Combatir al enemigo con cuchara y sartén
Kaliope Demerutis – Edición 470
Los comensales debemos aprender a liberarnos de la carga compulsiva que llevamos a cuestas, para luego comenzar a gozar del placer de perder el tiempo en la mesa, al alegre paso de los guisos y las charlas
Todos somos presa fácil del estrés. Vivir en una ciudad, tener un trabajo demandante, las responsabilidades del día a día… nadie se salva, a menos que se logre crear una fórmula personal que permita mantener a raya a este enemigo cotidiano. Podríamos pensar que ciertos oficios son los que presentan más propensión a padecerlo, y quizás el último que se nos venga a la mente sea el de un chef; pero en los tiempos que corren, en los que los cocineros se han vuelto casi estrellas de la farándula, ellos son víctimas de la ansiedad y del estrés extremo como resultado de las altas expectativas que se tienen sobre su trabajo y por las arduas jornadas al servicio de sus clientes. Después de una serie de recientes y trágicos decesos de chefs famosos, la periodista gastronómica Kat Kinsman realizó, en 2016, una encuesta a 600 personas que trabajan en las cocinas de los restaurantes más reconocidos del mundo, sorprendida por la salud emocional del gremio. Los resultados arrojaron que 73.2 por ciento de sus miembros sufría de ansiedad y estrés crónico. Y es que uno de los oficios más gozosos, como es el de cocinero, puede perder todo encanto cuando se hace sometido a mucha presión y sin una estructura organizada.
Sin embargo, el acto de cocinar por placer es otra historia: puede ser una actividad lúdica, recreativa y hasta terapéutica. Una de las corrientes culinarias que han intentado rescatar ese encantador espíritu, desde 1986, es el slow food, encabezado por Carlo Petrini en Italia, con más 83 mil socios en 150 países. Su propósito es enaltecer la “comida sana a fuego lento” y promover el hábito de la sobremesa sin estrés. Los comensales debemos aprender a liberarnos de la carga compulsiva que llevamos a cuestas, para luego comenzar a gozar del placer de perder el tiempo en la mesa, al alegre paso de los guisos y las charlas. Vamos revisando algunos datos culinarios que ayudan a combatir el popular estrés.
Mise en place
Quienes están familiarizados con la cocina formal seguramente ya han escuchado esta expresión en francés. Como sabemos, los galos se pintan solos cuando de protocolos gastronómicos se trata, y en este caso su concepto mise en place (literalmente “puesto en su lugar”) es muy útil si lo que buscamos es cocinar tranquilos y evitar el estrés. Implica tener listos todos los ingredientes y utensilios para cada receta. Se coloca todo ordenadamente sobre la mesa de trabajo, para poder comenzar el ritual sin correr o improvisar detalles; el objetivo es agilizar al máximo los procedimientos. Inténtelo y notará la diferencia.
Olvidarse de todo y ponerse a hornear
Desde el año pasado surgió un boom en la red social Instagram con el hashtag #procrastibaking, que para muchos es una de las tendencias más novedosas en cuanto a relajarse en la cocina se refiere. El término en inglés deriva de procrastinate (procrastinar), que quiere decir dejar para luego algo que no queremos hacer, y de bake, que significa hornear. Es la invitación a dejar todo para después y simplemente ponerse a hornear. La idea es hacer una pausa, disfrutar el proceso elaborando algo que después podamos obsequiar; compartir es parte del ritual. Sorpréndanse revisando algunas de las 34 mil 658 publicaciones con #procrastibaking.
Cocinar como terapia antiestrés
Algunos psicólogos señalan que cocinar es terapéutico por varias razones: porque las actividades manuales relajan; afinan la coordinación; mantienen nuestra mente alerta; producen satisfacción; se desarrollan la imaginación, la creatividad, la capacidad de improvisación y la concentración. Así que elegir una receta que anhelemos degustar, preparar todo lo necesario para evitar prisas y contratiempos, poner algo de música de nuestra preferencia, alguna bebida refrescante y, sobre todo, al final poder compartirla, contribuirá a que nos sintamos satisfechos y contentos.
Batch cooking: cocinar sólo un día y comer toda la semana
La tendencia culinaria batch cooking invita a planificar las compras y la preparación de nuestros alimentos organizando en un solo día los menús semanales; sus ventajas son que se ahorra tiempo, se evita comer desordenadamente, gastar de más, desnutrirse y estresarse por pensar qué comer. El día destinado a cocinar puede ser especial, planeado y gozoso. Las claves son: planificar un menú equilibrado, reservar un día a la semana para ello, preparar platos que se puedan refrigerar; congelar en porciones en envases aptos para ese fin y etiquetarlos.
Adiós estrés… comer para ser feliz
También la calidad de nuestra digestión y de lo que comemos influye en nuestra salud física y mental. Sentirse sano ayuda a estar contento, a que el estrés no afecte tanto. Metafóricamente, estamos alimentando un buen estado de ánimo. Vegetales, frutas, hortalizas, legumbres, semillas y frutos secos contribuyen a equilibrar en nuestro organismo los neurotransmisores del buen humor: serotonina, melatonina, dopamina y la noradrenalina. Consumir vitaminas del grupo b, ácido fólico, Omega 3 y triptófano es fundamental. Si sumamos una comida al día en tranquilidad y en compañía, el efecto será aún más positivo.
Para leer
:: Saber comer: 64 reglas básicas para aprender a comer bien, de Michael Pollan (Grijalbo); $69 en gandhi.com.mx (está en oferta en línea).
:: Comer bien tiene su chiste, de Rius (DeBolsillo); $114 en gandhi.com.mx
:: La cocina de la felicidad, de Adriana Ortemberg Silva (Urano); $295 en gandhi.com.mx
Para ver y debatir
:: What the health, documental de Kip Andersen y Keegan Kuhn, Estados Unidos, 2017, disponible en Netflix.
En la web
:: La página de la periodista gastronómica Kay Kinsman: tart.org/kat/
:: En Instagram: @katkinsman