¿Te creeré?
Jos Velasco – Edición 450
Si el sistema es un intermediario como Uber, Google o Airbnb, prefiero mil veces pagarle que hacer la compra directamente. Pagar con PayPal en lugar de sacar la tarjeta de crédito en cada changarro. La empresa o marca detrás de la transacción no sólo evalúa al comprador, sino también al vendedor, y su ecosistema evoluciona.
Una forma eficiente de conocer el desempeño de un producto o servicio es revisar sus evaluaciones publicadas en internet. Más que ordenarlas por estrellitas, prefiero ver las que a la gente le parecen más útiles (¿te ha parecido útil esto?). Las calificaciones negativas tienden a ser más honestas mientras que las populares son chistes.
Si el sistema es un intermediario como Uber, Google o Airbnb, prefiero mil veces pagarle que hacer la compra directamente. Pagar con PayPal en lugar de sacar la tarjeta de crédito en cada changarro. La empresa o marca detrás de la transacción no sólo evalúa al comprador, sino también al vendedor, y su ecosistema evoluciona. Pareciera que, si el intermediario te permite publicar tus productos de forma gratuita, el número de estafas se incrementa. Los estafadores harán lo imposible por mimetizarse con el sistema y ganar tu confianza. Escuché la historia de una señora que anunció en un sitio gratuito la disponibilidad de su tiempo compartido a un muy buen precio. El comprador interesado recibió la llamada de la viejita, quien le aseguró que la cosa era real, que su familia no podría hacer uso de su tiempo compartido ese año, y le proporcionó un 01-800 al que podía marcar para verificar su reservación. Al sujeto le contestaron como lo hacen en la recepción del hotel y le confirmaron su nombre y la fecha. Al día siguiente por la mañana, el comprador, desconfiado de la perfección del proceso, verificó el sitio web del hotel para darse cuenta de que el 01-800 oficial no coincidía. Marcó y le informaron que no existía la reservación y que estaba ante una estafa. Lo bueno es que el comprador no había depositado aún. Al marcarle a la señora para reclamarle, ya no existían el número de su casa ni el 01-800.
Grupos en Facebook
Todo el tiempo tengo hambre es el grupo de comida que más me gusta en Facebook. Sus miembros agradecen mucho las colaboraciones y no te saturan con recomendaciones pagadas, pues no hay un fin económico primario. El objetivo del grupo es compartir: “De, por y para todos nosotros, triponcillos insaciables, que amamos comer cuando otros no lo hacen. Compartimos experiencias, tips, sugerencias, alimentos y lugares para saciar la perra hambre”.
Cristian Vera, uno de los fundadores del grupo, dice que “la confianza se ha generado en torno a un estímulo de cercanía entre los miembros de la comunidad. La gran mayoría de participantes activos somos tapatíos y sabemos, aunque no conozcamos físicamente algunos lugares que otros visitan, que pudieran ser agradables, les otorgamos la validez de buen gusto por las fotografías y una especie de algoritmo que manejamos: periodicidad de publicación + constante participación + calidad/cantidad de la comida posteada. Hay confianza, sí. Personalmente recibo muchas preguntas de recomendaciones para comer en Guadalajara, incluso de gente que está en el grupo que no conozco, pero “sabe” (intuye, deduce) que podría tener buen gusto para la comida. Todo se basa en lo construido; comunidad. Constante comunicación, afianzamiento de los lazos de relación”.
Expertos reseñistas
Confío mucho en Jeremy Jahns, un YouTuber al que le encantan las mismas películas que a mí. En minutos y sin spoilers me convence de invertir o no en una ida al cine. Mi recomendación es encontrar gente con gustos similares a ti y valorar su trabajo. La constancia es una buena clave para confiar en el trabajo de alguien.
Que lo hagan otros
Un amigo no le tiene confianza a las tarjetas de crédito y menos a usarlas en internet. Su problema es que le gustan las cosas que se compran online y su solución es pedirle a los demás que lo hagan por él.
No entiendo por qué, pero en vez de usar su tarjeta de crédito y PayPal, la gente prefiere seguir todos estos pasos absurdos cuando compra algo por internet: comprar tinta para imprimir una ficha de depósito, formarse en el Oxxo, esperar a que se desocupe su único empleado, pagar la comisión de la transacción, tomarle una foto chafa al comprobante y esperar su validación manual por parte de un empleado de la tienda. Esperar.
Google confía en que los sitios web que ofrece en su lista de resultados estarán disponibles cuando el usuario los visite. Si el tiempo de respuesta del sitio web es rápido y la calidad es alta, Google premia al sitio mandando más tráfico. Si el sitio es la mejor opción, estará arriba de los demás. Para el caso de algunos proyectos, a mayor tráfico, mayores ganancias por concepto de publicidad. Y no es que Google confíe directamente en cada usuario, sino en la suma de las estadísticas de sus visitantes.
Donaciones
Vivimos una etapa de internet en la que es posible que los creadores de contenidos reciban grandes cantidades de dinero en pequeñas dosis. Se requiere confianza para poner en las manos de una plataforma la recaudación económica de un proyecto. La mayor prueba de confianza (o locura) la dan aquellos creadores que entregan cien por ciento de su tiempo para desempeñar su actividad y dan por hecho que los sistemas funcionarán. Tal vez entienden que la plataforma no lo es todo, sino una parte del engranaje del sistema, y que quienes hacen que funcione son las personas que apoyan su proyecto.