Leí con toda atención el texto “Constelaciones familiares. Los tejidos de la vida”, publicado en el número 395 de MAGIS (Diciembre 2006-Enero 2007), cuya autora es Isabel Sepúlveda. Me centro en dos cuestiones:

1. La autora no comprendió a cabalidad “los órdenes del amor”. Estos sí son leyes naturales, pero no sociales. Hellinger enfatiza constantemente algo que la autora omite: la naturaleza fenomenológica del método. Con enorme frecuencia lo que los representantes muestran es precisamente la alteración de los órdenes del amor, innatos a la naturaleza humana y alejados de las construcciones sociales o familiares.

2. Es indispensable, en un asunto tan polémico, que se expliciten algunas fuentes. Lo tomado de las biografías y entrevistas a Hellinger es fácilmente identificable, pero quisiera saber de dónde toma la autora la tesis de que el adn es la materia y los campos mórficos son la energía. Les agradezco enormemente el envío de una bibliografía mínima sobre este punto preciso.

Fátima Fernández Christlieb

Respuesta (resumida):

Estimada Fátima,

Muchas gracias por tu interés en aclarar un par de cuestiones de mi texto. Las respondo en el mismo orden que les das.

1. Tienes razón, no menciono específicamente la naturaleza fenomenológica del trabajo de Hellinger. Este enfoque se intuye a través de la lectura de mi escrito, tanto en la experiencia de vida de Hellinger como en el desarrollo de la sesión de constelaciones que describo, muy resumidas por cierto dado el límite de espacio. Considero más importante la omisión de no describir los tres órdenes fundamentales: a) vinculación o pertenencia, b) equilibrio entre el dar y el tomar, y c) el orden en el lugar que cada individuo ocupa, en tiempo y espacio, en un determinado sistema. Estos tres aspectos constituyen el eje y estructura fundamental para su trabajo, y al no mencionarlo tal vez no quedó sustentada la aplicación más amplia de los órdenes del amor.

Mi percepción es que los tres órdenes arriba descritos son sistémicos, su naturaleza es ecológica: una parte alterada afecta al sistema y viceversa, por eso aplican al individuo, a la familia y a cualquier grupo social, ¿o de qué otra cosa si no son personas están compuestos éstos? Para revisar trabajos que abordan con mayor amplitud esta percepción, te recomiendo de Hellinger La paz inicia en el alma (Herder, México, 2006), en donde describe constelaciones realizadas con grupos sociales en conflicto aplicando, por supuesto, los tres órdenes.

Si tu percepción es que los órdenes del amor son de naturaleza innata al ser humano y no guardan relación con lo familiar y social, respeto profundamente tu punto de vista. Para mí, como Hellinger opina, la persona es más importante que las ideas.

2. También me disculpo por no haber dejado espacio para la bibliografía que ayude a explicar los avances en el estudio de la relación entre materia y energía, tan necesaria para comprender, aunque sea un poco, lo que sucede en las constelaciones y sobre todo al ser representante en una sesión. El biólogo Adrián Villaseñor fue quien tuvo la paciencia de explicarme el concepto de campos mórficos desarrollado por el científico inglés Rupert Sheldrake, aunado a su teoría de la relación entre estos y el ADN. Y sin duda, revisar la teoría de las cuerdas (string theory) a través de la amable explicación que brinda para ignorantes de la ciencia como yo la teoría del “universo elegante” (The elegant universe, Brian Greene, 1999), resulta apasionante y asombroso por los avances que muestran del conocimiento científico. Tanto del autor como de las teorías puedes consultar una inmensa bibliografía en tu buscador de internet favorito.

Isabel Sepúlveda