Yong / Kostovic. Geniales dualidades
Jos Velasco – Edición 400
Dos de los diseñadores más controvertidos y talentosos en el medio de la expresión gráfica, se encuentran en las jornadas internacionales de diseño realizadas en el ITESO. Opuestos, puntillosos y absolutamente audaces, definen al diseñador gráfico y cuentan cómo han logrado con sus carteles, sortear cortapisas y abrir conciencias dentro de regímenes comunistas.
Encontrarse era cuestión de tiempo. Fueron años de lejanía y de historias poco comunes al paso de un reloj que explotaría aquella dinamita cargada de conceptos y diseños. Cuando uno decía “geométrico”, el otro contestaba “informe”… era el comienzo del encuentro de dos personajes que con diferentes ideas apuntaban a lo mismo: el diseño como enseñanza, los bosquejos como terapia.
En su Asia natal, Xiao Yong recibía la noticia de haber sido seleccionado como el gestor de la nueva imagen de medallas, antorcha e infografía de los próximos Juegos Olímpicos 2008 por realizarse en Beijing. Años antes, a causa de los problemas con el gobierno bosnio por su firme oposición a la guerra de Sarajevo, Cedomir Kostovic migraba a Estados Unidos con la esperanza de obtener la libre expresión que en la parte fría del viejo continente no encontraba.
En la Octava Bienal Internacional del Cartel en México, los diseños de ambos coincidieron, pero sin cruzar miras siguieron hasta lo que sería su presentación formal en Guadalajara. El punto de reunión: las Jornadas Internacionales de Diseño efectuadas del 26 al 28 de abril de 2007 en el ITESO.
La selección no fue gratuita. En voz de su director Felipe Covarrubias: “al diseñador bosnio lo había visto disertar en tres ocasiones anteriores, siempre me pareció muy talentoso, ordenado y absolutamente profesional. Su trabajo, además de convincente y audaz, es fino, elegante y totalmente actualizado de acuerdo a una tecnología acertada, justa y puntillosa”.
De Xiao Yong supo por medio de una revista española, y luego de conocer su trabajo, consideró de extrema importancia traerlo a la ciudad. “El diseño especializado en la infografía no es común en nuestro país.” Por ello la intención de que estos diseñadores compartieran información al respecto en sus conferencias. Aunque en privado, también dejaron algunas frases. He aquí un poco de su historia.
LA TRANQUILIDAD DEL DRAGÓN
Era su primera visita al país y su segundo día en Guadalajara. Decía sentirse acalorado en el clima tapatío. Sus palabras eran lentas y hablaba un inglés básico. Mientras el traductor ponía en orden sus respuestas, él miraba a su alrededor como si quisiera descubrir a México en aquella sala del Auditorio Pedro Arrupe de la universidad jesuita, pero al parecer las paredes blancas no le decían mucho, puesto que volteaba nuevamente y sonreía a las personas que lo acompañaban, miembros itesianos a los que agradeció su amabilidad, pues hicieron de su estadía una bienvenida perpetua.
No quiso abordar el tema del diseño, prefirió comentar acerca de las similitudes entre China y México. La curiosidad por el país tricolor le resultaba proporcional a las preguntas que desde su arribo le habían hecho acerca del suyo. Por las concordancias entre estos dos grandes bloques, no los consideraba tan dispares: “Tenemos en común que ambos países conservamos las tradiciones ancestrales; pero también hay conexiones, como el uso del color, en el diseño”.
Salía por primera vez aquella palabra que para él significa la vida. Ha dedicado su tiempo a estudiar esta materia en China, Alemania y Dinamarca, además de su maestría en diseño gráfico por la University of Art & Design de Helsinki. Exposiciones, conferencias, talleres, premios y distinciones en varios países de Asia y Europa, lo han posicionado como uno de los diseñadores clave, cuya más reciente astucia fue bosquejar las medallas para los Juegos Olímpicos, con la novedosa idea de incorporar jade. “Para un diseñador gráfico es muy importante comunicar de manera visual, porque muchas veces las palabras son un obstáculo, pero cuando trabajo siempre pienso en quiénes son los ‘lectores’ y trato de entender cómo perciben y cómo miran mis diseños, así empujo mis creaciones.”
En China se considera el jade como una representación de la virtud y el honor, y al combinarse con el metal de las medallas resulta un emblema de la fusión entre Oriente y Occidente, según expuso Xiao en su conferencia acerca de la incrustación de esta lemanita. Subrayó lo más importante de su elaboración: el análisis previo a su diseño, mismo que le sirvió para ser seleccionado de entre 265 diseños de 25 provincias y regiones del país asiático. “Hago análisis y trato de entender el contexto o el paquete de las personas y empiezo el diseño”, diagnóstico que en este caso implicaría la creación de imágenes que tanto los occidentales como los residentes lleguen a entender.
Es cuando empieza la funcionalidad del diseño combinado con el arte que, para Yong —quien no se considera artista—, es como tener dos piernas: “no puedes separar una de la otra, hay opciones de paso pero necesitan seguirse, necesitan habilidades para enseñarse”. Y siendo el director de la Academia de Bellas Artes de Beijing conoce las diferencias: “El artista crea y después busca la reacción, los diseñadores analizamos”.
Considera su profesión como instaurada para ayudar y resolver problemas, “y no diseñar para otros diseñadores”; los profesionales de esta área necesitan hacerlo para las personas, para mejorar la calidad de vida y ayudar a resolver problemas. “Pero a veces los problemas severos son los que toman más tiempo, y por eso hay diseño disfuncional, que te hace sentir mal en vez de sonreír, es el que tiene mucha información, el que es difícil de seguir.”
Por esta razón, la gente suele confundir qué es la información. Define el problema con una palabra: saturación. “Los diseñadores tienen que conocer cómo la gente evoluciona y cambia, para que su mensaje sea entendido. Se debe hacer el diseño más directo y pensando en la vida, en el proceso para crearle valor a su producto.” Si de enlistar los pasos se trata, Yong sugeriría que el diseñador debe primero pensar el desarrollo pero visto como un proceso, con los acontecimientos; y sí, la información se hace a sí misma. De pocas palabras, Xiao suelta otro consejo: “Hay que saber cómo darle a las personas la señal correcta”.
Corta la conversación para pedir agua. En ese respiro se percibe la paz que irradia, en su forma de tomar el vaso. Es un diseñador calmado, como sus diseños, arriesgado intelectualmente, pero que no cae en lo absurdo. Habla lo que actúa, diseña lo que piensa: “estoy interesado en hacer a la gente feliz, ése es mi trabajo. No creo argumentos, sólo quiero que la gente esté en armonía”. Termina su vaso; el profesor en la Central Academy of Fine Arts (CAFA) de China y editor de la revista Chinese Art & Design debe retirarse.
DESDE EL PAÍS ROJO
Sin vacilar toma la palabra. Su barba desaliñada se mueve al ritmo de aquella fuerte risa y bruscos enunciados. Cuando se piensa en sinceridad y desfachatez, la cara de Cedomir Kostovic podría venir a la mente de quienes lo conocieron, sea en Bosnia, Polonia, Francia, Bélgica, Finlandia, Rusia y Ucrania, o cualquier otro lugar en el que haya participado con sus diseños.
¿Irreverente? El mote le queda corto, prefiere más que le llamen diseñador de conciencia social o político. Nació en Sarajevo, donde estudió en la Academia de Artes. En ese tiempo Polonia tenía una fuerte influencia de la Unión Soviética. “No sabíamos qué pasaría. La Iglesia imponía a las personas sus creencias, y los diseñadores polacos perdíamos la oportunidad de desarrollar nuestras ideas, porque todo lo que se imprimía pasaba por censores.”
Su solución fue utilizar mensajes ocultos, símbolos y metáforas que no se podían enviar a las personas contra el gobierno. Y así fue como la comunicación visual “llegó a otro nivel, uno mayor, porque la audiencia tenía que ver y figurarse si realmente significaba lo que pensaban en las imágenes, no lo que representaba, porque el mensaje estaba oculto, y había que hacer un esfuerzo extra para entenderlo”.
Desde 1980, cuando empezó de manera activa a realizar carteles, supo que a veces no había necesidad de palabras para que la gente entendiera sus mensajes. También conoció la finalidad de su trabajo: “Me interesa hacer conciencia en las personas, porque la ignorancia es la peor característica humana, es egoísta”.
Considera que para ser un buen diseñador se debe tener sensibilidad y estar alerta, porque nunca sabes quién será tu próximo cliente o espectador. “Es lo grandioso de esta profesión, que siempre tendrás un nuevo reto”, dice sin titubeos, “debes revisar qué se hizo antes que tú, para proponer algo fresco, y no reciclar las ideas del pasado y llevarlas a otro nivel. Por ejemplo: los brocados, las formas ornamentadas, eso ya pasó a principios de siglo con el art nouveau, es sólo que ahora los jóvenes le ponen un poco de su ingenio y lo venden como novedoso”.
Para no caer en esta piratería maquillada, pide, al igual que Xiao, un análisis previo, pero añade: “Hay que tratar a la audiencia como personas inteligentes. Yo hago un esfuerzo para tener una comunicación con propósito y no confusa, que sea agresiva pero que al verla te detengas y pienses, y después la vuelvas a analizar”.
Si le interesa decir un par de verdades acerca de su área de trabajo es porque cree que en su segunda patria, Estados Unidos: “la evolución es muy baja en cuanto a diseño, porque no tiene mucho tiempo desarrollando esta rama, sobre todo la de los carteles”.
Habla un poco de este país: “En Estados Unidos se vive la democracia y puedes hablar lo que deseas y no ser castigado, eso es grandioso, y puedes estar de acuerdo o en desacuerdo, puedes pelear contra la política y los derechos humanos, y escribir en los periódicos, puedes hacer imágenes de cualquier político o puntualizar actos que están mal. Y eso es un buen sentimiento; cuando estás enojado y haces algo te sientes mucho mejor. ¿Si cambia algo? No lo sé, pero es el hecho de compartir la opinión y saber que mi mensaje toca a los demás”.
De ahí que venga su lucha terrorista, la de usar lo que mejor sabe: el lenguaje visual, el que ha desarrollado a lo largo de años de práctica y docencia. Es traspasar las barreras del lenguaje, “comunicar a las personas que, como en México, no hablen inglés, pero puedan entender mis pósters, hablen el idioma que sea”.
Considera que si sus diseños tuvieran boca desatarían polémicas en cualquier mesa por su vasta información. Algo que le hace falta a los estudiantes: “Cuando yo era alumno nunca entendí por qué nos educaban sin conocimiento del pasado, pero ahora sé que éste es importante para conocer qué pasa, el pasado te mueve al futuro”. Y en cualquier día cada diseñador debe tener sus propósitos, “si no los tiene, no hay sentido en su trabajo”, no hay mensaje para los que consumen. m.