Benito Zamora: los guardianes del lugar
Víctor Ortiz Partida – Edición 499
Todos los seres y los objetos nos hablan de aventuras y de transformaciones, de tránsitos y fundaciones, la vida y su continuidad
Los personajes que aparecen en el arte de Benito Zamora esperan y reciben al espectador para guiarlo por un territorio de múltiples colores y geometrías inesperadas. Creadas ellas mismas de la propia materia que su entorno, estas extravagantes figuras se funden con el ambiente que las rodea, y ese gesto es la clave para que los ojos que se acercan a las obras puedan entrar, deambular y permanecer en este país artístico singular.
Benito Zamora es el creador del lugar, un lugar en el que las figuras —seres (humanos, o que van más allá), animales, plantas, objetos, elementos del paisaje— son forma y fondo de manera profunda: los personajes son, a la vez, el espacio en el que están; además, en muchas ocasiones, sus personalidades se multiplican, son una profusión de rostros y cuerpos que crean un laberinto por el que el paseo es tan agradable que no se busca la salida.
Su lugar se ha desplegado, a lo largo de más de 50 años, en cuatro dimensiones principales: dibujo, pintura, grabado y escultura. Benito Zamora nació en Guadalajara en 1951. Se le considera autodidacto. A los 19 años comenzó a tomar clases de dibujo y, a partir de ahí, fue aprendiendo de otros creadores hasta convertirse él mismo en artista profesional. Expuso por primera vez, en una colectiva, en 1976. Su primera muestra individual se organizó un poco después, y desde entonces su arte ha recorrido México y el extranjero. Su obra forma parte de colecciones como la del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara.
Todos los colores y todas las formas caben en una pieza de Benito Zamora. Del rosa más intenso al azul profundo, pasando por todos los ocres, los colores llenan círculos, triángulos, óvalos, redondeces orgánicas, elementos exuberantes, alargamientos vivos. Esta vida en su arte tiene un secreto: el claroscuro, ese contraste entre sombra y luz que contribuye al relieve. “Otra cuestión en la que soy riguroso y tiene una influencia decisiva en lo que hago es el manejo del claroscuro; es esencial”, revela Zamora.1
El artista ha creado un lugar con su propia mitología, legible para todo aquel que se acerca. De imagen en imagen se van creando relatos que explican el origen y la permanencia del propio lugar. Todos los seres y los objetos nos hablan de aventuras y de transformaciones, de tránsitos y fundaciones, la vida y su continuidad en un espacio y sus seres: animales como peces, serpientes, armadillos y aves; mujeres y hombres (o mejor: lo femenino y lo masculino), todo se mezcla y se reproduce: un rostro son muchos rostros y múltiples seres se superponen y se realizan en la abundancia.
Al entrar en este lugar artístico hay sorpresa y reconocimiento: nunca hemos estado aquí y, a la vez, nos movemos con naturalidad y soltura, sabemos dónde estamos, aunque tengamos que descubrir los nuevos caminos que se vislumbran. Zamora lo explica con sus propias palabras: “Pero nadie viene de la nada; yo considero que vengo de la historia, he estudiado a muchos pintores, pero una idea que siempre me gustó —y se encuentra en Velázquez o Escher— es la del infinito, y no sólo en la pintura, eso me lleva también a la literatura, puesto que uno de mis autores predilectos es Jorge Luis Borges”.2
A pesar de esto, el infinito del arte de Zamora tiene pocas piezas en las que mostrarse, y se ha dado de manera lenta. En 1997, el crítico de arte Guillermo Ramírez Godoy escribió: “Debido a que su obra requiere detalle y precisión, sólo ha pintado unos 200 cuadros en su carrera; sin embargo, ha producido treinta y dos grabados que han contribuido a difundir su prestigio”.3
En 2022, la situación no había variado mucho, siempre ha creado pocas y detalladas obras en lapsos de tiempo largos: “De igual manera, ya tengo 71 años, aunque continúo activo y produzco obra, siempre es minuciosa y toma mucho tiempo (mi último grabado tomó seis meses); mi labor es lenta, pero me gusta que así sea”.4
Esta circunstancia es una invitación para que los espectadores estén alertas y aprovechen cualquier oportunidad que se abra para visitar ese espacio lento e infinito que Benito Zamora ha creado a lo largo de su trayectoria. Los guardianes esperan en el lugar.
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1. “Benito Zamora expone su historia en Galería Vértice. El artista plástico celebra 50 años de trayectoria con una exposición retrospectiva”, El Informador, Guadalajara, 22 de abril de 2022.
2. Ibidem.
3. Cuatro siglos de pintura jalisciense.
4. “Benito Zamora expone su historia en Galería Vértice…”.
Para saber más
:: Pintura en Jalisco. Mil novecientos cincuenta—dos mil. Secretaría de Cultura del Gobierno de Jalisco/Instituto Cultural Cabañas, 2001.
:: Cuatro siglos de pintura jalisciense, Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, 1997.