José Fernández del Valle. Precursor del espiritu del ITESO
Karina Osorno – Edición 403
José Fernández del Valle fue el primer rector del ITESO y de quien se habla en este reportaje. En palabras suyas: “Queríamos profesionistas que no fueran un fraude, que salieran lo mejor preparados posible, y al mismo tiempo que ejercieran su profesión de acuerdo con sus creencias.”
Hablar de José Fernández del Valle, primer rector del ITESO y primer presidente del Consejo Directivo de la Asociación Civil de la Universidad, implica necesariamente hablar del origen mismo del instituto y de su espíritu distintivo. Como integrante de aquel grupo de fundadores que vieron en el proyecto de construcción de una alberca, la posibilidad de crear una universidad que promoviera la unidad entre la ciencia y los valores humanos, José Fernández del Valle sorteó los ataques y el acoso de opositores a la creación del iteso y defendió el proyecto hasta su consolidación. Fue él quien pidió a las autoridades de la Iglesia católica que la formación académica del recién fundado instituto fuera encomendada a los jesuitas. Así, fueron designados para ello los jesuitas Jorge Villalobos, sj, Ignacio Pérez Becerra, sj, y Ramón Gómez Arias, sj. Por su parte, los empresarios y padres de familia tenían la encomienda de sacar adelante el proyecto financiero de la institución.
José Fernández del Valle, luego de ser presidente de la Asociación, trabajó durante muchos años más como miembro del Consejo de Directores del ITESO. Encabezó las negociaciones para la donación de los terrenos en los que actualmente se asienta el campus y llevó adelante la construcción de los primeros edificios.
CONTRA CORRIENTE
El difícil comienzo del ITESO se agudizó debido a los ataques de los que fueron blanco los fundadores y sus familias. Pablo Fernández del Valle, hijo de don José, describió hace unos años, en entrevista con Laura Flores Barba, el asalto al edificio del iteso, ubicado en aquel entonces frente a la rotonda de los Hombres Ilustres. Tomaron como rehén a su padre y destrozaron las instalaciones, el material y los equipos de la Universidad: “Él estaba en la rectoría y llegaron hasta allá los mafiosos, sacaron a todos y a él lo agarraron y lo pasearon por todo el edificio con una pistola en la cabeza. Destrozaron lo que tenían a su paso. Las huellas de las balas y los cadenazos quedaron en paredes y equipo. Desde ese momento era común que durante la noche grafitearan nuestra casa con leyendas obscenas contra el ITESO y que mi papá trajera una cuadrilla de pintores para borrarlas”.