Sueños, selva y mestizaje: el universo de Carlos Wynter Melo

Sueños, selva y mestizaje: el universo de Carlos Wynter Melo

– Edición 508

Foto: Javier Narvaez.

Egresado de Ingeniería Industrial por el ITESO, Wynter acaba de publicar Sueño con Tokio en el Darién, un multirrelato que combina lo onírico, lo político y lo fantástico

Cuando en diciembre de 2008 el francés Jean-Marie Le Clézio recibió el premio Nobel de Literatura en la sede de la Academia Sueca, su discurso de aceptación se detuvo en la selva del Tapón del Darién, una región centroamericana, frontera entre Panamá y Colombia, donde el escritor asegura que vivió una de las mayores emociones literarias de su vida adulta: ahí conoció a Elvira, una mujer que iba de choza en choza cantando y relatando historias a cambio de un poco de comida, monedas o alcohol: “El timbre de su voz, el ritmo de sus manos golpeteando su pecho, sus pesados collares de monedas de plata y, sobre todo, el aire de posesión que iluminaba su rostro y su mirada, una especie de trance mesurado y rítmico, ejercían un poder sobre todos los presentes”, relató Le Clézio.

A ese mismo sitio, donde sólo se puede acceder remontando el río en piragua o cortando matorrales con machete por escarpados caminos, llegó el escritor panameño Carlos Wynter Melo (Ciudad de Panamá, 1971) años después de que terminara su aventura por Guadalajara, donde estuvo siete años estudiando, primero Ingeniería Industrial y luego una maestría en Desarrollo Organizacional en el ITESO, de 1990 a 1997.

La estancia le permitió escribir El niño que tocó la Luna (Fuga Editorial, 2018), una colección de narraciones de la etnia emberá-wounaan. Ahí, además, se habituó a una figura que en el contexto literario denominó tonguero: el indígena emberá que ve e interpreta sueños, y que se convertiría en uno de los hilos conductores para la colección Sueño con Tokio en el Darién (Uruk Editores, 2024), un multirrelato que roza el realismo mágico, la reflexión intelectual, el absurdo, la sátira y la parodia.

Wynter Melo es profesor, asesor editorial y editor. En 2007 fue elegido como uno de los 39 escritores menores de 39 años más importantes de Latinoamérica en el marco de Bogotá 39, proyecto avalado por el Hay Festival de Londres, la Secretaría de Cultura de Bogotá y un jurado especializado. En 2011, la FIL Guadalajara lo catalogó entre los 25 secretos literarios de América Latina.

Ha sido ganador del Premio Nacional de Cuento José María Sánchez (1998) y es autor de varios libros de cuentos, así como de las novelas Ojos para ver una invasión (Piedra Santa, 2015), Las impuras (Planeta, 2015), Nostalgia de escuchar tu risa loca (Sudaquia, 2013) y Los grandes dientes de la Caperucita (Mariano Arosemena, 2024), obra que recién ganó el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró 2024, con una historia sobre proxenetismo y trata de personas.

Foto: Luis Acosta / AFP.

Para Sueño con Tokio… saliste de tu natal Panamá y te fuiste al territorio de lo selvático y lo espiritual, usando para ello varios personajes ancla. ¿Qué detonó la escritura de un texto de este tipo?

Hay gente que se queja a veces de que un libro de cuentos siempre es como tener pequeñas interrupciones. Yo lo que quería era salvar eso, dándole un hilo conductor: que funcionaran como cuentos, pero que también tuvieran una relación entre sí. Entonces me surgió primero la historia de ese bloque que trata de un alemán que debate con un bohemio sobre el mestizaje, y que cita a José Vasconcelos, mientras el otro personaje cita a Nietzsche.

El segundo cuento es el que le da el nombre al libro y habla justamente de un tonguero que viaja en sueños a Tokio y allá lleva una vida amorosa paralela…

Tuve hace algunos años la oportunidad de ir a Tokio; me pareció una cultura tan distinta a la nuestra, para bien y para mal. Después estuve en el Tapón del Darién y me di cuenta de que es una zona aislada que nunca se ha destapado. Me llamó la atención que había una cultura en la que los hombres se iban mucho a pescar, abandonaban el hogar, y las mujeres, en cierto modo, no veían tan mal que se involucraran con otros hombres. Era parte del panorama, de esa magia que significa el mestizaje, la atracción de lo distinto.

La huella latinoamericana del realismo mágico está muy presente en esta obra, el juego onírico y la fantasía. ¿Qué papel tienen en tu obra estos autores?

Cuando yo leí a Cortázar, a los 19 años, me impactó. En él descubrí esa posibilidad de convertir los símbolos en realidad y lo que significan las emociones en la vida. Me encantó la posibilidad de transformar esas emociones en símbolos reales. No soy ni quiero ser un narrador realista. Por el lado de Cortázar sí tengo que ver mucho con el realismo mágico, pero no me siento tan emparentado con otros escritores del movimiento.

Otro aspecto importante tiene que ver con lo político y lo social. Justamente el Darién es relevante para el debate migratorio continental. ¿Qué diálogo tiene tu libro con esta realidad?

Lo político lo toco desde mi propia experiencia, sin pretender tener una querella directa. Lo que pasa es que sientes emociones ante lo que está pasando a tu alrededor. Nosotros vivimos una invasión bastante sangrienta, en 1989, y ahora sale Donald Trump a decir que se quiere apoderar de nuevo del canal. El Darién está en el centro del debate migratorio y eso nos conecta con todo el drama latinoamericano. No soy indiferente, me veo reflejado en este tipo de dramas y no me siento a salvo de nada. Por otro lado, no puedo traicionar la idea que tengo de la literatura, que es más emocional. Mis personajes lo que tratan de reflejar es cómo viven ese drama.

Otro contrapunto narrativo notorio es la elección de Tokio, que es la antípoda no solo territorialmente hablando, sino también cultural. ¿Por qué elegiste este lugar?

Lo que buscaba era contrastar. La experiencia que tengo de Tokio es que sí ha alcanzado, como muchos de los países desarrollados, un bienestar muy alto. Me llamaron la atención la eficiencia y la eficacia. En la selva panameña no hay tanto este enfoque racional o científico, sino que la cultura aquí es jugar la vida a la suerte. Contrastar estos dos espacios y hacerlo con esta conexión desde los sueños busca una especie de totalidad. Ver que quizá no somos tan distintos. Somos Tokio, pero también somos la sinrazón, somos la no ciencia, somos la emoción.

¿Cómo dialoga el libro con tu obra previa?

Creo que el Carlos actual, como lector y como escritor, es mucho más maduro, pero también más selectivo. He llegado a cierta conclusión sobre cómo quiero escribir, sobre los autores que son relevantes para mí. Mi obra trata, como lo he ido sugiriendo, de lo invisible. Pero también reconoce que tengo que trabajar desde escenarios realistas. Me gusta plantear bien el escenario realista y trastocarlo. Mi idea, y esa es una de mis búsquedas, es tratar de asomar al lector al reino de lo invisible, pero para eso tengo que ponerlo en el lugar que sí conoce.

Otro elemento importante es la exploración de mi propio mestizaje, que puedo extender claramente al mestizaje de Latinoamérica. Mi papá y mis abuelos eran afroamericanos, mi abuela materna era criolla, descendiente de españoles, y también tengo algo de sangre indígena. Obviamente me aparecen más los afrodescendientes, pero tengo todos esos códigos en mí y, de cierto modo, mi literatura es un modo de conciliarlos.

Es muy evidente en muchas partes del libro el uso de la ironía. ¿Qué papel tiene el humor en tus libros?

Al humor llego de una manera coloquial; quiero que mis personajes sean personas normales, y en mis diálogos eso se refleja. Es el modo en que yo soy, en que me relaciono con mis amigos. Nunca me propuse el humor, pero estoy consciente de que lo hay en casi todas mis narraciones. También todo esto de las diferencias raciales llama mucho a la ironía, porque he visto cómo tropezamos con esas diferencias miles de veces: al final es trágico y cómico a la vez.

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MAGIS, año LXI, No. 508, noviembre-diciembre de 2025, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A. C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Édgar Velasco, 1 de noviembre de 2025.

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