Renovando la manera de hacer negocios desde las aulas

Suspected victims of human trafficking are seen at a government shelter in Takua Pa district of Phang Nga October 17, 2014. To match Special Report THAILAND-TRAFFICKING/ Picture taken October 17, 2014. REUTERS/Athit Perawongmetha (THAILAND - Tags: CIVIL UNREST CRIME LAW RELIGION) - GM1EAAM0VCL01

Renovando la manera de hacer negocios desde las aulas

– Edición 482

Víctimas de trata en un refugio en el distrito Phang Nga. Estos hombres jóvenes son engañados con promesas laborales. Foto: REUTERS/ATHIT PERAWONGMETHA

Con la convicción de que es necesario cambiar de paradigma para enfrentar la desigualdad y encaminarnos hacia un mundo más justo, la Asociación Internacional de Escuelas de Negocios Jesuitas sostendrá su reunión anual con el ITESO como sede

En 30 años, el tamaño de la economía se quintuplicó, pero esta riqueza no ha beneficiado a la mayoría y, en realidad, la brecha que separa a ricos y pobres se ha acrecentado: uno por ciento de la población mundial posee más riqueza que el restante 99 por ciento.

Según Oxfam, una confederación internacional de organizaciones no gubernamentales cuyo lema es “Trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento”, esta crisis de desigualdad extrema se está agravando como consecuencia de que se han alcanzado grados sin precedentes de evasión y elusión fiscal”.

“Sin precedentes” es una forma modesta de ponerlo: nueve de cada 10 empresas de las 200 más importantes del mundo tienen presencia en, al menos, un paraíso fiscal, es decir, un lugar con regímenes tributarios muy laxos donde se pagan muy pocos impuestos o ninguno. Entre 2001 y 2014, la inversión empresarial en estos lugares se cuadriplicó.

En 2015, las 50 mayores empresas estadounidenses ocultaron un billón seiscientos mil millones de dólares en paraísos fiscales, y lo mismo hicieron con más de la cuarta parte de sus utilidades los 20 principales bancos europeos.

Las Islas Caimán constituyen una de las principales jurisdicciones fiscales en ultramar de la región del Caribe. Son el mayor centro financiero del mundo y el más popular
entre empresas y particulares millonarios por su “relajada” regulación de fondos de inversión. Foto: Pixabay

Por su parte, la Red por Justicia Fiscal, una coalición independiente de investigadores y activistas preocupados por los efectos de la evasión, ha denunciado que el mundo pierde más de 427 mil millones de dólares en impuestos al año a causa del abuso fiscal internacional. De ellos, 245 mil millones se pierden debido a que las empresas multinacionales transfieren sus ganancias a paraísos fiscales a fin de ocultar las ganancias que obtuvieron realmente en los países en los que operan y, por tanto, pagan menos impuestos de los que deberían. Los 182 mil millones de dólares restantes se pierden debido a que las personas adineradas ocultan activos e ingresos no declarados en el extranjero, para ponerlos fuera del alcance de la ley.

Los países de todo el mundo pierden cada año, en promedio, el equivalente a 9.2 por ciento de sus presupuestos del rubro salud.

Además, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que, en 2016, 24.9 millones de personas estaban sometidas a trabajo forzoso; 16 millones eran explotadas en el sector privado, por ejemplo, en el trabajo doméstico, la industria de la construcción o la agricultura. Una de cada cuatro víctimas de la esclavitud moderna es un niño.

En cuanto al impacto medioambiental de la producción, los 10 países que más dióxido de carbono arrojan a la atmósfera generan 72 por ciento de los gases invernadero. China, que está en el primer lugar de la lista de emisores de co2, contamina tanto como Estados Unidos, India, Rusia y Japón juntos. De acuerdo con una revisión de las cifras de la publicación española Expansión, los países más contaminantes son naciones desarrolladas.

Parece que es momento de repensar la manera en la que se hacen los negocios en el mundo.

“Si nosotros tenemos una filosofía basada en la acumulación y en la ganancia, estamos claramente contraviniendo algo que ya no es posible”, indica José de Jesús de la Cerda Gastélum, director de la Escuela de Negocios del ITESO.

De hecho, lo que ocurre en la actualidad es que se está llevando a la muerte a la economía, considera Luis Ignacio Román Morales, profesor investigador del Departamento de Economía, Administración y Mercadología (DEAM) de esta universidad. “Si queremos simplemente poder vivir en este planeta y, además de eso, ser capaces de vivir juntos, necesitamos crear un esquema de administración y de gestión de la vida —de las empresas, del gobierno, del país y de todo— que nos permita vivir juntos”, dice.

“Lo que no podemos es seguir con un esquema económico en donde 16 personas —unos cuantos ultramillonarios— tienen la misma riqueza económica que la mitad más pobre de la humanidad”.

La pesadilla de Brijesh Yadav comenzó cuando un empresario le prestó 300 dólares  estadounidenses para la boda de su hermana. Con tal de devolverle el dinero, él y su familia tuvieron que viajar unos mil kilómetros, desde el estado de Uttar Pradesh, al norte de la India, para trabajar en una fábrica de ladrillo, en el opulento estado occidental de Gujarat. Foto: REUTERS/Navesh Chitrakar

Revolución desde la formación

Esta situación ha sido reconocida Un paradigma inspirador para la educación empresarial jesuita, documento publicado en marzo de 2020 por la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas, que advierte cómo, a pesar de los importantes avances económicos de las últimas décadas, la pobreza extrema persiste y la degradación ambiental continúa en todo el mundo.

“Esto es especialmente trágico para millones de personas marginadas —silenciosas e invisibles—, incluidas las mujeres, los niños, las minorías, los migrantes, los refugiados y las comunidades indígenas excluidas de los beneficios del sistema de mercado”, se lee en la presentación del documento.

También aborda el impacto de las disrupciones del mercado laboral debido a la subcontratación, la inteligencia artificial y la automatización, que reemplazan el trabajo que antes realizaban los humanos y, en consecuencia, alientan la creciente desigualdad.

“La financiarización de la economía ha fomentado la idolatría por el dinero y ha aumentado la especulación en los mercados en nombre de un grupo muy reducido de personas influyentes en la cima”, señala el texto.

Una manera eficiente de encontrar nuevas formas de hacer negocios es educar de manera distinta a quienes van a crearlos y administrarlos. Con esto en mente, se ha preparado una nueva edición, la vigésima sexta, del Foro Mundial Anual de la Asociación Internacional de Escuelas de Negocios Jesuitas (IAJBS, por sus siglas en inglés), que se llevará a cabo de forma virtual del 20 al 22 de julio, con el ITESO como anfitrión.

“Se trata de una convicción de reconocimiento de los problemas de la humanidad, que son los más graves en el terreno de la justicia social: la desigualdad económica, el impacto ambiental en los estratos más pobres de la sociedad y también la criminalidad”, explica De la Cerda Gastélum. “Sin negar el progreso tecnológico y sin negar la importancia de la empresa como entidad de producción de bienes y servicios, y tampoco, por qué no, negamos la legitimidad de la ganancia, pero hablamos de una ganancia con propósito”.

La creación de un nuevo paradigma de educación empresarial ha resultado en la formación de una fuerza de trabajo que pretende crear nuevos planes de estudio basados ​​en la antropología, la ética, la gobernanza y la sostenibilidad desde la perspectiva jesuita.

“Estamos trabajando comunitariamente, internacionalmente, para modificar la base educativa de las carreras de administración y negocios; por ejemplo, estamos trabajando en economía para el desarrollo sostenible, estamos trabajando en un curso de finanzas, uno de estrategia, uno de operaciones”, agrega.

Mientras esto ocurre, los objetivos de esta edición del Foro Mundial son, “primero, estar juntos, es decir, convocar y estar juntos un tiempo para intercambiar ideas en torno a este nuevo paradigma. Estamos esperando de 150 a 180 participantes, provenientes de universidades jesuitas de 53 países; usualmente se juntan 120 o 140”, puntualiza De la Cerda Gastélum en vísperas de la celebración del encuentro. “El segundo objetivo sería que quienes asisten ahí con ponencias, con casos y con propuestas de calidad académica, tengan un compromiso social muy bien expresado y llevado más adelante hacia la práctica profesional”.

La industria textil, históricamente trabajada por mujeres, se ha convertido en un negocio multimillonario alrededor del mundo. La realidad para las manos maquiladoras es muy diferente. El pago por cada prenda es ínfimo y, por tanto, deben hacer cantidades enormes para poder al menos acercarse al salario mínimo. Foto: REUTERS/Andrew Biraj

Una concepción mágica del mercado

Entre los documentos que inspiran este trabajo, De la Cerda Gastélum menciona los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030. Pero, sobre todo, las universidades jesuitas están respondiendo al llamado que el Papa Francisco hizo en su segunda encíclica, Laudato si’, firmada en mayo de 2015.

Quien crea que una carta del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica no es una fuente de pensamiento económico, debería leerla con atención: “Una vez más, conviene evitar una concepción mágica del mercado, que tiende a pensar que los problemas se resuelven sólo con el crecimiento de los beneficios de las empresas o de los individuos. ¿Es realista esperar que quien se obsesiona por el máximo beneficio se detenga a pensar en los efectos ambientales que dejará a las próximas generaciones?”, se lee en ese documento.

La encíclica también advierte que la alianza entre la economía y la tecnología terminará dejando afuera lo que no forme parte de sus intereses inmediatos. “Así sólo podrían esperarse algunas declamaciones superficiales, acciones filantrópicas aisladas y aun esfuerzos por mostrar sensibilidad hacia el medio ambiente, cuando en la realidad cualquier intento de las organizaciones sociales por modificar las cosas será visto como una molestia provocada por ilusos románticos o como un obstáculo por sortear”, indica.

Román Morales apunta que mensajes de este tipo no han estado exentos de la crítica del sector empresarial, según el cual, el Vaticano debería abstenerse de hablar de asuntos como la administración o la economía, en general. Son señalamientos que no tienen mucho sustento. “Para empezar, el Papa parte de una formación enormemente positivista, desde el hecho de que es un ingeniero químico. Pero, además, ¿quiénes son los que le están hablando al oído al Papa para ese discurso económico? Pues son, nada más, Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Thomas Piketty, posiblemente los tres mejores economistas que existen ahora en el planeta”, explica.

“Me parece que cuando dice el Papa que hemos convertido al mundo en un inmenso depósito de porquería, finalmente lo que está diciendo es que, si queremos recuperar el mundo como la casa común, no nos queda de otra más que hacer cosas significativamente diferentes”.

Y eso, ¿cómo se hace?

Por supuesto que no será una tarea sencilla. Las inercias son enormes. “Es muy difícil trascender los viejos paradigmas; desde el libro que utilizas, los artículos a los que te refieres, desde la búsqueda de las empresas por profesionales”, reconoce De la Cerda Gastélum. “Es muy difícil, no creemos que una generación va a lograr este cambio. Yo creo que se van a necesitar varias generaciones, y por generaciones estoy hablando de periodos de década y media, quizá dos décadas, en las que tengamos que ir cambiando la apatía de decanos, profesores e, incluso, los mismos estudiantes”.

Para Román Morales, un objetivo importante es evitar que esta intención decaiga en lo puramente gatopardista: un discurso “buena onda” que encubra las mismas prácticas de siempre.

“La gran bronca no es cambiar el discurso de las escuelas de negocios, la gran bronca es que se lo tomen en serio, y que se lo tomen en serio implica no solamente otra currícula; implica, la posibilidad de generar metodologías, conceptos, estructuras de pensamiento, profesores, investigadores, trabajo de involucramiento con la realidad de las empresas, que sean coherentes con ese discurso”, puntualiza.

“Profesores los puedes conseguir y, de hecho, muchos los hay; pero, para empezar, necesitas que sigan existiendo profesores técnicamente sólidos y que sigan defendiendo el modelo actual, porque una universidad también es eso, una universidad tiene que implicar el debate. La cuestión es cómo generar que haya personas con conocimiento que persistan en esta lógica y, al mismo tiempo, tengan visiones alternativas y puedan ir incorporando otras perspectivas”.

Miles de niños son explotados alrededor del mundo como mano de obra casi gratuita. Algunos trabajan hasta 12 horas diarias en productos que terminan en los mercados occidentales. Foto: REUTERS/Andrew Biraj

Tal vez una guía sea la enseñanza de las asignaturas relacionadas con la ética, cosa que ya se hace tradicionalmente en las universidades jesuitas. En ellas, explica Bernardo García González, director del Departamento de Formación Humana del ITESO, la pretensión no es compartir contenidos de lo que la universidad considera que es lo mejor o lo más justo, sino hacer que los estudiantes desarrollen esta facultad de discernimiento.

“Yo no le voy a decir al estudiante, frente a un asunto polémico —como pueden ser cuestiones de género, de empresa, de economía—, ‘esto es lo bueno y esto es lo malo’, pero sí voy a abrir un campo en donde el estudiante pueda ser más crítico respecto del mundo en el que estamos, del contexto en el que estamos, para que él, autónomamente, libremente, se vaya formando un juicio de lo que es bueno y lo que es malo”.

“Una parte central de la ignacianidad es, justamente, la capacidad de discernimiento y, entonces, creemos que la ética que promovemos en el ITESO tiene más que ver con el discernimiento y con la libertad, que con la obligación”.

Uno de los obstáculos en iniciativas como ésta es que, en muchas ocasiones, el estudiantado no esté convencido de que este tipo de asignaturas tiene que ver con su formación, reconoce. “Entiendo a un estudiante que estudia Administración de Empresas, por ejemplo, y que luego, luego se tope con Ética, Identidad y Profesión, o Contexto Histórico y Social; entonces, de entrada, dice: ‘No, ésta me la están poniendo como a fuerzas, no tiene que ver con mi carrera’”, agrega.

“Con un estudiante, por ejemplo, del Departamento de Economía, Administración y Mercadología, lo que nos interesa es abrir el problema: la Filosofía, la Ética, en concreto, tiene razón de ser cuando se reconocen problemas”.

Éste, añade García González, podría ser el indicador de éxito de un curso de estas características. “Yo consideraría exitosa una materia en donde un estudiante dice, por ejemplo, ‘Órale, en el mundo en el que estoy hay problemas, hay problemas que me conciernen, no me son ajenos, y mi ejercicio profesional tiene que ver con alimentar esos problemas o tratar de solucionarlos’”, explica.

Con todo, coincide con la opinión de De la Cerda Gastélum y de Román Morales: se trata de un camino cuesta arriba. “El gran problema es que esto de la utilidad, por ejemplo, está tan inmerso en la cultura, en una cultura de producción, en una cultura de competencia, de statu quo; eso ya está incorporadísimo y, claro, está incorporado no sólo en los estudiantes, sino también en los profesores; y no sólo los profesores, sino también en las estructuras organizacionales”, dice. .

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MAGIS, año LX, No. 502, noviembre-diciembre 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de noviembre de 2024.

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