Migración: rostro de un mundo desigual
Jorge Rocha – Edición 418
En un mundo globalizado, la solución utópica al problema de la migración sería que millones de personas no tuvieran que desplazarse para vivir. Los jesuitas de Centro y Norteamérica trabajan en una red que intenta abordar el problema desde distintas perspectivas
La migración es uno de los fenómenos sociales más emblemáticos del mundo contemporáneo. La pobreza, la desigualdad social, la acumulación de la riqueza en ciertas zonas del planeta y la exclusión han obligado a millones de personas a desplazarse.
México vive atravesado por diversas formas de migración: la de nuestros connacionales a Estados Unidos —se calcula que 11 millones de mexicanos están en aquel país—; la migración interna, como el desplazamiento temporal de jornaleros a las grandes zonas de cultivo de hortalizas, la migración de indígenas a las grandes metrópolis —en la Zona Metropolitana de Guadalajara, por ejemplo, están asentadas personas provenientes de 42 pueblos indígenas distintos—; y la migración de centroamericanos que atraviesan nuestro territorio en su paso a la Unión Americana, que implica por lo menos a siete países —Estados Unidos, México, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Honduras.
En todas estas expresiones del fenómeno migratorio, una constante es la violación sistemática de los derechos humanos, que se traduce en situaciones de violencia —como el asesinato de 72 migrantes en agosto de 2010— y en condiciones de trabajo muy precarias, tanto en el trayecto, como en los lugares de destino.
Ante este fenómeno social podemos encontrar experiencias alentadoras que tienen una visión amplia e integral sobre el problema y sus propuestas para solucionarlo. Una de ellas es el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), que trabaja en todos los países referidos y cuenta con diversas estrategias para el estudio de la migración.
El horizonte que se plantea el SJM es: “Que todas las personas gocen del derecho a no migrar y a vivir en sus lugares de origen, con el pleno respeto a sus derechos humanos, políticos, económicos, sociales y culturales. Si se ven obligadas a migrar, que gocen del derecho a hacerlo libre y ordenadamente”.
Para lograr su cometido, esta organización sensibiliza sobre el tema, capacita a las personas que trabajan con migrantes, promueve la ayuda humanitaria, impulsa la investigación interdisciplinar sobre la migración, genera propuestas que hagan vigentes los derechos humanos de los migrantes y promueve redes de colaboración y trabajo conjunto. m.