Un «punk» congruente: Mike Kelley
Dolores Garnica – Edición 440
Parece que la obra de Mike Kelley no perderá frescura nunca; quizás es su espíritu siempre rebelde y creativo lo que nos recuerda cómo es que se puede crecer siempre joven.
Ésta es una historia tan triste como algunas letras de viejo punk. Mike Kelley era, para muchos, uno de los artistas más interesantes de este nuevo siglo, y fue precisamente él quien compuso su final apenas en 2012, después de crear durante más de 30 años una obra visual y musical repleta de poesía, encanto, crítica y rebelión. Su vida fue breve porque su obra fue mucha y muy diferente, y es que, siempre que podía —cada vez que exhibía o tocaba, feliz o desencantado— trabajaba formas y fondos increíblemente novedosos y jóvenes. Mike Kelley (Detroit, 1954) era un verdadero rockstar en las artes visuales y un verdadero artista en el rock.
En los años ochenta jugó a los muñecos y reunió peluches y monos tejidos en More Love Hours Than Can Ever Be Repaid, título que aludía a la cruel naturaleza humana que sabe bien desechar a los mejores amigos y recuerdos de la infancia. Ya en los noventa, sus maquetas Educational Complex reconocían su valor al adentrarse en los monstruos que cargamos todos: Kelley trazó, ayudado sólo por su memoria, sus escuelas y su casa materna, y de ello resultaron extrañísimos modelos arquitectónicos con faltantes donde sufrió algún tipo de abuso. También en esa década colaboró con Paul McCarthy en Heidi: Midlife Crisis Trauma Center, un video que convirtió a la niña de los cuentos de hadas en una verdadera depravada, y en esos años tuvieron lugar sus colaboraciones con Iggy Pop y Sonic Youth.
Ya entrando el nuevo siglo, lo de Kelley fueron los juegos en multimedia: video, instalación y objetos transformados en una casa de la risa para Day is Done, una exhibición que exploraba esos recuerdos vergonzosos de la adolescencia. En 2005 comenzó su proyecto más complejo: The Kandor Project: Kandor era la capital de Krypton que Supermán (que era de ese planeta) rescató y resguardó en miniatura, protegiéndola con un velo de vidrio en su Fortaleza de la Soledad y sostenida por cilindros que reciclaban su atmósfera. El artista reinventó, recreó y representó esa ciudad en instalaciones gigantes para recrear la Fortaleza de la Soledad como un búnker en ruinas, y también en veinte pequeñas ciudades protegidas con diferentes relicarios, un proyecto de altas dosis poéticas que incluso se ha interpretado ecológicamente —aunque sospecho que a él no le hubiera gustado.
Entre el rock y las artes, Kelley solía decir que su obra es “una propaganda salida del mal”, y pensando en su industrial ciudad natal (su padre era encargado del aseo en escuelas, y su mamá cocinera de la mítica Ford Motor Company), en su cambio de rumbo hacia Los Ángeles, California, y en su obra ya reunida varias veces para rendirle tributo y para entenderla un poco más, podríamos entrever a un artista que va un paso adelante de nuestra mirada y de nuestra reflexión; uno que sabe exprimir la memoria como un vertedero de felicidades pero también de pesadillas, repitiéndonos en cada obra, aunque parezca algo tierna y encantadora, que algo monstruoso y animal vive dentro de todos nosotros. ¿De qué están hechos los recuerdos?
Parece que la obra de Mike Kelley no perderá frescura nunca; quizás es su espíritu siempre rebelde y creativo lo que nos recuerda cómo es que se puede crecer siempre joven. Su mirada es un cuestionamiento latente del significado de libertad e individualidad, incluso dentro de lo que llamamos intimidad y memoria personal. Una rola de punk perfectamente construida con un final triste, pero también sarcásticamente congruente. m.
En la web:
:: Sitio oficial de Mike Kelley.
:: Su galería.
:: Entrevista.
Para leer
:: Minor Histories: Statements, Conversations, Proposals (Writing Art), de John C. Welchman (ed.). The MIT Press. Estados Unidos, 2004.
:: Mike Kelley (catálogo de obra), de John C. Welchman. Phaidon Press, Estados Unidos, 1999.
Para escuchar
:: La banda de Mike Kelley en los años setenta: Destroy All Monsters.