“México quiere un cambio, quedó claro en las elecciones”
Judith Morán – Edición 465
José Morales Orozco, SJ, termina su periodo como Rector de la Universidad. Durante su gestión se hicieron modificaciones a los programas en pro de la calidad académica y se estableció como política que ningún estudiante abandonase sus estudios por cuestiones económicas. En esta entrevista hace un balance y se despide de la comunidad universitaria
“En estos cuatro años dejé alma, vida y corazón”. Así, con la satisfacción de haber dado todo cada día, es como José Morales Orozco, SJ, sintetiza su paso como Rector del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, unas semanas antes de que finalice su gestión, el próximo 2 de octubre.
Dice que se lleva en el corazón al ITESO, a su comunidad y a los amigos que aquí encontró. En especial, confiesa, echará de menos lo que él llama “el paisaje auditivo”, ese murmullo de los estudiantes cuando salen de clases. “Sería un mentiroso si dijera que no voy a extrañar al iteso, como institución y como obra confiada a la Compañía de Jesús. Los jesuitas echamos raíces no muy profundas porque tenemos que estar disponibles para la siguiente misión; no puedes casarte ni con un lugar, ni con una obra, tenemos que estar disponibles. En esa actitud estoy, pero eso no quiere decir que uno no tenga su corazoncito”. Morales Orozco expresa nostalgia adelantada por el cierre de este ciclo, por su marcha de la comunidad que encabezó desde el 14 de noviembre de 2014. Y también bromea: “Espero que no se viva lo que dice el dicho mexicano: ‘Otro vendrá, que bueno te hará’. Espero que el que venga lo haga mejor”.
Los recuerdos que sobre el ITESO guarda Morales Orozco se remontan al segundo decenio de vida de la Universidad. Entre 1975 y 1979, cuando era Rector del Instituto de Literatura y superior de un grupo de estudiantes jesuitas que vivía en una comunidad rural de inserción en la ranchería La Paz, Santa Fe, en Zapotlanejo. Mientras los estudiantes venían a la Universidad a tomar clases, él era profesor de asignatura. Unos años después, entre 1982 y 1989, cuando era Rector del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias —que después se integró a la Universidad como Departamento de Filosofía y Humanidades—, venía al campus a impartir algunas conferencias. Después fue nombrado Provincial de la Compañía de Jesús en México.
“Cuando llegué [en 2014] ya conocía el campus y la situación del ITESO, porque en las reuniones del Sistema Universitario Jesuita que teníamos los rectores nos informábamos sobre la marcha de las universidades, veíamos la manera de colaborar, como lo seguimos haciendo hasta ahora”, cuenta.
Cuando fue nombrado Rector de la Universidad Jesuita de Guadalajara, recuerda, encontró una universidad en movimiento, consolidada y con solidez financiera. “Mi manera de llegar al iteso fue como subirme a un tren en marcha, que caminaba con una dirección clara”. Él venía de ser Rector de la Ibero Ciudad de México, y menciona que siempre le preguntaban las diferencias entre ambas instituciones, mismas que van más allá de la estructura física del campus. Aquí, por ejemplo, hay una sana informalidad, una relación más horizontal entre todos. “Hay una especie de caos creativo que viene de la comunidad universitaria, más efervescencia, más espontaneidad”, apunta.
El peso del ITESO
Morales Orozco resalta como una característica del ITESO la influencia que tiene la Universidad como institución en el estado y en la región. “Es un referente para ciertos temas importantes, como los derechos humanos y la promoción de la justicia”, y destaca la participación en distintos observatorios, como el de la Gestión Integral del Agua para el Estado de Jalisco.
“A mucha gente, sobre todo en el sector público, le interesa saber qué dice el iteso sobre ciertos puntos, porque vamos a decir lo que pensamos realmente. Como institución no estamos casados con ningún interés ni con algún grupo político o empresarial. Somos libres. No estamos atados con ningún tipo de interés que no sea el de ser fieles a lo que significa ser universidad, y ser universidad jesuita. Lo digo, no sólo por los jesuitas o por los académicos, sino por la universidad como un todo”.
Para el Rector es importante continuar con esa presencia crítica y propositiva del ITESO. “Son de las cosas que fui notando y que me hicieron sentir como en casa. Y cuando me preguntaban: ‘¿No añoras la Ibero?’, la respuesta era sí y no. Ahora puedo decir que estoy enamorado del ITESO, y ya que me voy, siento cierta nostalgia”. No obstante, esa nostalgia no le impide ver que “conviene que deje el lugar, que venga otro más joven, con ideas más frescas, que venga a seguir impulsando al ITESO. En ese sentido, me siento en paz y contento, pero triste porque uno se enamora del ITESO”.
Foto: Roberto Ornelas
El “tren en marcha” al que se subió como Rector, ¿qué retos tenía?
Siempre hay retos, y yo voy a dejar otros. El tren sigue en marcha y yo digo que marcha bien. Quien me va a suceder se va a subir y se va a encontrar con que el tren camina en una dirección clara, pero siempre hay procesos inacabados. Además, las circunstancias son cambiantes.
La calidad académica, en un sentido amplio, es un reto. Vamos a mejorar la exigencia académica, la selección de alumnos, mejorar la selección de profesores —tanto de asignatura como de tiempo fijo— para tener buenos profesores, y no solamente buenos académicos: buenos profesores, es decir, buenos formadores. Esto, por un lado.
Por otro, hay que revisar la pertinencia de nuestros programas académicos, ponerlos al día, abrir nuevos programas que sean pertinentes, y no sólo en función de las necesidades del mercado, y que sean programas de calidad con el sello del iteso. Es un reto permanente y lo dejo porque la búsqueda de la calidad es un camino que no tiene fin: no te puedes detener, mucho menos ir para atrás.
Luego, no era un reto sino más bien un tema que yo sentía la necesidad de continuar y hacer más fuerte: el sistema de becas, para hacer una universidad más incluyente, socialmente hablando. Establecí la política de que nadie deje de entrar al iteso o se vaya de la Universidad por cuestiones económicas. ¿Eso qué va a implicar? Que si el alumno cumple con los requisitos académicos, y la única dificultad que tiene son problemas económicos, se le da el porcentaje de beca y de crédito que necesite. Es una política, y tengo que decir que he contado con el apoyo al cien por ciento de iteso, ac. El porcentaje de becas y de créditos que se puede dar va creciendo.
Según un informe de la asamblea de la Asociación Civil del ITESO, más de la mitad de los estudiantes tiene un apoyo financiero, y en 2017 se destinaron más de 247 millones de pesos a becas y créditos a largo plazo.
Durante su rectorado trabajó, junto con otros personajes de Jalisco y los rectores de otras universidades, en cuestiones como la Fiscalía anticorrupción, el gobierno abierto y la transparencia. ¿Por qué eligió participar en estos temas?
El iteso, como universidad jesuita, tenía que estar presente en un momento que sigue siendo clave para el país en la lucha contra la corrupción, contra la impunidad y, para no hablar negativamente, promover la justicia, luchar por una cultura de paz.
Cuando se empieza a construir el Sistema Estatal Anticorrupción del estado de Jalisco había muchos obstáculos, gente que no quería entrarle porque decía que no iba a servir de nada, que el Congreso elegiría a quien quisiera, y alguien me sugirió: “¿Por qué no le entras tú como candidato a la comisión de selección?”. Yo sabía lo que eso implicaba: no sólo era ponerme yo, sino al ITESO. Me pregunté: ¿cuál es el bien mayor aquí? En ese momento dije: toca poner alta la vara a los diputados, al Congreso, e invitar a la sociedad civil a que participe. Y con esto en mente invité a los rectores de la Univa, el Tec de Monterrey y la Universidad Panamericana, con la intención de que el Congreso de Jalisco tuviera tela de dónde cortar.
José Morales recuerda que reunió los requisitos y asistió a la oficialía de partes a presentar su documentación una hora antes de que concluyera el plazo. Preguntó cuántos se habían inscrito y le dijeron que por la mañana sólo había tres personas, pero que a esa hora había 18 inscritos y todavía quedaba una hora para que se presentaran más candidatos. “Pensé: ‘Yo creo que ya la hicimos, el Congreso va a tener buenos candidatos de dónde escoger, con esto me doy por satisfecho’. Luego vinieron asuntos de que por qué no se escogió a nadie del iteso, pero no nos apuntamos para que nos escogieran, sino para que otros se animaran. De los rectores, se nombró a Juan de la Borbolla, de la up. Sí tuvieron tela de dónde cortar, y la idea era escoger a los mejores perfiles”.
Los rectores de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), la Universidad Panamericana (UP), el Tec de Monterrey, la Universidad de Guadalajara y el ITESO tienen una relación de colaboración, para lo cual se reúnen periódicamente.
Desde esta relación con otras universidades, ¿cómo ve el futuro del país y de Jalisco?
Sí había una cierta certeza de que iba a ganar López Obrador, y existe la convicción de decir: tenemos que seguir colaborando por el bien de México como instituciones, como instancias que buscan la verdad, la justicia, la equidad, que respetan los derechos humanos, independientemente de cuál sea el partido que esté en el poder.
Yo digo que, desde la perspectiva que da el resultado de las elecciones, seguimos pensado que tenemos que seguir jugando un papel como universidades, que son agentes de transformación social, formar a nuestros alumnos pensando en el bien de México y, como lo dije el día de la celebración de San Ignacio, ya tenemos un presidente elegido legalmente y tenemos que colaborar con él y con su gobierno, nos guste o no, por el bien de México. Como universidad, si algo no nos gusta, podemos tener la libertad de decir: “esto no nos gusta o no nos parece por esto y por esto”, pero no se vale la protesta sin la propuesta, es necesario ser propositivos también.
Y no podemos opinar de todo, no somos expertos en todo. Pero como universidad tenemos que estar dispuestos a seguir construyendo el país con el gobierno que viene. Ésa es la actitud de los rectores y de las universidades.
Foto: Roberto Ornelas
Si los retos de la universidad son los de la sociedad, ¿qué nos toca hacer como comunidad universitaria?
Primero, tener un deseo de participar más activamente a nivel individual, grupal e institucional. Informarnos bien, seguir siendo libres frente a lo que estamos viendo, ser propositivos, y si algo no nos parece, decirlo; si algo nos parece bien, apoyarlo. Pero siempre pensando en que no estamos apoyando a una persona concreta, independientemente de quién sea el presidente o el gobernador, estamos apoyando el bien común, la equidad, el respeto a los derechos humanos; una mayor justicia social, una mayor inclusión en la sociedad, respeto a las diferencias, son nuestros valores y tenemos que seguir en esa misma actitud.
México quiere un cambio, quedó claro en las elecciones.
Toma de decisiones y discernimiento
Desde que fue ordenado jesuita, Morales Orozco ha desempeñado cargos directivos en distintas obras de la Compañía de Jesús, lo que ha implicado para él ejercer un liderazgo de servicio. “Eso no me cuesta trabajo, pero ese servir muchas veces es muy difícil y costoso, porque implica tomar decisiones difíciles”.
“Es complicado integrar el bien de cada uno con el bien común. Para mí, prevalece el bien conjunto sobre el particular”, afirma.
Las decisiones, aseguran, se toman en soledad, aunque se consulte con otros, y aquí es donde el discernimiento es fundamental para Morales Orozco.
“El consejo que le daría a la comunidad, a los directivos: disciernan, y no tengamos miedo a tomar decisiones, porque tomar decisiones siempre implica un riesgo, el riesgo es equivocarse y tenemos miedo a equivocarnos, hay que correrlo.
”Cuando hablamos de discernimiento espiritual, es un discernimiento que responde a la pregunta: ‘¿Qué quiere Dios que yo haga?’. No es lo que yo quisiera hacer o qué es lo que los demás quieren que yo haga: qué es lo que Dios quiere por el bien del iteso por el bien de la sociedad. Eso sí requiere una actitud de fe”.
¿Qué le puede decir a la comunidad universitaria?
Que sigamos siendo una universidad crítica, y más en el contexto en el que estamos viviendo, pero propositiva. Libre de cualquier interés político, libre de cualquier interés económico, y que sigamos viendo la realidad como institución desde la perspectiva de los más pobres. Nosotros vemos a los pobres desde una perspectiva evangélica, porque en los pobres vemos la preferencia de Dios por ellos.
Que sigamos viendo la realidad desde lo que más conviene a los más marginados, a los más discriminados, no sólo desde el punto de vista económico-social, sino de todo tipo. Eso es algo muy del ITESO y de la Compañía de Jesús.
Por último, José Morales Orozco, SJ, agrega que es necesario aprender a reírse de uno mismo, porque “el sentido del humor es signo de esperanza cristiana”. *