ley del Talión y busca combatirlos. Stan Lee creó a los Hombres x como una forma de sensibilizar a los jóvenes lectores sobre la convivencia con la diferencia. Bryan Singer hace eco de este afán y ofrece una serie de aventuras pertinentes para hacer un llamado a la tolerancia. Y si antes se creía que la letra con sangre entra, las aventuras muestran ser más provechosas.
Spider-Man (2002), Sam Raimi
Peter Parker es un joven casi como cualquier otro. Es huérfano y vive con sus tíos. Un aciago día, casi feliz, es picado por una raña de laboratorio y adquiere poderes arácnidos. Busca lucrar con ellos, pero involuntariamente provoca la muerte de su tío, y entonces se balancea entre los rascacielos para corretear a los malos, en particular al Duende Verde. “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”: he ahí el corolario ético de la gesta arácnida guiada por Sam Raimi. Eso supone que Peter sacrifique su posible felicidad con Mary Jane para poder ser Spider-Man; y que el deber se imponga al placer.
Hulk (2003), Ang Lee
Bruce Banner es un científico que investiga la regeneración celular. Pero el mayor experimento es él mismo: su padre hizo pruebas en su propio cuerpo y le heredó el resultado de sus pesquisas. Luego de un accidente, Bruce se convierte en el implacable Hulk: enojado, es una monumental masa verde que arrasa con todo. El asunto sirve de pretexto a Ang Lee para mostrar cómo es imposible eliminar la herencia paterna sin eliminar una parte de uno mismo. Freud y Edipo tienen mucho qué decir, pero en verde y con pantalla dividida es más divertido… y trágico.
Spider-Man 2 (2004), Sam Raimi
Las ocupaciones de Spider-Man impiden que Peter lleve una vida normal: llega tarde a la escuela, al trabajo, a la obra en la que actúa su amada Mary Jane. Su admiración por el Dr. Octavius se convierte en animadversión cuando un experimento de aquél falla y se convierte en un villano, Octopus. En su segunda visita al Hombre Araña, Raimi sigue el crecimiento del joven Parker, quien goza de la simpatía de la gente y de cierto éxito sólo cuando está disfrazado. En el camino mata a sus padres putativos; y la felicidad tampoco llega en esta entrega.
Iron Man (2008), Jon Favreau
Tony Stark es un burgués que ha hecho fortuna fabricando y vendiendo armas. Un mal día es capturado en Afganistán y es obligado a construir un misil para sus captores. Sin embargo, construye un traje metálico y escapa. Una vez en su país, perfecciona el invento y, como Iron Man, combate a los malos. Jon Favreau, quien dirige y también actúa, retoma sin drama al personaje creado por Stan Lee. Y si el mensaje antibélico es atendible, lo mejor está en Stark, quien enfundado en Iron Man da vida casi con cinismo al súper héroe más alivianado y humorístico del espectro.
Hellboy (2004), Guillermo del Toro
Desesperado por el curso de la guerra, Adolfo Hitler decide echar mano de la magia negra. Uno de sus secuaces abre un portal al más allá para invocar ayuda, pero los aliados lo impiden. En el proceso ingresa desde por allá un ente, rojo y diminuto, que es bautizado como Hellboy. En adelante, el susodicho combate a los entes malvados que llegan de quién sabe dónde. Del Toro se inspira en las novelas gráficas de Mike Mignola y ofrece un héroe fumador y enamorado, al que los malos golpean con gusto. Es un héroe atípico, cuyo objetivo en la vida es… ser un hombre.
Hellboy 2: el ejército dorado (2008), Guillermo del Toro
Para salvar su existencia, las criaturas del mundo fantástico emprenden una batalla contra la humanidad. Pero Hellboy y los suyos emprenden la defensa (y de pasada confirman la supremacía) de la humanidad. En el camino, Rojo debe probar a su chica de fuego que puede ser un hombre confiable y, ebrio de amor y de cerveza mexicana, canta su amor entonando con enjundia a Barry Manilow. Guillermo del Toro consigue ir más lejos que en la primera entrega y concilia con éxito los fines humanos y las ambiciones de los seres fantásticos. Entre ambos no hay mucha diferencia, sobre todo cuando se miran las miserias.
Los increíbles (2004), Brad Bird
Los súper héroes causan muchos daños y el gobierno acumula demandas de ciudadanos que recibieron, sin solicitarla, ayuda de ellos. Entonces deben pasar al anonimato y llevar una vida común. Mr. Fantástico, que está casado con Elastigirl, no se resigna, y deberá volver a las andadas cuando aparezca el temible Síndrome. Con la camiseta de Pixar puesta, Brad Bird, guionista y director de Los increíbles, lleva las súper aventuras al terreno de la comedia familiar. Y para vencer a los malos es preciso que todos se unan: así, la familia también puede ser fuente del bien.
Batman inicia (2005), Christopher Nolan
El pequeño Bruce Wayne, que siente pavor por los murciélagos, hace que sus padres abandonen una función de ópera. En la calle, ante su mirada atónita, ellos son asesinados. Después, el joven Wayne dedicará sus noches a capturar criminales, usando el miedo contra los que sacan provecho de él. Entonces atisba y pasa la línea que separa la justicia de la venganza. En su primera visita al Hombre Murciélago, Nolan recupera la densidad y la angustia del personaje creado por Bob Kane: bajo el disfraz vive un hombre trágico que rompe el monopolio estatal de la violencia. Para bien… a veces.
Batman: el caballero de la noche (2008), Christopher Nolan
Bajo una capa de maquillaje y con el alias de Joker, un anárquico criminal pone a temblar a la policía y a la mafia. Sabe corromper a todos y no busca enriquecerse, por lo que es inasible. Desafía a Batman, y para Wayne será un asunto personal cuando ataca sus principios y a “su chica”. Joker, agente del caos, prueba que el orden moral es frágil y vulnerable, que la propensión al mal es parte fundamental del humano animal. Nolan explora la democracia y los límites de la legalidad frente al terror. Cualquier similitud con el orden mundial y la nota roja no es circunstancial.