Lo que no se ve: Alfredo Jaar
Dolores Garnica – Edición 451
Se dice que el arte de Alfredo Jaar nació el 11 de septiembre de 1973 con el golpe de Estado en Chile, y que ese día quedó tan grabado en su memoria que su creación desde entonces versa esencialmente sobre lo político. “El arte sin contenido político, sin crítica social, es sólo decoración”, ha dicho.
Alfredo Jaar (Santiago de Chile, 1956) es arquitecto, cineasta y artista visual. Desde hace más de 40 años reúne estas tres disciplinas para intentar derrumbar fachadas, desmontar versiones de la Historia, dar rostros a las cifras y descubrir esa parte no tan bonita de cualquier construcción oficial.
Entre 1979 y 1981, durante una de las más severas dictaduras de Latinoamérica, aparecieron en Santiago de Chile varios letreros espectaculares que preguntaban al transeúnte: “¿Es usted feliz?”. Estudio sobre la felicidad resultó un proyecto monumental que integró publicidad, una serie fotográfica y un impresionante archivo de entrevistas acerca del estado de ánimo de miles de chilenos. En 1982, Alfredo Jaar viajó a Nueva York, donde reside desde entonces.
Jaar suele trabajar proyectos largos, con múltiples piezas sobre varias preguntas que giran alrededor de un tema. En su Proyecto Kissinger (2012) mostró cómo la historia de la política internacional sufre olvidos, como en el caso de Henry Kissinger, Premio Nobel de la Paz en 1973 y secretario de Estado en Estados Unidos durante las administraciones de Richard Nixon y Gerald Ford. En una de las piezas, ¡Arresten a Kissinger!, en Colaboración con el Centro Europeo por los Derechos Constitucionales y Humanos, publicó en tres diarios de Berlín varios anuncios que pedían la detención del político; el mensaje apareció en alemán, inglés, español, vietnamita, jemer, portugués y tetun, idiomas de países que sufrieron la política de Estado impulsada por este personaje. En otra, Buscando a K, reprodujo fotografías del político alrededor del mundo como postales turísticas; en ellas recrea el famoso letrero de los westerns,“Wanted” (Se busca), al trazar un círculo rojo sobre su figura. La serie incluye una imagen en la que Kissinger estrecha la mano de Augusto Pinochet, un recuerdo de su triste papel como estratega de las dictaduras latinoamericanas de los años setenta.
Los ojos de Gutete Emérita (1996). Más de un millón de ruandeses, en su mayoría de la etnia tutsi, fueron sistemáticamente asesinados en 1994 por milicias de la etnia hutu. Gutete Emerita, de 30 años, es sobreviviente de esta masacre. Su esposo y dos de sus hijos fueron asesinados ante sus ojos. Ella logró escapar con su hija, Marie-Louise. Esta fotografía es parte del Proyecto Ruanda. Foto: alfredojaar.net
En 1993 apareció en revistas internacionales la famosa imagen de Kevin Carter en la que un buitre parece esperar la inminente muerte de un niño famélico en Sudán. Esta fotografía, con su propia triste historia (su autor se suicidó poco tiempo después) impactó de tal manera a Jaar que lo inspiró para su obra más reconocida: The Sound of Silence (El sonido del silencio), instalación en la que reflexiona acerca del papel del artista frente a una tragedia. África también inspiró la pieza que bien podría representar su compromiso creativo: Rwanda Proyect (Proyecto Ruanda), que reúne 19 obras realizadas entre 1994 y 2000 centradas en el problema de la representación artística del genocidio sufrido en ese país —debido a conflictos entre tribus—. ¿Qué decir de un genocidio? ¿Cómo brindar un rostro a 800 mil muertos y dos millones de desplazados? ¿Cómo mostrar la muerte y la violencia? Muchas de esas preguntas intentan responderse por medio de una exploración de la oscuridad de la tragedia, de sus silencios y ausencias, en lugar de su exposición literal y directa. En una de las obras de esta serie, Signs of Life (Signos de vida), el artista enviaba a un amigo una postal con algún bellísimo paisaje ruandés cada vez que encontraba un sobreviviente de alguna masacre. Sólo pudo enviar cerca de 200.
Se dice que el arte de Alfredo Jaar nació el 11 de septiembre de 1973 con el golpe de Estado en Chile, y que ese día quedó tan grabado en su memoria que su creación desde entonces versa esencialmente sobre lo político. “El arte sin contenido político, sin crítica social, es sólo decoración”, afirmó el creador de métodos para contrarrestar la memoria del sistema, mediante el proceso sutil y poderoso de iluminar lo escondido.
Ha participado cuatro veces en la Bienal de Venecia y tres en la Bienal de São Paulo, fue el primer invitado latinoamericano al festival Documenta, en Alemania, y ha expuesto en espacios tan polémicos (por su cercanía con el arte etiquetado como “comercial”) como la Galería Whitechapel en Londres. Ha intervenido espacios públicos en más de 60 ocasiones y, en 2012, tres instituciones alemanas se reunieron para organizar una magna retrospectiva de su obra —que en su tierra apenas comienza a reconocerse: obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas de Chile en 2013—. Jaar es considerado uno de los cien artistas más influyentes del mundo y, aunque este dato choque un poco contra lo que se podría creer que debe ser el lugar de un artista de denuncia, esta distinción ha hecho que su trabajo provoque la reflexión e ilumine la memoria de millones de personas alrededor del planeta. m.
Para ver
:: Sitio oficial de Alfredo Jaar. (Recomendamos la sección “Recent press”, un compilado completo e interesante.)
:: Un breve documental de Vogue Italia, en inglés.
:: Entrevista en español para Cooperativa FM.
Para leer
:: Entrevista en revista Magenta.
:: Catálogo, en inglés, de su participación en la Bienal de Venecia: Alfredo Jaar, Venezia Venezia, curaduría de Madeleine Grynsztejn, Actar Ed., Estados Unidos, 2013.
:: Edición inglés-frances: Alfredo Jaar: La Politique Des Images / The Politics of Images por Georges Didi-Huberman, Jrp Ringier Ed., Francia, 2008.