«Para ir y venir desde la muerte», de Javier Acosta
Jorge Esquinca – Edición 459
Este poema parte de una hipótesis donde se plantea un movimiento inverso: “Qué pasaría si esto fuera al revés” parece haberse preguntado Javier y a partir de ahí devana un hilo narrativo donde la muerte pierde su investidura terminal
Dicen que nos morimos – que tenemos
que aceptar la muerte y desaparecer
para siempre – de la vida pero
qué tal – que desmorimos y volvemos
desde la pasajera muerte hacia la breve vida
– de pronto nos caemos
a este mundo – como frutos maduros – del árbol
de la muerte y estamos en la tierra – un solo día
hasta que el sol nos pudre – nos picotea
el chanate –
o nos come el ratón y cuando nos morimos – y
estamos recién muertos – hay alguien encargado
de ayudarnos a entrar en ese mundo
nos da nuestra nalgada o – comenzamos a llorar
porque sí como – cuando nacemos así
nuestros mayores nos ayudan – cuando acabamos
de llegar y si nos pasan cosas malas – suelen decir
que así es la muerte que – no hay que alborotarse
tanto – y si hay buena ventura también ahí
nuestros papás si se preocupan por
nosotros – nos dirán que hay que saber
reír – y agradecer la pasajera dicha
de estar muertos – dicen
que nos morimos
para siempre pero – quién quita y la
muerte sea tan leve y más o menos
así de pasajera como
la imaginaria – vida.
* * *
La carne de gallina es el título del libro más reciente de Javier Acosta (Estancia de Ánimas, Zacatecas, 1967). Publicado el año pasado en la elegante colección Libro Mayor, de la Universidad Autónoma de Querétaro, contiene 23 memorables poemas que componen un conjunto donde se alternan, con felicidad, los hechos y las cosas que dan sentido a una vida. Este poema parte de una hipótesis donde se plantea un movimiento inverso: “Qué pasaría si esto fuera al revés” parece haberse preguntado Javier y a partir de ahí devana un hilo narrativo donde la muerte pierde su investidura terminal y resulta ser una escala, un sitio en el que se está de paso tanto como se está, siempre provisionalmente, en la vida. Javier juega sin aspavientos con ésta y otras posibilidades a lo largo de su libro, deja que su voz se abra paso e instrumenta como único signo de puntuación el uso de ese guión corto que marca pausas rítmicas y en ocasiones nos deja trastabillantes ante la emoción que ahí se manifiesta. Javier Acosta es doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Ha obtenido varios reconocimientos, entre ellos el Premio de Poesía Aguascalientes por su Libro del abandono (2010) y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde por Regla de tres (2006).