El poema forma parte de su primer libro, Nomenclatura secreta, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal en 2023 y que está publicado por Mantis Editores
Con una dulzura detallada imaginar una palabra que represente el acto germinal, desde el punto de concepción, como una pieza de ritmo absoluto e inquebrantable.
Una palabra que nos conecte directamente a la explosión exacta del big bang, como un bordado transparente que nos une al origen, desde el génesis, hacia el presente, desde la voz solitaria que nos pronunció primero, hacia el resonar de las multitudes.
No es el nombre de Dios pronunciándome, sino la voz de todos pronunciándonos simultáneamente.
En esa semántica que forma parte de un encaje majestuoso, en ese telar, quiero habitar(me).
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Búsqueda del origen, de una palabra, a través de las palabras. En este poema de Fátima López se manifiesta un claro anhelo de establecer un lazo, un puente tendido hacia lo más remoto, hacia el comienzo mismo. Un ritmo, el de la poesía, puede asimilarse a ese sonido inicial que comenzó con un estallido y llega hasta nosotros convertido en un caudal de voces. No la solitaria voz de la divinidad, sino aquella voz múltiple donde la poeta nos descubre inmersos, participando de manera activa, colectiva, en el misterio de la creación. El universo aparece como un tejido, en el que los tiempos —desde el entonces hasta el ahora— se entreveran plenos de un nuevo significado: es ahí donde emerge una más profunda posibilidad de encontrarse, de habitarse. Fátima López nació en Ciudad de México en 1981, es directora de teatro. El poema que presentamos forma parte de su primer libro, Nomenclatura secreta, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal en 2023 y que está publicado por Mantis Editores.