Karla Sandomingo (Guadalajara, 1970) ha sido una entusiasta animadora cultural, coordinadora de talleres literarios, maestra en la Universidad de Medios Audiovisuales y subdirectora de la revista Tragaluz
Tu ojo sobre mí. Siento tu ojo sobre mí
ardiendo.
Un ojo verde, hermoso
de mirada como cuchillo
que los cuchillos abren.
Tu cuchillo sobre mí, hiriente.
Verde, como hojas blancas
que en las miradas caen
sobre algo que no existe.
Brilla tu ojo sobre el vacío, ardiendo
sobre el vacío, glorioso
iluminando la sombra
verde la mirada filosa de tu cuchillo
dentro de tu ojo
sobre mí.
Ábreme. Hazme
roja como fruto que se olvida de sí y entrega
su jugo a la mirada.
* * *
Toda la potencia de una mirada se concentra, en este poema de Karla Sandomingo, en la imagen obsesiva de un ojo. Un ojo que, no obstante su color verde y su manifiesta belleza —o quizá precisamente por eso—, es también un instrumento en el que encarna el poder de herir, un cuchillo. Y su filo parece incidir con fuerza, con ardor incluso, sobre la voz que dice las frases del poema, sobre “alguien” que lo recibe con justificado temor y que, al mismo tiempo, lo desea. Aunque envuelto en un velo de misterio, el poema invita a pensar en que, quien así se expresa, requiere que ese ojo-cuchillo la penetre, pues sólo entonces recibirá la luz que iluminará su propio vacío interior. El poema concluye con una súplica: “Ábreme”, un ruego no carente de erotismo. Karla Sandomingo (Guadalajara, 1970) ha sido una entusiasta animadora cultural, coordinadora de talleres literarios, maestra en la Universidad de Medios Audiovisuales y subdirectora de la revista Tragaluz, de tan grato recuerdo. El poema forma parte de su libro más reciente: Domicilio conocido, publicado por Mantis Editores en 2017. *
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