Sol y ciudad
Moisés Navarro – Edición 494
La idea del sol en las ciudades va más allá del uso de paneles y calentadores. Tuvo un sentido religioso y astronómico y era tan importante que los romanos previeron en su legislación el “derecho al Sol”, es decir, a la luz natural. Este concepto se ha recuperado últimamente
Ante la crisis del cambio climático que estamos viviendo, han tomado fuerza algunas propuestas para sustituir energías fósiles con lo que comúnmente se conoce como energías limpias. Una de ellas es, desde luego, la energía solar o fotovoltaica. Esta energía se utiliza cada vez más, tanto en los hogares como en parques industriales, y muchas empresas trasnacionales suelen usar esta tecnología para ahorrarse el gasto en corriente eléctrica. Incluso se ha experimentado con paneles solares en transporte público y hasta en lanchas y botes pequeños.
Pero la idea del sol en nuestras ciudades va más allá del uso de paneles y calentadores. Tuvo un sentido religioso y astronómico en Teotihuacan; en la antigua Grecia y en el Imperio romano tuvo un sentido arquitectónico, pues ahí estuvieron los inicios de lo que se conoce como arquitectura solar: construcciones orientadas según la posición del Sol, para conservar el calor en invierno y tener frescura en verano; además, variaron sus materiales para el aprovechamiento de la luz y del calor e incluyeron ventanas en baños públicos para filtrar los rayos y entibiar el agua. Era tan importante que los romanos previeron en su legislación el “derecho al Sol”, es decir, a la luz natural. Este concepto se ha recuperado últimamente ante la construcción indiscriminada de torres habitacionales en muchas ciudades del mundo, que imponen sus sombras sobre sus habitantes. En algunos países, como Inglaterra, se ha aplicado ese derecho, y en otros, como España, está en discusión, tomando en cuenta, entre otros factores, los beneficios que la luz tiene en el estado de ánimo de las personas, así como las ventajas económicas que representa.
Babcock Ranch
Planeada en Florida, con 343 mil paneles solares que ocupan el mismo espacio que 200 canchas de futbol, y concebida por un exjugador de futbol americano, esta urbe está catalogada como la primera ciudad solar de Estados Unidos. Si bien ya superó una prueba importante, pues mantuvo su energía eléctrica luego del paso del huracán Ian, que dejó sin luz a millones de personas, Babcock Ranch apenas cuenta con dos mil viviendas. Además de los paneles, los pobladores disponen de baterías para el suministro de energía en los días nublados consecutivos.
Civitas Solis
Fue inspiración para el fraile Tomás Campanella y su utópica Ciudad del Sol, una ciudad pensada para contener el conocimiento de la época y para educar a los ciudadanos. Al centro se localizaría el templo que celebraba al Sol, y alrededor siete murallas, que simbolizarían los planetas del sistema solar detectados hasta entonces y albergarían el conocimiento que se tenía. La ciudad estaría ubicada en la cima de una montaña y las personas que llegaran a vivir ahí tendrían que dedicarse al trabajo comunitario.
Matmata, Turquía
Construida hace tres mil años, esta ciudad se caracteriza por el estilo de sus construcciones: se trata de viviendas excavadas hacia el interior de una montaña. Son conocidas como “casas trogloditas”, y alrededor de ellas había un patio común. Por una parte, eran poco notorias, lo que ayudaba a protegerlas de invasiones, y además se mantenían frescas en verano y frescas en invierno, lo que resultó también una ventaja debido al tipo de clima de la región, fuertemente asediada por el sol.
Hidroponía y sol
Si bien el uso de hidroponía parece una salida a la crisis alimentaria y a la falta de espacio agrícola, así como a la deforestación, pues se puede generar en espacios reducidos e interiores, lo cierto es que la producción masiva de hortalizas con este sistema demanda mucha energía eléctrica, tanto por el bombeo de agua como por la aireación y la instalación de luces ultravioleta para sustituir la luz natural. El uso de paneles solares es una alternativa que empresas como Huerta Agro Jaguar están explorando.
Arquitectura bioclimática
Si bien para nosotros la luz solar y el calor que irradia son algo que damos por hecho, en ciertas latitudes del mundo es algo prácticamente inexistente, por lo que las personas que viven ahí tienen que emplear otras formas de conservar el calor. Este tipo de arquitectura busca aprovechar el material natural cercano: cierto tipo de madera, vegetación y nieve para conservar la energía y aislarse del frío. Además, son construcciones compactas, con muros gruesos, colores oscuros y ventilación específica.