Pedro Kumamoto y la hora de los ciudadanos

Kumamoto en una actividad con habitantes de su distrito. Foto: kumamoto.com

Pedro Kumamoto y la hora de los ciudadanos

– Edición 459

“Somos una nueva mayoría de afectadas y afectados por el sistema económico y político”, afirma el primer diputado independiente de Jalisco. Con su actuación, este joven representa a una generación que está expandiendo las formas de participación política y, al lado de su también joven equipo, trata de demostrar que sí es posible cambiar el sistema desde sus entrañas

Parecía una reunión de viejos conocidos: la pequeña oficina pronto se llenó de decenas de personas que saludaban cariñosamente a los seis integrantes del equipo del diputado Pedro Kumamoto. No era una jornada común de puertas abiertas en la sala j1 del Palacio Legislativo: aquel día, el 7 de junio pasado, celebraban dos años de la elección que los llevó a “ocupar” el Congreso de Jalisco. Minutos después apareció en la puerta Kumamoto, el niño de la enorme sonrisa que se entusiasmó con la política en la elección de Vicente Fox del año 2000, el adolescente que se interesó por las luchas sociales con la Comuna de Oaxaca y La Otra Campaña del EZLN en 2006, el joven que a sus 25 años se convirtió en el primer diputado independiente de Jalisco.      

Pero en el ambiente había otra razón para celebrar: la semana anterior, el Congreso había aprobado #SinVotoNoHayDinero, una de las iniciativas insignia del joven equipo de Kumamoto, que desde finales de 2015 impulsaba esta propuesta para reducir el millonario financiamiento público de los partidos políticos. Después de una maratónica sesión en el Pleno del Legislativo, finalmente en la madrugada del 1 de junio se aprobó la reforma electoral, por la cual ahora el presupuesto público para los partidos se calculará en función de cuántas personas votan, y no a partir del padrón electoral, de tal manera que se reducirá hasta en 60 por ciento, en promedio, el dinero que entregamos cada año los mexicanos a los partidos a través de los impuestos.

Temprano aquella mañana, Kumamoto y su equipo grabaron un video saliendo del Palacio Legislativo. Ahí el diputado anuncia: “Te tenemos una buena noticia, #SinVotoNoHayDinero acaba de ser aprobada aquí en el Congreso de Jalisco. Estamos cansados, pero contentos, porque la fuerza política mayoritaria la aprobó; eso sucedió gracias a que tú te activaste, rompiendo con la lógica de que las cosas han sido así. Hoy demostramos que los muros sí caen”.  

“Los muros sí caen” es una de las consignas de los casi 20 jóvenes que en 2014, hartos de los viejos partidos, decidieron impulsar la participación de ciudadanos en los asuntos políticos con formas de organización colectivas y horizontales. Para ello eligieron a Pedro Kumamoto como candidato independiente con una campaña austera: costó 249 mil pesos (que equivale a menos de 20 por ciento del tope impuesto por la autoridad electoral). Su experiencia coincide con una generación de personas y organizaciones que llevan el hartazgo del sistema político hacia iniciativas que buscan generar mayor participación ciudadana en la política. Se trata de un fenómeno que ocurre en México, pero también en muchos más países.        

Pedro Kumamoto Pedro Kumamoto, diputado independiente en Jalisco por el distrito 10, de Zapopan. Foto: Lalis Jiménez

En Argentina, Pía Mancini ha lanzado proyectos (como el Partido en Red o DemocracyOS) para incentivar a los ciudadanos a involucrarse en los asuntos públicos a través de aplicaciones tecnológicas. En Brasil, Alessandra Orofino, fundadora de Meu Rio, una red de movilidad en Río de Janeiro, ha desarrollado trabajos de participación ciudadana en la construcción de la ciudad, utilizando una combinación de las nuevas tecnologías con las formas tradicionales de comunicación.

Kumamoto opina que existen amplias posibilidades de lograr mayor participación ciudadana en los espacios políticos, porque cada vez hay más personas afectadas por el sistema.

Pero comienzan a surgir voces desde el pensamiento crítico que advierten que, lejos de transformar el sistema, estos proyectos ciudadanos terminan beneficiando a las elites que controlan el Estado, perpetuando sus relaciones de dominación y fomentando la desmovilización social. Sobre la “ideología ciudadanista”, el autor español Miguel Amorós advierte: “Los agitadores de la víspera se vuelven gestores responsables a la hora de instalarse en las instituciones”.[1]

Carlos Peralta Varela, profesor investigador del Centro de Investigación y Formación Social del
iteso, sostiene que “existen muchos escenarios reales y posibles para la participación de los jóvenes, más de los que hay ahora, porque ellos los están creando. Por ejemplo, todo lo de movilidad no motorizada viene por jóvenes, personas que están instrumentando comercio justo y sembrar en las azoteas, reconstruir las ciudades desde una perspectiva diferente y luchas contra la contaminación; incluso veo que los jóvenes están intentando entrar en la lógica de la política tradicional con la esperanza de hacer cambios desde dentro de los partidos e instancias de gobierno. Creo que cada vez se escucha menos eso y cada vez más entran en áreas donde pueden realizar actividades desde su propia perspectiva, sin que tengan contrapartes o estructuras que los restrinjan tanto”.

 

Primero desde las artes

José Pedro Kumamoto Aguilar nació en Guadalajara el 26 de enero de 1990. Es hijo de José Conrado Kumamoto Jiménez y de María Teresa Aguilar de la Peña. Su apellido se remonta a su bisabuelo, un inmigrante de origen japonés que arribó a México antes de la Segunda Guerra Mundial. “Creo que la primera vez que me empezó a interesar, digamos, la política —así entendida como este fenómeno electoral, nada más—, fue en el año 2000, con la elección de Fox. Yo tenía 10 años y no entendía muy bien por qué había tanta emoción con respecto al tema, pero me animaba”. No tardó en desencantarse con los procesos de participación electoral vividos en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.

Como adolescente, recuerda, “empecé a ver, por ejemplo, el movimiento de la appo [Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la comuna de 2006]. Cuando estaba en la preparatoria empecé a interesarme más en los temas de reivindicaciones, sobre todo de autonomía, de procesos autogestivos. Me voy a la UNAM a estudiar Literatura Dramática y Teatro y ahí conozco mucho más de cerca las demandas de Atenco, el proceso de acompañamiento del zapatismo, por lo mismo de que había grupos o bases de apoyo que suscribieron la Sexta [Declaración de la Selva Lacandona], empiezo a conocer un poco más del tema”.

Kumamoto fue rechazado después para ingresar a la escuela de cine de la UNAM y regresó a Guadalajara en 2009, “en medio de esta activación política personal, pero, por otro lado, con una ciudad que estaba brotando y que tenía muchos focos de procesos políticos abiertos. El proceso que yo viví, políticamente activo, fue la búsqueda de la creación de alternativas de otra ciudad y el rechazo al puente Matute Remus. Ese campamento fue fundamental para mí, para activarme políticamente y darnos cuenta de que lo político no era sinónimo nada más de lo electoral, que no era sinónimo nada más de algo que se hacía en Chiapas o algo que se hacía desde otro tipo de comunidades, sino que se podía hacer en la ciudad y que tenía que ser hecho por más personas”.

En esa etapa, el joven constató que “las decisiones gubernamentales estaban siendo tomadas por personas poco calificadas, cerradas, evidentemente influenciadas por ciertos grupos de poder, y ahí es donde nace la idea: ¿podemos o no podemos participar en esto? Yo lo consideraba más desde las artes, porque yo quería dedicarme a hacer poesía, a hacer cine, a trabajar desde el lado de la gestión cultural”.

Kumamoto entró al ITESO en 2010 para estudiar la licenciatura en Gestión Cultural. Ahí, “por ser el más argüendero, me proponen como presidente de mi licenciatura. Empezamos a participar varias personas en esta política estudiantil, también un poco reivindicando el hecho de que ser presidente estudiantil no tiene que ser sinónimo de ser un fósil o un golpeador, o creer que lo que dice tu universidad está bien”.

En 2012 hubo una fuerte actividad política y social en México, por la efervescencia electoral y con la irrupción del movimiento estudiantil #YoSoy132 en mayo. En aquel momento, Kumamoto cerraba su ciclo como presidente de alumnos de Gestión Cultural y se interesaba en las elecciones para la presidencia de la Unión de Sociedad de Alumnos del ITESO (USAI). “Nadie se estaba inscribiendo, y al mismo tiempo estaba el proceso electoral [nacional]. Fueron muchas pláticas con mi novia, con mis amigos y amigas sobre el hecho de que era una hipocresía enorme pedir que el cambio del país se diera, si no estábamos ocupando por lo menos algunas posiciones que eran importantes para representar mejor a los alumnos. Desde mi punto de vista, entonces, fue: ‘Pues no seas tú también hipócrita, cabrón, y lánzate de presidente’”.

En unas elecciones con muy baja participación, Kumamoto resultó presidente de la USAI para el periodo 2012-2014. En esa etapa se “abrió el camino para decir: la sociedad estudiantil puede ser crítica, puede ser divertida, puede ser democrática, puede ser mucho más abierta”.

Kumamoto Sin Voto No Hay Dinero

Wikipolítica, del mundo digital a la calle

Alejandra Parra es politóloga y también coordinadora de Gestión y Proyectos Comunitarios en el equipo del diputado Kumamoto, a quien conoce desde la infancia. En el verano de 2012, ellos comenzaron a hablar acerca del Wikipartido, una iniciativa lanzada pocos meses antes por un grupo de jóvenes en la Ciudad de México con la idea de crear un partido “que sea democrático, que respete los derechos humanos, donde todo se vote y sea abierto”, y que utilizaría el internet como herramienta para la participación.

En diciembre de ese año, Kumamoto y otros jóvenes de Jalisco se incorporaron al proyecto, y en enero de 2013 presentaron la solicitud para registrar al Wikipartido, “pero en los siguientes meses nos dimos cuenta de que se requiere dinero, mucho dinero, que se requerían redes con las que todavía no contábamos y que, en todo caso, teníamos el riesgo de caer en prácticas indeseables; entonces dijimos: ‘Bueno, no’”.

En 2014 hubo un cambio: “Decidimos seguir llamándonos Wikipolítica, pero ahora es un colectivo y vamos a seguir haciendo temas de pedagogía política, vamos a hacer conferencias, vamos a tejer redes con la sociedad civil, impulsando la idea de que la participación institucional vale la pena”. Ese año también decidieron apostar por la nueva figura de las candidaturas independientes, “para ocupar espacios locales, era importante para nosotros una candidatura local; creíamos que un distrito local era ganable, el distrito 10 [Zapopan] tenía características que nos podían facilitar un poco este tema, porque además era el distrito en el que vivíamos prácticamente todos”.

Los primeros acercamientos, cuenta Alejandra, fueron con personas de la sociedad civil, con activistas, “pero nadie quiso, porque en 2014 nadie sabía qué era una candidatura independiente, nadie sabía que existía, nadie daba un peso por un grupo de chavos con ganas de hacer cosas”. Por ello, “decidimos elegir a Kumamoto, la persona más indicada porque es súper carismático, porque era presidente de la USAI y porque era la persona que de cierta forma tenía un poco más de historial, estaba por graduarse”.

En diciembre de ese año se oficializa la aspiración de Kumamoto para ser candidato a la diputación por el distrito 10, y viene entonces el reto de salir a las calles a recabar firmas para registrarlo. “Cuando era Wikipartido, la participación era total y absolutamente de nicho y virtual”, pero en la recolección de las 5 mil 500 firmas requeridas se multiplicaron los contactos presenciales, “primero sobre todo para personas conocidas, la neta, gente del iteso, gente del distrito, gente muy parecida a nosotros, fue el primer público”.

Pero el apoyo aún era insuficiente: las brigadas apenas consistían en Parra, Kumamoto y un puñado de compañeros. “Fueron 40 días de recolección de firmas, los primeros 25 de súper baja intensidad, gente buena onda, parecida a nosotros pero sin el compromiso de nosotros: era gente que creía, pero sólo había mucho clic-activismo en esos primeros días”.

La atención mediática y las visitas de Kumamoto a los domicilios del distrito comenzaron a cambiar la situación, pero el momento clave fue un rally de recolección de firmas acompañado por un nuevo mensaje del aspirante: “Hicimos ese video donde Kuma dice una frase que a cada rato repetimos de broma: ‘Esto puede ser sólo una buena idea o puede ser una realidad si tú te involucras’”.

Aquel sábado llegaron más de 100 personas para unirse a las brigadas y tan sólo ese día juntaron mil firmas. Al final reunieron 7 mil 200 y Kumamoto se convirtió en candidato independiente, lo que “detonó ya un proceso mediático mucho más grande de participación, y para la campaña comenzamos a hacer algo que llamamos nodos: una red de nodos en las colonias, en los espacios de trabajo, o nodos simplemente de amigos para que hagan actividades y hagan discusión y hagan campaña por este candidato”.

Otro punto de contacto con los electores fue la casa de campaña de Kumamoto, en la esquina de Beethoven y Miguel Ángel. Parra cuenta que “fue un gran espacio, siempre estaba abierta”. También se hacían reuniones en parques, “donde Kuma iba personalmente y dedicaba media hora o una hora a hablar con esos grupos de personas; no eran masivas, eran 20 o 25 personas, pero que terminaban súper convencidas y hacían difusión más intensiva”.

Kumamoto equipo de trabajo Jóvenes integrantes del equipo de trabajo de Pedro Kumamoto. Arriba, de izquierda a derecha: Claudia Ramírez Ramos, coordinadora Legislativa; Alejandra Parra Cárdenas, coordinadora de Gestión y Proyectos Comunitarios; Susana Ochoa Chavira, coordinadora de Comunicación Política y Social. Abajo, de izquierda a derecha: Aldo Partida Rodríguez, coordinador Jurídico; Álvaro Quintero Casillas, coordinador de Enlace e Investigación; Raúl Ávila Guerrero, coordinador de Comunicación Multimedia.

“Es un poder al ciudadano”

De repente, la oficina se siente más amplia, permitiendo ver en detalle el acomodo del espacio, con dos islas de trabajo al centro para facilitar la convivencia y el trabajo del equipo. Sólo se ha quedado una invitada, la señora Ceci, quien vino a “presentar una propuesta” y escucha atenta nuestra conversación.

Le pregunto a Parra cómo se mantiene la participación de los habitantes del distrito 10 desde que Kumamoto se convirtió en diputado, en octubre de 2015. “Tenemos varios medios de comunicación, súper públicos, tenemos Facebook, Twitter, la página web; el celular que acabo de responder es un teléfono que está en todos lados, en las redes, y lo respondo yo personalmente”.

Por estos medios se reciben quejas, ideas y muchos desahogos de personas indignadas. “Si quieres sólo decirnos tu idea, va, te vamos a escuchar, la vamos a apuntar, la vamos a tomar en cuenta, la vamos a internalizar. Pero si ya tienes una propuesta redactada o si quieres algo en específico mándanos un mail, escríbenos uno o dos párrafos de qué es lo que crees que debe cambiar”.

Si la propuesta está bien fundamentada, viene un proceso de acompañamiento en el que se establecen acuerdos: “somos un equipo pequeño, ustedes nos echan la mano con investigación, con campañas desde la sociedad civil, con la exposición de motivos, con un montón de cosas, y nosotros nos comprometemos a ser el vehículo y a darles toda la honestidad acerca de un proceso legislativo. Y otra cosa: nosotros no presentamos iniciativas sólo por presentarlas, estamos en contra de eso, hacemos todo un proceso de socialización para explicarle a la gente por qué no podemos solamente presentar iniciativas; sería muy fácil sólo hacer eso”.

Cita, como ejemplo, el caso de “unas chicas de un colectivo que se llama Comparte la Ciudad, que quisieron proponer un sistema de evaluación del transporte público”. Con ellas, el equipo de Kumamoto ha trabajado durante casi un año y su propuesta fue presentada ante el Congreso en mayo pasado.

“Como somos tan poquitos, no podemos darle todo el seguimiento” a este tipo de propuestas, por eso “les decimos que ellos se lo den y se profesionalicen también” en política. Aquí interviene Ceci, diciendo: “Es un poder al ciudadano, no es cuestión de ‘háganme’, ‘participen por mí’, es que aprendan”.

Kumamoto también hace visitas regulares a las colonias para rendir cuentas y escuchar a las personas, mientras Wikipolítica sigue trabajando en sus propias actividades, haciendo “cosas más transversales de participación. Ha sido todo un reto: de ser una organización tan chiquita, a ganar una elección, a recibir a un chingo de gente que sólo quiere ayudar, pero no sabe cómo. Entonces, a partir de este año comenzamos con una nueva modalidad que consiste en hacer encuentros mensuales abiertos al público”.

Sin embargo, Kumamoto reconoce que los tiempos y las dinámicas del trabajo legislativo han limitado el contacto frecuente que mantenía con los habitantes de su distrito. “Se debe seguir generando un ejercicio de rendición de cuentas, pero sí supone un esfuerzo extra” para que “no te coma a ti y para que no creas que lo que antes condenabas, ahora está bien […] Se puede negociar y se pueden plantear cosas impopulares, pero se tiene que argumentar con claridad por qué se hacen. Lo que definitivamente no puede suceder es que se busquen beneficios en lo particular; lo que no se puede hacer son negocios con lo público; lo que no debe pasar es que normalicemos la cultura del despojo, de la necropolítica, del autoritarismo, de la misoginia, de la homofobia, de todo lo que se vive aquí en estos pasillos y que es la cultura de lo institucional en el país, es decir, que los abogados blancos de 50 años de clase alta sean quienes gobiernen este país”.

Sin embargo, Kumamoto considera que las iniciativas de política ciudadana pueden “llegar a mucho más, si y sólo si nos damos cuenta de algo importantísimo: somos una nueva mayoría. Y esa nueva mayoría en Jalisco gana menos de 7 mil pesos; nadie puede comprar una casa; nadie tiene acceso a la seguridad social pública de calidad, a las personas que se van a pensionar, no les van a dar más de 2 mil 500 o 3 mil pesos mensuales […] Somos una nueva mayoría de afectadas y afectados por el sistema económico y político; somos una nueva mayoría que no puede caminar tranquila por la calle y, como dice la vocera [María de Jesús Patricio, del Congreso Nacional Indígena], ahora se debe emprender una lucha por la vida”.

 

“A la izquierda del capitalismo”

Buena parte de las críticas que han recibido las iniciativas de participación “ciudadana” en la política profesional se centra en su caminar dentro de los márgenes del Estado para proponer reformas al sistema que no llegan a representar una amenaza real para las élites del poder, es decir, no proponen una transformación radical de las relaciones sociales, políticas o económicas.

Miguel Amorós (Valencia, España, 1949) es un historiador, teórico y militante anarquista, autor de una enorme bibliografía, quien aborda desde una perspectiva crítica esta tendencia de participación ciudadana: “La revolución ciudadanista empieza y termina en las urnas. Las reformas dependen exclusivamente de la aritmética parlamentaria, o sea, de la gobernabilidad institucional […] Se han de conseguir nuevas mayorías políticas ‘de cambio’ para asegurar la ‘gobernanza’, ya que nadie desea una ruptura social, sino una ‘democracia de las personas’: una partitocracia más atenta con sus creyentes”.

Agrega que los “ciudadanistas” se dirigen a un nuevo sujeto: “la ciudadanía, conjunto abstracto de individuos con derecho a voto […] Hablan en representación de una clase universal evanescente, la ciudadanía, cuya misión consistiría en cambiar con la papeleta una democracia de mala calidad por una democracia buena, ‘de la gente’. Así pues, el ciudadanismo es un democratismo legitimista que reproduce tópico por tópico al liberalismo burgués de antaño y con mucho alarde trata de correrlo hacia la izquierda […] Formalmente pues, se sitúa en la izquierda del sistema. Claro, ya que es la izquierda del capitalismo”.

“La preservación del Estado y no el fin del capitalismo es, pues, la prioridad máxima de los nuevos partidos, de ahí que su estrategia de asalto a las instituciones, ridículo sucedáneo de la toma del poder leninista, se apoye sobre todo en los electores conformistas y resignados decepcionados con los partidos de siempre, y subsidiariamente, en los movimientos sociales manipulados, una vez neutralizado todo lo que podían tener de antiautoritario y subversivo. La actividad institucional promueve una lectura reformista de las reivindicaciones colectivas y anula cualquier iniciativa moderada o radical de la base”.

El historiador afirma que “el ciudadanismo no trata de cambiar a la sociedad, sino de administrar el capitalismo […] El voto, el acta de diputado y el pacto son las armas ciudadanistas, no las movilizaciones, las ocupaciones o las huelgas generales”.

Su trabajo legislativo

Como legislador, Pedro Kumamoto ha presentado alrededor de 90 iniciativas, algunas propias y otras son suscripciones en el Congreso de Jalisco. Ha estado en primera línea en batallas como la eliminación del fuero para legisladores y en la aprobación de la llamada Ley 3de3, para obligar a los funcionarios públicos a presentar sus declaraciones fiscal, patrimonial y de intereses. Al momento de escribir estas líneas, el equipo mantenía una petición en la plataforma change.org a fin de juntar 15 mil firmas que respalden un paquete de iniciativas para crear juicios políticos ciudadanos, independizar a la fiscalía y reformar el Poder Judicial “para que sea verdaderamente independiente, profesional y cercano”.

La autonomía de la Fiscalía de Jalisco ya estaba generando otra pelea entre el PRI y Movimiento Ciudadano (MC) para acaparar reflectores. Una disputa similar, pero más fuerte, entre el PRI y MC se dio pocos días antes con la aprobación de #SinVotoNoHayDinero. La reforma electoral, aprobada el 1 de junio de 2017, después de días de debates y reuniones entre los diferentes bandos políticos del Congreso (Kumamoto se reunió con el gobernador Aristóteles Sandoval, en Casa Jalisco) y de una maratónica sesión legislativa, contiene finalmente elementos de la propuesta de Kumamoto y de la que lanzó el PRI para reducir financiamiento público.

Sin embargo, semanas después, la Suprema Corte de Justicia de la Nación admitió a trámite una acción de inconstitucionalidad que interpuso el Partido Verde Ecologista de México contra la reforma electoral. Kumamoto y su equipo preparaban, junto con especialistas, la defensa legal de su iniciativa.

“Confluir en la justicia y la dignidad”

Pedro Kumamoto está consciente de las críticas a las iniciativas “ciudadanas” de participación política, e incluso reconoce que se ha planteado autocríticas al respecto.

Apoyas al Congreso Nacional Indígena (CNI) y la candidatura independiente de María de Jesús Patricio, vocera del Concejo Indígena de Gobierno, a la presidencia. ¿No crees que hay una contradicción entre tu proyecto y la propuesta del CNI, que es anticapitalista y plantea voltear al sistema de abajo hacia arriba?

Antes de contestar eso, primero hay que reconocer las diferencias que existen desde los enormes privilegios con los cuales yo viví, y la situación de las comunidades indígenas, las mujeres, las personas que viven desprotegidas y, sobre todo, desplazadas en este país. Sí existe, desde luego, una diferencia, que la enuncio porque creo que hay que ser justo respecto a lo que ellos están viviendo y, sobre todo, lo que muchas de las personas que probablemente van a leer esta entrevista nunca han tenido que vivir: lo que es ser una mujer indígena, del campo, jornalera en este país, creo que muchas veces la ciudad no lo entiende y no trata de darse cuenta de eso. Vivimos en un país para hombres, para abogados, para la clase alta; entonces creo que ahí, de entrada, hay algo que romper. Por eso decía: hay que celebrar la vida desde esa lógica, lo que toca es acompañarla y lo que toca es vivirla y ser solidario con eso. Segundo: ¿qué tan compatibles o no compatibles son? Honestamente, es un debate personal que constantemente tengo. El primer día de campaña de recolección de firmas me tocó ir a una reunión con normalistas de Ayotzinapa y con normalistas de Jalisco y con padres de los 43. Me salí llorando, porque de verdad me dolía mucho decir: “yo de alguna forma estoy consiguiendo firmas para formar parte de todo esto que están denunciando”. Poco a poco he ido entendiendo que son papeles que pueden parecer contradictorios, pero para mí son complementarios; si la labor que estamos haciendo para construir otras instituciones, trabajando en este cliché enorme desde adentro [el Legislativo], no funciona, va a ser maravilloso que el mundo y la esperanza y los nuevos horizontes que están construyendo los zapatismos, el CNI y los diversos espacios sí florezcan, y tendremos que apoyarlos. Por lo pronto, nosotros creemos que hay que construir algo aquí, y si podemos ser herramienta para que las ideas de estas personas puedan florecer en una legislación o en una política pública, pues vamos a ser herramienta de eso, de un mundo más justo que, a mí me parece, va mucho más allá de las etiquetas socialdemócrata, socialista, comunista o comunitarista […] Nada me daría más gusto que, a pesar de las diferencias, pudiéramos decir: “Qué chido que confluimos en un camino de justicia y de dignidad”.

¿Crees que tu experiencia pueda representar un riesgo por la desmovilización social de jóvenes en otros espacios, lejos de las lógicas del Estado y el Capital?

Creo que nunca me habían hecho esta pregunta, pero es algo que me preguntaba siempre. A partir de que llegué aquí creo que me politicé todavía más, no me engrillé más, sino que me politicé más respecto a la discusión sobre cómo debe ser esta revolución. Desde una escuela, digamos, marxista clásica, nosotros somos pequeñoburgueses reproduciendo la democracia liberal que no ha funcionado y que ha desposeído del resultado de su trabajo a quienes lo merecen. Yo lo entiendo, y de verdad creo que es una crítica válida y muy importante para el equipo. Ahora, por otro lado, lo que nos toca es suscribir e impulsar la idea —y es algo que hemos tratado siempre de plantearnos—: no se trata de un lugar en el Congreso, y hacer cambios no se trata de construir esperancitas con una reforma: es con las ideas del gran horizonte ¿Qué es más importante que sin #SinVotoNoHayDinero? Pues la idea de que gente común y corriente hizo temblar a la clase política, al grado en que ésta tuvo que votar algo que era impopular para ella, para sus bolsillos en particular. Si eso es cierto —y tendremos que cumplir con ver si esa tesis es correcta—, eventualmente vamos a luchar por una renta básica universal, por una pensión verdaderamente digna, por acabar con la pobreza, carajo. Si esa tesis no se cumple, pues entonces tendremos que buscar alternativas, sin jamás demeritar lo que están haciendo desde otros espacios que nosotros siempre hemos dicho que valen la pena. Me gustaría pensar que, por lo menos, estamos apuntalando esa teoría según la cual desde la amistad, el cariño y la honestidad —no solamente intelectual, sino emocional— se puede ir construyendo el esfuerzo de no replicar las instituciones en nosotros. Ahí hay un gran reto y hay una gran pregunta: si les estamos restando a otras iniciativas que quizá podrían tener más efecto. Yo, por lo pronto, descanso pensando que ponemos a disposición de otras alternativas lo que hemos conocido, y no importa si no nos lo reconocen y no importa si piensan que somos unos idiotas o que no estamos logrando los objetivos; para mí lo importante es decir: “Tómenlo”. Y si esto le sirve al zapatismo o si esto les sirve a grupos de sindicalistas, autonomistas, si les sirve a jóvenes en otras condiciones, si les sirve a personas de la tercera edad que se movilizan por una pensión justa, que les sirva.

El investigador Carlos Peralta Varela destaca la experiencia del diputado independiente como algo “ejemplar. Pedro y Wikipartido no han cambiado la Cámara de Diputados ni el sistema de partidos en Jalisco, en tan poco tiempo sería imposible, pero sí han marcado un ejemplo. Mucho de lo que dice Kumamoto —‘Miren, sí se pueden explorar caminos’— es algo que les transmite mucho a jóvenes y adultos: que, a pesar de las lógicas de la estructura política, que son férreas y castrantes, hay algunas posibilidades de acciones para ir mejorando las condiciones, cambiando algunas cosas del sistema”.

Más allá de la organización y la participación política de las personas comunes en las lógicas del sistema político liberal, hay una enorme cantidad de sujetos que cada día y desde sus propios espacios están construyendo alternativas. El ensayista y crítico de arte John Berger señalaba que estos millones de personas “trabajan para ofrecer pequeñas soluciones que les permiten sobrevivir con la mayor simplicidad en las difíciles condiciones en que se encuentran y representan un amplio movimiento […] que no dispone de un programa formal ni de un único portavoz, representa una fuerza para cambiar. Las personas que forman este movimiento no están planificando el cambio, simplemente lo construyen con sus propias vidas. Pienso que es la primera vez en la historia que sucede una cosa de este tipo y, si miro al cielo, veo algo que se parece a este movimiento que prepara la alternativa al poder actual que gobierna al mundo. Veo algo que espera, un movimiento que, esperando, prepara la alternativa para la supervivencia”.[2] m.



[1]   “La hipótesis ciudadanista: una crítica libertaria de la izquierda del capitalismo”, en Verbo Libertario, núm. 10, marzo-julio de 2017.

 

[2]   Entrevista para Il Manifesto, 6 de septiembre de 2007, publicado en sinpermiso.info.

 

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