Descansar cocinando
Kaliope Demerutis – Edición 472
Los decálogos para un buen descanso diario podrían trasladarse casi por completo a la cocina como lugar de relax, porque con facilidad puede ser un sitio idóneo para el esparcimiento y la convivencia
El trabajo que implica cocinar a diario como parte de las obligaciones cotidianas puede ir restando los encantos que acompañan al ritual de la preparación culinaria, para volverlo un acto mecánico con horario restringido. Cocinar requiere paciencia, buen ánimo, imaginación, espontaneidad y tiempo; todo lo que vaya contra esto habrá que evitarlo para que no pierda la magia y el gozo que verdaderamente provoca cuando se hace como una actividad placentera.
Los decálogos para un buen descanso diario podrían trasladarse casi por completo a la cocina como lugar de relax, porque con facilidad puede ser un sitio idóneo para el esparcimiento y la convivencia:
1. Practicar el ejercicio de cocinar durante su tiempo libre.
2. Evitar las cenas copiosas y altas en grasa; puede elegir una receta fresca y saludable.
3. Evitar exceso de azúcar y bebidas gaseosas, o moderarse y ahorrarse malestares.
4. Crear un entorno idóneo, limpio, ordenado, iluminado amablemente y bien ventilado.
5. Procurar que su cocina sea cómoda para trabajar en ella.
6. Elegir horarios y reservar el tiempo necesario para disfrutar la actividad con holgura.
7. Evitar distractores y escuchar música de su preferencia.
8. Planear antes para tener todos los ingredientes y utensilios listos.
9. Invitar a las personas con las que desee compartir; puede ser que acompañen el proceso y lo gocen juntos, o que sólo lleguen a la hora indicada a disfrutar los resultados.
10. Relajarse si las cosas no salen perfectas, el propósito es pasarla bien.
Pero ¿por qué cocinar es un método efectivo para descansar y disfrutar? Vamos abordando cinco razones:
Por su poder terapéutico
Descansar la mente, silenciar el pensamiento y desactivar la preocupación da salud y bienestar. Cocinar motiva nuestra concentración y nuestra creatividad, ejercita el ingenio; nos ayuda a ser resolutivos, a tomar decisiones en poco tiempo, a organizarnos y buscar ser eficientes. Hacerlo en grupo puede además ser gratificante, enriquecedor y también divertido; desde asignar a cada uno la actividad y trabajar en equipo, hasta el momento de saborear juntos lo elaborado.
Porque es posible compartir
Uno de los grandes placeres de la vida es compartir, y quien ama cocinar no encuentra otra manera de completar la experiencia hasta que alguien prueba y se deleita con lo que afanosamente se ha preparado. Cocinar promueve la convivencia, el acercamiento, la charla, y también es una manera de expresamos. Así que explorar el recetario traerá la satisfacción de ver a otros felices con nuestro esfuerzo.
Porque la sobremesa viene implícita
Según Brillat-Savarin, iniciar la buena digestión era una de las funciones primordiales de la sobremesa, porque “de todas las operaciones corporales, la digestión es la que más influye en el estado moral del individuo”. La charla compartida sin prisas después de una buena comida, acompañada de “digestivos” en diversas formas: tés de hierbas, licores o café, es una actividad gratificante y gozosa. Reunidos en la mesa, riendo, los comensales se entregan a la conversación, han comido y bebido —dos de las cosas más felices que podemos realizar juntos—, y la sobremesa puede ir para largo.
Porque podemos cocinar al aire libre, también
El fuego, como antaño, aún nos hace reunirnos en torno a él, nos da calor y luz, pero además nos sirve para cocinar, imprime sabor y convoca al convivio. Un buen pretexto para descansar y salir al aire libre es encender el carbón y, en torno al asador, charlar y disfrutar los alimentos que salen de la parrilla. Hacerse de un buen asador es sencillo y no implica tanto gasto. Busque un parque, una terraza, un jardín; hasta un balcón funciona para convivir mientras se cocina. Desde vegetales, carnes y hasta pan dulce, toman un sabor ahumado; pruebe con una concha y corónela con una bola de helado, o ase manzanas con algo de mantequilla y granitos de sal, canela y miel.
Porque nos permite recordar nuestra historia personal
Dedicar un día libre para revisitar alguna amada receta de la infancia puede ser un remedio efectivo, no sólo para alejarse de la rutina y descansar, sino también para recordar y consentirse. José Manuel Vilabella Guardiola, en su libro La cocina de los excesos, dice que “la memoria siempre es selectiva trapalona porque todos los recuerdos son falsos y sólo los sabores de la infancia nos dicen la verdad sin tapujos. El que quiera regresar y saber la verdad sobre sí mismo deberá hacerlo por los vericuetos de los recetarios de cocina, por los olores perdidos de la infancia…”.
Para leer
:: Diez descansos de cocina, de Alfonso Reyes (Fondo de Cultura Económica).
:: Cocinar en el tiempo libre, varios autores (Editorial Parragón).
:: Cocinar en tiempo libre, de Francisco Molinari (Vergara y Riba Editoras).
Para explorar
:: La cocina terapéutica, proyecto de Julie Ohana; en Instagram.