Cada vez cobra más fuerza el crowdfunding, una herramienta que se apoya en los fundamentos de las redes sociales y el sentido de pertenencia comunitaria para cofinanciar proyectos que, de otro modo, sería imposible concretar.
Libros, revistas, obras de teatro, documentales, videojuegos, empresas. A todos se nos han ocurrido ideas geniales que se quedan en nuestra mente por una sola razón: falta de presupuesto. Pero no todo está perdido: cada vez cobra más fuerza el crowdfunding, una herramienta que se apoya en los fundamentos de las redes sociales y el sentido de pertenencia comunitaria para cofinanciar proyectos que, de otro modo, sería imposible concretar.
La dinámica es sencilla: se propone el proyecto, se publican las cuentas —entre más claras, mejor—, se fija un plazo para recabar los recursos y se difunde hasta alcanzar la meta. Los productores pueden establecer diferentes cantidades de aportación y, en función de eso, fijar la retribución para el donante. Al final, si no se llega a la meta, todas las aportaciones se reembolsan. Así nadie pierde y, cuando alguien gana, todos ganan.
Orsai: el crimen perfecto
Con el título de Cómo matar al intermediario, limpiar la escena del crimen y encontrar una coartada creíble, Hernán Casciari cuenta el nacimiento de Orsai, una publicación que se edita en España, se distribuye a escala internacional y no tiene un solo anuncio publicitario en sus cerca de 200 páginas. ¿Cómo fue esto posible? Todo comenzó en un blog que se convirtió en una gran “comunidad voluntaria de lectores”. Con el éxito llegaron las ofertas de editoriales y periódicos. Casciari suspendió el blog y se fue a la industria convencional. Error: sus relatos llegaron a muchos menos lectores y los espacios en los diarios se redujeron. Regresó al blog con una idea: hacer una revista imposible: sin publicidad ni subsidios, con la mejor calidad, sin intermediarios, en versión impresa y electrónica. Como pasó con el blog, el proyecto corrió de boca en boca (o de link en link) y ahora son los lectores los encargados de fondear y distribuir la revista. Se convirtió, dice Casciari, “en un proyecto de los lectores”.
Que la verdad no muera
Desde julio de 2000, cientos de periodistas han sido asesinados y sus historias poco difundidas. Por eso, el proyecto Nuestra Aparente Rendición (NAR) puso manos a la obra: lanzó una convocatoria a todos los periodistas que quisieran contar las historias de sus colegas asesinados o desaparecidos. Así nació el proyecto para hacer el libro No se mata la verdad matando periodistas. Para financiar la edición, NAR recurrió al crowdfunding: subió el proyecto a Goteo.org con la idea de obtener los 12,944 euros que se requieren. Hasta el momento de redactar este texto, se habían recabado 5,444 euros, aportados por 158 cofinanciadores. La idea es publicar el libro y repartirlo gratuitamente durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Fondeando en México
En México, Fondeadora es un sitio al que pueden recurrir aquellos proyectos que deseen ser cofinanciados y, por supuesto, todos aquellos interesados en aportar. En su lista de proyectos exitosos se encuentra el documental La hora de la siesta, sobre los niños que murieron en el incendio de la guardería ABC, en Hermosillo. El proyecto obtuvo 93,151 pesos —de los 90 mil que necesitaba— de manera cardiaca: dos horas antes de que terminara el plazo para recabar los fondos, se obtuvieron 26 mil pesos.