Las fantásticas aventuras de cinco jóvenes lectores
Teresa Sánchez Vilches – Edición 407
A estos chicos les gusta leer: no los obligan ni padres ni maestros. Lo hacen por puro gusto
Fotos: Laura Jiménez/ Ilustración y Montaje: Alejandro Armenta/ Texto: Teresa Sánchez/ Escenografía: Studio Blanco.
Zé
7 años
Lo mejor de la vida, dice, es cantar rock. También brinca, corre y baila muchas veces al día. Pero hay algo que consigue que Zé Dorazco López se quede quieto: un libro de piratas o una historieta de los Simpson. Su fascinación por las historias de piratas y dinosaurios hace que Zé, quien aprendió a leer hace apenas un año, se acerque a la lectura de manera natural. Quiere ser el capitán de un barco pirata. Por eso tiene un libro que cuenta cómo sobreviven estos hombres en medio del mar. De no haber leído ese libro, no podría imaginar el mundo al que quiere ir, para el que necesita un “barcotote” de madera y una tripulación: su hermanita, su perro, su pez, su papá, su mamá y sus amigos. Además de tesoros, Zé quiere un terodáctilo, tortugas y lagartijas gigantes, castillos y dragones. “Tengo que leer muchos libros a ver si en uno dice si hay un tesoro cerca de mi casa”.
Nathalie y Rigoberto
13 y 10 años
Para Nathalie y Rigo Gallardo Schwan la máquina del tiempo sí existe: su forma real es idéntica a la de un libro. En su imaginación construyeron un barquito al que se suben cada día, sin falta, y toman un rumbo que los lleve a conocer palabras, maneras diferentes de ser, de pensar y de vivir. Se dan el lujo de protagonizar historias cuando se sienten identificados con un personaje de los más de 50 libros que han leído. Los trucos de magia de Harry Potter sorprendieron por primera vez a Nathalie a los seis años. Su hermano decidió seguirla y ahora disfrutan juntos pasajes de la Edad Media, sus preferidos. Sus padres les desarrollaron el gusto por la lectura gracias a la colección de libros infantiles El Barco de Vapor, de la editorial SM. Hasta hace poco, Nathalie y Rigo disfrutaban visitar los mismos sitios en su barquito. Ahora, como dice Rigo, prefiere los personajes de cruzadas, gangsters, atracos y mafias.
Cécile Anaîs
8 años
Cécile Rousseau Núñez sueña con un mundo en el que todos los animales están libres. Mientras esto ocurre, se prepara para el momento de convivir sin reservas con ellos. En francés y en español, lee cada día un poquito de sus costumbres y sus gustos para poder cuidarlos bien. También le apasionan los cuentos de princesas. Esas mujercitas bonitas que tienen vestidos lindos y bailan ballet como ella, cuando era más pequeña. No tiene idea de cuántos libros ha leído, pero sabe que su mente tiene la capacidad de guardar mucha información y que quisiera tener su cerebro lleno de letras cuando sea viejita. Por su nacionalidad franco-mexicana, Cécile viaja cada año a Europa y convive con niños a los que les cuenta historias de México. Cuando les relata sus experiencias, se siente como una escritora: “Por eso debe ser importante que existan los libros, para contar lo que los otros no pueden ver”.
Jorge
18 años
Todos los días, Jorge Möller Morales convierte los espacios vacíos de su memoria en viviendas latentes de dragones, vampiros y seres con poderes sobrenaturales. Viste de negro y le gustan los gatos. Ama la lectura. Hace poco dejó de ser un niño, pero el tema central de los cientos de libros que atiborran su habitación tiene que ver con las historias fantásticas. Harry Potter es en gran parte responsable de su placer: éste fue el primer libro de más de cien páginas que leyó. Desde entonces ha leído más de quinientos libros y no puede parar. Cuando un libro lo atrapa acaba de leerlo en menos de un día. Es selectivo. Odia la literatura latinoamericana porque le parece suficiente con vivir y estudiar sobre la política y las realidades que abordan estos autores. Para Jorge es alucinante experimentar emociones con historias que no podría conocer si no fuera a través de los libros. De ahí la importancia, dice, de que las personas lean sobre temas que realmente les interesan. No se trata de leer por leer. m.