¿Está bien o está mal que lo que nos gusta nos guste tanto?
La primera acepción que el Diccionario de la RAE da del sustantivo placer es: “Goce, disfrute espiritual”. Pero al interrogar a Google sobre ese término se desata un diluvio de enlaces relativos a temas muy poco espirituales: las infinitas formas en que la humanidad se dedica a dar gusto a los sentidos. ¿Lo contrario del placer es el dolor? Tal vez lo sea su ausencia, y de ahí que la búsqueda del disfrute pueda ser incesante y, paradójicamente, llegar a extremos tortuosos. O quizás deba ser incesante porque es lo más parecido que tenemos a la felicidad.
¿Trabajos placenteros? ¿Aficiones inconfesables? ¿Por dónde se va al Jardín de las Delicias? ¿Y está bien o está mal que lo que nos gusta nos guste tanto? El diccionario también explica que placer también es un verbo, y, al ingresar a estas preguntas en las páginas que siguen, hemos querido usarlo. Encantados de la vida. m