«Lejana memoria», de Araceli Mancilla
Jorge Esquinca – Edición 473
Araceli Mancilla vive en Oaxaca, donde ha desempeñado una intensa labor como escritora y editora. Al lado de Francisco Toledo, tuvo a su cargo la edición de obras literarias bilingües en lenguas originarias, publicadas por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca
Porque callan mientras se comunican dejando ver
su majestad, el ritmo lento
de sus gestos al cielo
y hacen del aire y la luz
el movimiento que anuncia una vieja alegría,
amo los árboles
admiro y envidio su grave simpleza dueña del azar
y de esa voluntad desconocida que los hermana
con la liviandad del espacio;
instrumento de armonías de la mirada
son signo y seña del reclamo solitario en la inhóspita colina
porque un árbol es todos los árboles que reconoce
nuestra lejana memoria vegetal
cuando advertimos el clamor del agua en el interior goteante
al ver cómo los monta el viento insumiso
hasta hacerse una sola criatura con los pájaros, el sol
y las tumultuosas hierbas sobre sus flancos,
para que surja así la composición de algo con que nacimos
y sólo entonces regresa.
* * *
Una de las cosas que el lector advertirá en este poema de Araceli Mancilla (Estado de México, 1964) es el desplazamiento de los versos sobre la página. Como si buscara reproducir —verbal y visualmente— el ritmo de los árboles mecidos por el viento que constituyen el tema. Al observarlos con atención, la poeta nos invita a pensar en la “voluntad desconocida” que los hermana a ellos con el espacio y a nosotros mismos en una suerte de misteriosa complicidad. Algo se activa en la imaginación —y en nuestros sentidos— de tal manera que no resulta difícil advertir la esencia que, como habitantes de este mundo, compartimos. “Un árbol es todos los árboles”, nos dice, y al hacerlo nos hace ver esa unidad a la vez evidente y secreta. Araceli Mancilla tiene un posgrado en Cultura Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid. Vive, desde hace años, en Oaxaca, donde ha desempeñado una intensa labor como escritora y editora. Recientemente, al lado del maestro Francisco Toledo, tuvo a su cargo la edición de obras literarias bilingües en lenguas originarias, publicadas por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO). Entre sus libros: Instantes de la llama (Almadía, 2005), La mujer del umbral (Mano Santa Editores, 2016). El poema que aquí publicamos pertenece a Brazos del tiempo (UAM, 2017).