Yinka Shonibare, humor y belleza con potencia crítica

Yinka Shonibare, humor y belleza con potencia crítica

– Edición 470

La potente crítica de sus piezas sería insoportable sin la belleza y el humor que dan entrada al espectador. Sus formas atractivas, de colores llamativos, provocan alegría porque Shonibare es irónico y sabe que el pasado no cambia y el arte es inútil

La Escultura de viento es un pedazo de tela que se eleva por los aires y muestra así su hermoso colorido africano. Pero el valor de esta pieza de siete metros de altura, hecha de fibra de vidrio, va más allá de su grácil belleza, ya que su autor, el artista Yinka Shonibare, hace un apunte político con ella: las telas estampadas que relacionamos con África, en especial con Nigeria —país de origen de los padres de este creador británico—, en realidad provienen de Indonesia y viajaron desde Asia en el siglo XIX como resultado de las actividades colonialistas de los europeos en ambos continentes.

Con Wind Sculpture (Second Generation) I, Shonibare también remarca, en pleno Central Park de Nueva York, que todos procedemos de otros lugares, que la diversidad humana está basada en la migración: la tela recuerda las velas de un barco. Situada en la entrada suroriente del parque, la escultura es árbol y rascacielos, naturaleza y creación humana, monumento a la mezcla de culturas y al movimiento por el mundo, todo a tres cuadras de la Trump Tower.

El impacto estético de la obra aumenta cuando sabemos que, antes de instalar esta escultura, un grupo de activistas presionó para eliminar del parque el monumento al padre de la ginecología estadounidense, ya que este médico del siglo XIX experimentaba en los cuerpos de mujeres negras sin aplicarles anestesia. A la Escultura de viento, creada por un artista negro, semiparalizado y en silla de ruedas (a los 19 años, un virus afectó la espina dorsal de Shonibare), se le agrega así otro significado más.

Yinka Shonibare es un artista conceptual que crea escultura, instalación, fotografía y pintura, principalmente. Sus piezas son complejas y contradictorias; hay en ellas gracia y tosquedad, humor y seriedad, armonía y discrepancia; rezuman rebeldía, pero tienen éxito y reconocimiento en el mundo del arte contemporáneo. Las capas de significado se superponen al observar la obra y la vida de este creador que nació en Londres en 1962, vivió de niño en Nigeria y regresó a la capital del Reino Unido en los años ochenta para estudiar arte. Ahí tiene su taller.

Shonibare se basa en la historia para crear. El artista revisa críticamente los hechos pasados. Sus obras son intervenciones a posteriori, como si tuviera la esperanza de que con ellas se lograran repercusiones en el presente. La idea central que se infiere en su arte es que lo sucedido no suceda más: colonialismo, esclavismo, racismo, violencia, asesinato sistemático, odio y avaricia capitalista.

La potente crítica de sus piezas sería insoportable sin la belleza y el humor que dan entrada al espectador. Sus formas atractivas, de colores llamativos, provocan alegría (risa macabra, a veces) porque Shonibare es irónico y sabe que el pasado no cambia y el arte es inútil: “Yo no produzco arte propagandístico, estoy más interesado en lo poético que en lo didáctico”.1

La fuerza creadora de Yinka Shonibare se concentra en sus esculturas de personajes descabezados (por una guillotina nunca mencionada, inexistente), que pasean, hacen piruetas, conspiran, usan armas, se retan a duelo y realizan muchas actividades más vestidos a la moda del siglo XIX inglés, pero con prendas hechas con las telas “africanas”, distintivas del artista.

Aunque en su arte se advierte una feroz crítica a las atrocidades del colonialismo europeo, incluidas las perpetradas por su propio país, Yinka Shonibare, política, irónica y artísticamente, como si se tratara de una pieza conceptual, adjunta a su nombre las letras CBE (Commander of the Most Excellent Order of the British Empire), es decir: Comandante de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, reconocimiento que se le otorgó por su labor de artista. .

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1. Deborah Sontag, “Headless Bodies From a Bottomless Imagination”, en The New York Times (Nueva York, 17 de junio de 2009. Traducción del autor).

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