La comida correcta
Jaime Lubin – Edición 397
Bueno, pues no existe la comida correcta, a pesar de que los expertos en nutrición afirmen lo contrario. Esto debe sonar escandaloso, pero la comida correcta debería ser aquella que nos gusta y que nos haga sentir bien: panza llena, corazón contento.
Ahora resulta que después de las tragedias dietéticas de las anoréxicas, emergen los ortoréxicos. La gastronomía como pretexto para vanidades y flatulencias emocionales. Las manías higienistas de los nutritional facts son trampas para el control económico de la producción de los alimentos. Y eso lo saben bien los responsables de la industrialización de la comida: cumplir normas, ajustarse a parámetros internacionales (inventados) y espantarse por los sistemas de distribución tradicional de alimentos.
Pongamos un caso: en México se producen y se consumen trescientos millones de tortillas diarias. No creo que exista otro producto de un consumo ni siquiera parecido, ni otro sistema que sea tan eficaz para distribuir la ración diaria de calorías y proteínas que necesitamos. Si los expertos de tantas cosas raras y modernas dicen que el maíz debe sujetarse a los dictados internacionales de la globalización, primero deberían explicar cuáles son esos dictados y qué es la globalización. Porque hasta la fecha todos hablan de ella como si la conocieran en persona, pero la verdad es que todos dicen cosas diferentes. De hecho los estudiosos del caso ignoran por completo de qué se trata y si en realidad existe, o es sólo otro modo de llamar a la pretensión de que todos comamos, vistamos y pensemos lo mismo.
Todo esto es un asunto muy sencillo, casi intuitivo, que nos empeñamos en complicar, quizás porque nos parece más interesante y creemos que así obtendremos más credenciales académicas. Las pruebas abundan en los estantes de las bibliotecas de la universidades: tomos y más tomos de algo que parece científico pero que en realidad está muy lejos de los platos cotidianos. No es que desprecie a los estudiosos del tema, pero es que a veces se les pasa la sal con esa manía que tienen de querer explicarlo todo.
Dos recetas incorrectas
Corte en rebanadas delgaditas un buen virote salado, úntelas con un poco de aceite de oliva, ponga una rebanadita de panela y agregue un hilo de miel de colmena. Adorne con una pizca de pimiento rojo picado muy fino. Acompañe con aceitunas negras y un vaso de vino tinto.
En una tortilla recién hecha unte cajeta de Sayula y agregue una buena rebanada de queso cotija muy salado. Como toque final y surrealista ponga una pizca de chile chipotle. Acompáñese este atrevimiento con una copa de cava bien frío.