La mirada total en la obra de Javier Marías
José Israel Carranza – Edición 440
Pareciera que el idioma de Cervantes fue creado para las novelas de Javier Marías, en las que desemboca con toda su riqueza expresiva y toda su capacidad de dar cuenta de lo humano hasta las últimas posibilidades.
Vemos, pero nos resistimos a ver. A nuestra inteligencia le está dado descubrir, desde el primer momento, la totalidad de quien tenemos delante, incluso si lo tenemos delante por primera vez, aun si es fugazmente y nada anticipaba su aparición. Cualquier desconocido se nos muestra, siempre, desde el principio, con todas las señas acerca de quien ha sido y todos los indicios de quien podrá ser: si es digno de confianza, o temible; si habríamos de sufrirlo o rendirnos a su influjo; si nos fallará o ya está haciéndolo; si, en cambio, podríamos dejar nuestra vida o algo más en sus manos, o si más nos valdría ponernos a salvo. Nada, inequívocamente nada queda oculto. Pero preferimos ignorar: o es una luz tan cegadora que de inmediato borra lo revelado, o, por nuestro bien, al instante estamos ya descreyendo de cuanto nos dicen ese semblante, ese brillo en los ojos, esa curvatura de los labios que acaso se resuelva en sonrisa o en dentellada. Intuimos, quizá, que saber será siempre peor que descubrir: peor que equivocarnos, peor que haber creído algo distinto.
Jacobo Deza, español, antiguo profesor de literatura en Oxford, por ahora empleado en la bbc, donde desempeña trabajos propios de quien, como él, se desenvuelve con soltura al menos en dos lenguas (la materna y el inglés irreprochable); Jacobo Deza, hace poco separado de la mujer con quien tiene dos niños, radicado en Londres (provisionalmente, se obstina en ilusionarse, aunque no reconozca que se obstina), tiene, como casi todo el mundo, esa facultad: ver, verlo todo, saberlo todo acerca de quien sea; desconoce, sin embargo, que en su caso, a diferencia de casi todo el mundo, dicha facultad no está inhibida ni mucho menos atrofiada: por el contrario, como si hubiera ido preparándose para hacer cabal uso de ella, da la impresión de que se ha ejercitado para agudizarla: sabe ver, y sabe hacer algo con lo que ve: interpretar —lo que ya no está al alcance de cualquiera—. Un viejo amigo suyo, venerable autoridad profesoral de la universidad oxoniense, lo pone a prueba un día: hace que Jacobo vea —e interprete— a alguien: a la mujer de un amigo, al amigo mismo, la relación que sostienen. Y Jacobo en todo acierta. El viejo profesor lo pone al tanto: “Eres uno de nosotros”. Y ese nosotros abarca a quienes, entre otras cosas, han dado a la redicha facultad un fin, digamos, práctico: el de anticipar quién traicionará y quién se nos adelantará sólo para prepararnos las trampas en que hayamos de caer: “¿Cómo puede no verse en el tiempo largo que quien acabará y acaba perdiéndonos nos va a perder? ¿No intuirse ni adivinarse su trama, su maquinación y su danza en círculo, no oler su inquina o respirar su desdicha, no captar su despacioso acecho y su lentísima y languideciente espera, y la consiguiente impaciencia que quién sabe durante cuántos años habría tenido que contener? ¿Cómo puedo no conocer hoy tu rostro mañana, el que ya está o se fragua bajo la cara que enseñas o bajo la careta que llevas, y que me mostrarás tan sólo cuando no lo espere?”. (Por las actividades de esos nosotros, a las que Deza se incorpora, ingresamos al conocimiento de una trama de intriga, se diría que de espías. Y descubrimos que, junto con quien la urdió —el autor, en este caso el novelista Javier Marías—, el espía insuperable será siempre el lector.)
Tu rostro mañana es la novela que cuenta la historia de Jacobo Deza. Consta de tres volúmenes, que suman unas mil 600 páginas: Fiebre y lanza, el primero; Baile y sueño, el segundo, y, el tercero, Veneno y sombra y adiós. Marías ha dicho: “A la manera de las novelas ‘antiguas’, aspira deliberadamente a hablar un poco de todo: del tiempo de paz, de la guerra, del Estado, del aprendizaje de la soledad, del amor —y en cierto sentido se puede decir que es una novela de amor—, también de la traición, de la fuerza del pasado que nunca termina, de la inoculación de venenos, que todos podemos padecer en cualquier momento, del conocimiento de los otros, del de uno mismo”. Se trata, quizás, de la proeza más conspicua en una trayectoria cuyas ambiciones y logros difícilmente pueden equipararse a nada de la literatura en español del presente: novelas para las que el idioma de Cervantes parece haber sido creado y en las que desemboca con toda su riqueza expresiva y toda su capacidad de dar cuenta de lo humano hasta las últimas posibilidades.
El ejemplo más reciente es Los enamoramientos: parábola suprema —en voz de una mujer que es un habla altísima— sobre el mal y sobre la verdad y sobre nuestra indefensión cuando uno y otra se entreveran y se confunden y nos sofocan. Una novela tan perturbadora como hermosa. Y lo mismo: vemos, pero nos resistimos a ver… m
Algunos libros de Javier Marías
:: Todas las almas (1989)
:: Corazón tan blanco (1992)
:: Negra espalda del tiempo (1998)
:: Tu rostro mañana (2009)
:: Los enamoramientos (2011)
:: Mala índole. Cuentos aceptados y aceptables (2012)