Ópera y glamour
Sergio Padilla – Edición 496
A lo largo del siglo XX los montajes memorables tuvieron, de alguna manera, un componente de glamour, pues así fue cuando coincidieron cantantes de la talla de Enrico Caruso, Maria Callas, Franco Corelli o Luciano Pavarotti
En la noche inaugural de la temporada 1978-1979 del mítico Teatro alla Scala de Milán, con el montaje de la ópera Otello, de Giuseppe Verdi —dirigida por el extraordinario director Carlos Kleiber y con Plácido Domingo en el rol protagonista—, se registró una violenta manifestación frente al teatro por parte de jóvenes que protestaban por el uso de dinero público para subvencionar espectáculos “elitistas y glamurosos”. Esto a pesar de que, según lo dicho en sus memorias por el propio Plácido, el teatro milanés “registraba una asistencia anual, a precios muy bajos, de cien mil jóvenes, estudiantes y obreros sindicalizados”. A raíz de ese reclamo se dieron debates en torno a si la ópera se había convertido en un espectáculo sólo accesible a públicos de alto poder adquisitivo, lo que es en parte explicable por los costos que implican las producciones operísticas, y si por ello se había apostado por el glamour como estrategia comercial.
Lo cierto es que, a lo largo del siglo XX, los montajes memorables tuvieron, de alguna manera, un componente de glamour, pues así fue cuando coincidieron cantantes de la talla de Enrico Caruso, Maria Callas, Franco Corelli o Luciano Pavarotti, acompañados de directores orquestales como Arturo Toscanini y Herbert von Karajan, además de la dirección escénica de personas como Franco Zefirelli o Jean Pierre Ponnelle. La apoteosis del glamour se daba en el marco de teatros como el ya mencionado Scala de Milán, el Royal Opera House de Londres o la Ópera de París.
Caruso: Voice of the Century
Enrico Caruso
RCA Red Seal, 2004
Enrico Caruso (1873-1921) fue un famoso tenor italiano, considerado uno de los cantantes de ópera más talentosos de la historia. Ganó renombre internacional por su impresionante habilidad vocal y su capacidad para transmitir emociones mediante el canto. Tenía una voz sumamente rica en matices y potencia, característica que favorecía su técnica vocal excepcional y que lo llevó a convertirse en una estrella que garantizaba el glamour en las producciones operísticas en las que participó.
La Callas. Toujours Paris, 1958
Maria Callas
Warner Classics, 2001
La soprano Maria Callas (1923-1977) fue una de las cantantes de ópera más famosas durante un par de décadas de la segunda mitad del siglo XX. Su presencia era garantía de glamour en las producciones en que participó, en especial cuando hizo pareja con el tenor italiano Franco Corelli en óperas como Tosca, de Giacomo Puccini, y Norma, de Vicenzo Bellini. Todo esto contribuyó a convertir a la Callas en un símbolo de la sofisticación y el talento artístico, haciendo de ella toda una leyenda de la ópera.
Carmen, de Georges Bizet
Domingo, Obraztsova, Kleiber, Zefirelli
TDK, 2004
Durante cinco noches en los primeros días de diciembre de 1978, en el escenario del Teatro de la Ópera de Viena se montó Carmen, de Bizet, en una de las producciones más míticas y glamurosas en la historia operística, pues en ella concurrieron el famoso director de escena Franco Zefirelli y el enigmático genio de Carlos Kleiber en la dirección orquestal, así como el tenor Plácido Domingo y la mezzosoprano rusa Elena Obraztsova, quienes estaban en las cúspides de sus carreras.
Verdi: La Traviata
Teresa Stratas, Plácido Domingo
DG, 2008
Una ópera que refleja el glamour de los círculos aristocráticos parisinos del siglo XIX es, sin duda, La traviata, de Giuseppe Verdi (1813-1901), estrenada en 1857 y cuyo argumento está basado en la novela La dama de las camelias,del francés Alexandre Dumas. Esta ópera es especialmente propicia para que su montaje refleje el lujo de las casas donde se desarrolla cada uno de los actos. Sin embargo, en la obra hay un dejo de crítica al mostrar lo efímero y lo vacuo que puede ser la fascinación por el glamour.
Tchaikovsky: Swan Lake
Svetlana Zakharova, Denis Rodkin, Artemy Belyakov
Bel Air Classiques, 2015
Separándonos un poco del mundo de la ópera, pero todavía dentro del campo del arte escénico, es pertinente hacer referencia al ballet El lago de los cisnes, del compositor ruso Piotr Illich Tchaikovsky (1840-1893). Esta obra es a menudo considerada glamurosa debido a su impresionante coreografía y al esplendor de los trajes y de la escenografía, en particular en las producciones de alta calidad, como las que suelen montarse en teatros como el mítico Bolshói de Moscú o el Palacio Garnier de París.