La multiforme imaginación de Damon Albarn
Enrique Blanc – Edición 397
Al igual que John Lennon y Mick Jagger, el rubio Damon Albarn fue un chaval inglés, de clase media, con sueños guajiros de convertirse en una estrella de rock. A diferencia de los dos antes mencionados, él no ha querido encasillarse entre una faceta solista y la pertenencia a un grupo.
Si bien se le remite a Blur, ese paradigma del rock británico de los noventa, del que aún no se ha hecho oficial su desintegración (su título más reciente, Think Tank, data de 2003), el guitarrista y cantante ha tomado la determinación de crear otros proyectos, algunos ocasionales y otros más duraderos. “Tienes que recordar que el brit-pop me quemó vivo. Había muchos malentendidos sobre mí al final de todo aquello; nadie me conocía realmente”, ha dicho Albarn a la revista española Rock De Lux, explicando su movilidad, esa insatisfacción que, en un afán por zafarse del estereotipo de “estrella de rock”, lo ha propulsado a otros hallazgos, quizás en otro momento impensados para alguien de su éxito: tocar con músicos del tercer mundo, crear una banda virtual, asociarse con el ex bajista de The Clash, entre otros.
La generación de grupos a la que pertenece Blur —junto a The Stone Roses, Oasis y Happy Mondays, entre otros— puso fin a una aguda crisis en el rock británico. Parklife es un disco que en parte captura el espíritu de la década que agonizaba, los ochenta —“Girls & Boys” es un tema que le rinde tributo—, y plantea un nuevo camino a futuro: la llegada de un rock inteligente y de mejores modales en comparación con el punk que vapuleó a Inglaterra años atrás.
Mali Music. Afel Bocoum, Damon Albarn, Toumani Diabate and Friends
(Honest Jons, 2002)
Primera expedición musical de Albarn fuera de la “aristócrata” Inglaterra, acercamiento inicial (y determinante) a los sonidos del tercer mundo. La idea es ante todo compartir y dejar testimonio vívido de ello. La receta: sumarse a un grupo de buenos instrumentistas como el korista perteneciente a la dinastía Diabate, pasar con ellos cuarenta horas de grabación ininterrumpida comportándose con modestia y agradecimiento, pero sin dejar de aportar lo aprendido en más de una década de quehacer musical. El resultado: un disco transparente, de canciones sencillas y entrañables.
(Parlophone, 2006)
Uno de los conceptos musicales menos convencionales del cambio de siglo: la creación de Gorillaz (por el animador Jamie Hewlett), una banda virtual mediante la cual Albarn puede probar suerte en diversos estilos musicales: el rock, el hip hop y la electrónica. Un primer disco de grandes logros y uno segundo que tiene en este DVD la prueba fehaciente de sus posibilidades plásticas. Aquí, Albarn confecciona un cautivador espectáculo musical combinando visuales, animaciones, una orquesta e invitados, como Neneh Cherry y Roots Manuva, entre otros. El rotundo argumento de su multiforme imaginación.
The Good, The Bad & The Queen. The Good, The Bad & The Queen
(Parlophone, 2007)
Albarn ha encontrado la complicidad de Paul Simonon, el otrora bajista de The Clash, y quien tras la separación de dicho grupo, a mitad de los ochenta, sólo había asomado el cuello en una ocasión, encabezando a Havana 3am, en 1991. Están acompañados de otro par de afamados instrumentistas: Tony Allen, el baterista senegalés, por muchos años director musical de la banda del legendario Fela Kuti y Simon Tong, guitarrista de la extinta The Verve. Sus canciones, para las que no hay límites establecidos, combinan aires acústicos, rock eléctrico y ocasionales acentos electrónicos.