¿Cómo nace un defensor de los derechos humanos?
Gustavo Abarca – Edición 455
Coordinado por David Velasco, SJ, el libro El oficio de defender los derechos humanos. Aproximaciones a una génesis de ombudsman es una reflexión acerca de las razones de alguien para dedicarse a esta cuestión
Uno de los retos que enfrenta la defensoría de los derechos humanos en México es la solución de la falta de equilibrio entre las diferentes visiones y razones de ser de los organismos que velan por los derechos de la gente. De acuerdo con Laura Ortiz Ramos, egresada de la licenciatura en Relaciones Internacionales y colaboradora del libro El oficio de defender los derechos humanos. Aproximaciones a una génesis de ombudsman —coordinado por David Velasco, sj—, “hay organizaciones que tienden a colaborar más con agentes estatales, otras tienen como meta encontrar más financiamiento y otras se enfocan al trabajo de base, es decir, estar con las víctimas. Estas visiones tan distintas obstaculizan el proceso de defensa”.
Ortiz, quien se mudó a Francia para estudiar la especialidad en Cooperación Internacional y ONG en la Universidad París 13, señala que si organismos y asociaciones no comparten el mismo punto de vista y compromiso “se pierde de vista el objetivo principal”. Sobre el capítulo a su cargo —“Relación con el Estado y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) nacionales e internacionales”—, Laura Ortiz explica que en el apartado queda constancia de que las asociaciones “deben ser sensibles ante las problemáticas y trabajar de manera interdisciplinaria, debido a que están en contacto con diferentes actores. Tienen que desarrollarse por medio del contacto con organismos estatales, gubernamentales, víctimas y académicos, porque tienen que hacer equipo con todas y todos”. La también colaboradora del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem), destaca que son necesarias la diplomacia y la comunicación, además de la sensibilidad, para tener el contacto adecuado con las víctimas de algún atropello.
Clara de Alba, estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales y también colaboradora del libro, comenta que el uso de tecnologías como las redes sociales puede ser de ayuda para los defensores, ya que son un instrumento muy útil para convocar a actividades o discusiones de temas. Sin embargo, matiza, “pueden ser un arma de doble filo, porque cuando empiezas a difundir números, números y más números, empiezas a invisibilizar a las víctimas”. De Alba, junto con la estudiante de Derecho Denisse Montiel, es coautora del capítulo “Los riesgos del oficio de defender los derechos humanos”.
Sobre el proceso de creación del libro, las tres jóvenes se involucraron en la búsqueda e información, redacción y realización de entrevistas a defensores en organismos locales, nacionales e internacionales, cuidando que hubiera un equilibrio entre las voces de hombres y mujeres. m.