Todas las mañanas, Juan Vázquez se dedica al ajedrez —como llama a su trabajo—, en un despacho de contadores donde atiende nueve cuentas. Los lunes, miércoles y viernes interrumpe la partida para llegar, a las tres de la tarde, a Terminal Aérea, un programa sobre música del mundo, que conduce en el 96.3 de FM. De ahí, vuela a un bachillerato público, donde imparte la asignatura de literatura.
¿Cuál trabajo dejaría ahora? “Ninguno”. ¿Cómo puede combinar los números con la radio y las letras? “Con la naturalidad cotidiana de un equilibrista”, afirma.
Juan Vázquez estudió literatura cuando ya tenía una historia de cursos y diplomados en contaduría, área en la que comenzó a desempeñarse a los 16 años, al tiempo que estudiaba música. Trabajaba en un despacho cuando de pronto se vio inscrito en cada curso de impuestos del que tenía noticia: “Me hice de una cuenta pequeña. Pensé que era temporal: me gusta, me divierto y aprendo”. Un día quiso dejar las cuentas y se sintió vacío.
¿Se lleva la contaduría con la literatura? “Claro que sí. La rama fiscal requiere horas de lectura. Tiene que ver con una interpretación semántica de leyes dinámicas. Los números están llenos de adrenalina”.
Más aún, Juan Vázquez está convencido de que una relación sana y un buen libro le pueden cambiar la vida a alguien. “Ambos conllevan algo de angustia y algo de placer”.
¿Qué le diría a un escritor? “Que si lleva una contabilidad sana habrá un demonio menos tras él”. ¿Y a un contador? “Que la construcción de un país está en el conocimiento; en el soporte cultural del pueblo”. m.
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