La hora del documental
Hugo Hernández – Edición 408
“El documental nos hace reflejarnos”. Entrevista con Diego Luna, uno de los fundadores del festival Ambulante, para la difusión del género documental en México.
El paisaje del cine mexicano ha cambiado gracias al apoyo de algunos de sus hijos pródigos que crecen y maduran fuera del país. Como Guillermo del Toro, que se involucra e invierte su propio dinero en producciones nacionales, la incursión de Diego Luna y Gael García Bernal en el cine documental, por medio del festival Ambulante, ha contribuido al reciente éxito del documental en México, además de reflejar una faceta generosa (Ambulante es una asociación sin fines de lucro).
Luego de atender a la televisión —cada medio tenía nueve minutos de entrevista— para promover la película Rudo y Cursi (2008), de Carlos Cuarón, Diego Luna charla con MAGIS sobre Ambulante en un salón de un lujoso hotel. Luna es sencillo, amable, manifiesta cierta timidez; viste pantalón de mezclilla y habla de forma pausada sobre el proyecto encabezado por Canana Films, la productora que fundó con Gael García y Pablo Cruz: “Ambulante ha sido, de los proyectos que hemos hecho en Canana, el más exitoso en todos los sentidos. Ya lleva tres años, en que el público ha ido, ha defendido los documentales, el público ha ido creciendo, ya salió de las salas, ahora va a plazas públicas, a las cárceles, a museos y galerías. Ha crecido muchísimo”.
Ambulante en cifras
::2006 (primera edición): 19 títulos en 15 ciudades.
::2007: 31 películas en 15 ciudades, más la presencia en algunos museos y el encuentro entre público y creadores.
::2008: 50 documentales —distribuidos en diversas secciones— y varias mesas redondas.
Así, si la gente no va al documental, el documental va a la gente: Ambulante ha ido en busca de un público sensible y dispuesto a descubrir en el cine más que una evasión, una diversión o un escape. Desde hace tres años realiza una selección de documentales nacionales y extranjeros, los lleva por numerosas plazas de México gracias a un convenio con Cinépolis, la cadena de salas de proyección más grande del país. También ha hecho proyecciones en lugares que normalmente no se asocian con la proyección cinematográfica, como plazas, museos y otros espacios públicos, e incluso ha llegado a Noruega, Cuba e Inglaterra. Su aparición soluciona —al menos parcialmente— un añejo problema al que no sólo se enfrenta el documental, sino la mayor parte del cine considerado “de arte”: la distribución y la exhibición.
“La mejor cosa que nos pudo haber pasado es que Ambulante ya ahora esté distribuyendo durante el año documentales”, celebra Luna. A diferencia de sus primeras ediciones, ahora realiza actividades más allá del periodo de itinerancia del festival y apuesta por alimentar las pantallas durante todo el año. “Vamos a empezar con el de Lucía (Mi vida dentro, de Lucía Gajá), que lo hicimos y fue bastante, bastante bien; acabamos de estrenar Cocalero (que sigue la trayectoria de Evo Morales y fue realizado por el brasileño Alejandro Landes). Estamos sacando películas que normalmente no tendrían una corrida comercial y que durante el festival han demostrado que la gente las quiere ver, y entonces, después, en el año regresan”.
Ambulante ha diversificado sus actividades para atender otras etapas de la producción cinematográfica, desde la concepción del proyecto hasta su proyección. Así, ha pasado a impulsar la producció n. Como parte de esa apertura, en marzo de 2008 compartió con el Festival Internacional de Cine de Guadalajara la organización del Visionary Campus Guadalajara, un evento que busca acompañar y fortalecer las iniciativas de realizadores, profesionales y estudiantes de cine. Los participantes encontraron ahí talleres y conferencias para trabajar sus proyectos, así como para dialogar con especialistas e instituciones dedicadas al documental.
En 2007 Ambulante participó, en colaboración con el Instituto Mexicano de Cinematografía, en un taller de posproducción, y en 2008 se creó la beca Gucci/Ambulante, que apoya hasta con 400 mil pesos aquellos proyectos que se encuentren en la etapa final de producción.
Debut como documentalista
Aunque Diego Luna cree que la ficción “también puede responder a la realidad”, él apostó por el documental. Siguiendo este impulso se puso los zapatos de documentalista para dirigir J. C. Chávez (2007). “Como director, es más orgánico y seguro empezar haciendo un documental, pues vas encontrando tu propia voz en el camino, y la historia siempre es perfecta: tiene un principio y un fin, está sucediendo y los personajes son reales”, dijo Luna durante su estreno. Con todo y la expectación que despertó por la reunión de dos personalidades mediáticas, el documental no obtuvo buenas críticas. Luna se muestra en exceso respetuoso y no va más allá de lo que ya se sabe del boxeador. Además, muestra un afán protagónico gratuito: aparece a cuadro sin que el formato documental lo justifique y sin que su presencia aporte algo.
Más allá de los resultados de su película, Diego Luna apuesta por este género: “Es bien importante como una herramienta de cambio: el documental nos hace reflejarnos y entendernos, y cuestionarnos cosas importantes”.
Sin duda, una parte del éxito de Ambulante es atribuible a la fama que él y su amigo Gael han acumulado. No obstante, el evento itinerante ya cuenta con bases sólidas para seguir su propia marcha y la participación de los actores va más allá de la promoción. Así lo confirma Diego: “Ahora ya hay un comité que lleva Elena Fortes, y ya anda solito. Nosotros lo único que hacemos es que si vemos un documental bueno o estamos en contacto con algo que nos gustó, les mandamos toda la información. Pero ahora ya es más serio ese proceso, digamos”. m.