Libres, lindas y locas: Mujeres Creando
Dolores Garnica – Edición 432
Desde 1993, Mujeres Creando eligió una forma creativa de difusión y convocatoria, el grafiti, medio tradicionalmente masculino. Desde entonces, miles de paredes se han rayado y pintado con sus consignas.
La conmoción comenzó en 1993 y en plena calle. En barrios pobres y de clase media de La Paz, Bolivia. Frente a la parada del transporte colectivo, la tiendita de abarrotes y la banca del parque, un grafiti escrito con caligrafía redondita, como esa escritura entre de abuelita y adolescente: “No quiero ser reina, no quiero ser magnífica, quiero ser libre y plebeya”, firmado al comienzo por tres mujeres: María Galindo, Julieta Paredes y Mónica Mendoza, fundadoras de Mujeres Creando (MC).
La historia comienza en 1992 con el regreso de María y Julieta de Italia, y su encuentro con Mónica y la casa La Virgen de los Deseos en la calle 20 de Octubre en las laderas de Villa Fátima, en la capital boliviana, centro de reunión de lo que después se convertiría en ONG (una femenina, feminista, artística y, sobre todo, valiente y temeraria). Las damas reunidas en Mujeres Creando son “lesbianas, heterosexuales, trabajadoras del hogar y antropólogas, indias, cholas y jailonas, casadas, solteras, madres y las que no quieren ser madres, viejas y jovencitas, todas juntas y revueltas, pasando sus días y creando sus vidas”, un colectivo que se ha dedicado no sólo a la discusión y a la denuncia, sino también a la reflexión y al arte, en un espacio donde “procrearemos frutos dulces de una nueva sociedad y no cizaña machista que destruye a la humanidad”, como explica otro grafiti.
Desde 1993, Mujeres Creando eligió una forma creativa de difusión y convocatoria, el grafiti, medio tradicionalmente masculino. Desde entonces —¡uy!, ya casi 20 años—, miles de paredes se han rayado y pintado con sus consignas, poemas, lemas, gritos, levantamientos, apropiaciones idiomáticas e iconografía. “Una mujer fiera, una mujer tierna, una mujer verdadera”; “Mujer, ni sumisa ni devota, libre, linda y loca”; “No soy originaria, soy original”; “Es hora de pasar de la náusea al vómito”; “Lucha ama a Victoria”; “No saldrá Eva de la cultura de Evo”, y cientos y cientos de frases más regadas hoy por toda La Paz y desafiando los ojos de los transeúntes, reuniendo a más mujeres, organizando foros y encuentros internacionales en torno al papel de la mujer y sus derechos —sí, aunque suene arcaico y extremista—. Acciones políticas sublevadas por acciones artísticas. El grafiti es un medio artístico, pero también un “método, una forma o una estrategia de lucha”, han dicho las integrantes del colectivo. “Coca-Cola paga y pinta, entonces, ¿por qué no podemos nosotras pintar gratis?”, reza otro grafiti.
La singular y creativa forma de divulgación de Mujeres Creando suena desde entonces como uno de los más originales, respetados y congruentes movimientos artísticos latinoamericanos de estos tiempos. Las grafiteras (indígenas, amas de casa, prostitutas, artistas visuales reconocidas y quien sea que tenga una buena frase y una brocha) son representadas ya en espacios como la Bienal de São Paulo, en 2006, o en galerías y museos de Europa y Estados Unidos; catalogadas en libros sobre artistas contemporáneos y estudiadas por teóricos y críticos internacionales. En 1998, Julieta Paredes fue detenida durante más de 24 horas cuando pintaba “Pensar es altamente femenino”. En 2002 arrestaron a varias de estas mujeres por la producción de un video-documental donde dos bolivianas en trajes tradicionales se besaban en los labios. En 2001, ellas y un grupo de deudores ocuparon la Agencia de Supervisión de Bancos de Bolivia, exigiendo la condonación de deudas de necesitados que no sabían ni leer los contratos, con lo que lograron llamar la atención internacional. “Ten cuidado con el presente que construyes, debe parecerse al futuro que sueñas”, dice otra pared.
Mujeres Creando es un colectivo activista con algunas ramificaciones artísticas, buen pretexto para intentar descifrar y meditar en torno a la diferencia entre acción activista y artística. Para la académica y crítica Suely Rolnik, la acción artística explota la realidad sensible, provoca colapsos sensitivos, dota de expresividad a la realidad, afirma la potencia política del arte, mientras que la acción activista convoca a la percepción y ocupa el lugar de la víctima para hacer sentir al espectador su situación. En este sentido, las acciones del colectivo suelen carecer de noción artística, alineándose más con el activismo político. Un discurso político, mientras la artista se baña de pintura roja. Decenas de mujeres caminando y cargando cruces de madera. Activistas disfrazando la escultura de su soldado desconocido como ama de casa el Día del Padre. Artistas pintando los penes de modelos masculinos en la plaza de La Paz, inspiradas en otro grafiti: “Un pene, cualquier pene, es siempre una miniatura”. Son los grafitis, sin lugar a dudas, su expresión más apegada a la experiencia estética; en ellos, ellas escarban la potencia política del arte y su inmenso poder de convocatoria y reflexión. “Ninguna mujer nace para puta”, fue el grafiti que dio nombre a su primer foro internacional. “La calle es mi casa sin marido, la calle es mi trabajo sin patrones”, se puede leer todavía en las paredes de una capital, y es que “Las calles nunca callan”, dice otro muro. “Mujer, no me gusta cuando callas”. m
En la web
:: Estación de radio de Mujeres Creando.
:: Video con algunas acciones.