Antojos clásicos y operísticos
Édgar Velasco – Edición 504

La búsqueda de satisfacer un gusto o un antojo musical está relacionada con el placer que provoca escuchar y sentir la música
Es evidente que, al momento de elegir la escucha de alguna obra musical, muchas veces entra en acción la compleja dinámica generadora de los antojos. De acuerdo con la fisiología, cuando escuchamos música nuestro cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa, lo que puede explicar por qué la música nos hace sentir bien y puede, incluso, provocar emociones intensas. Es así como la búsqueda de satisfacer un gusto o un antojo musical está relacionada con el placer que provoca escuchar y sentir la música. La emoción que generan obras como la Segunda Sinfonía de Brahms es simplemente inexplicable. ¿Cuántos no nos hemos conmovido hasta llorar con el final de la ópera La Bohemia o hemos vibrado enérgicamente al escuchar la imponente aria “Nessun dorma”, de la ópera Turandot, ambas de Giacomo Puccini? Otros muchos reconocen el deseo de potenciar la dimensión contemplativa a la que nos lleva una obra como La Pasión según san Mateo, de Bach, o propiciar las resonancias que produce la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler.
El teólogo suizo Hans Kung decía en sus memorias: “La música calienta mi corazón y mantiene lúcida mi cabeza. Igual que mi amplia biblioteca, en mi colección de discos, ordenados cronológicamente —desde el gregoriano hasta la clásica moderna—, he invertido mucho tiempo y dinero. De la renacentista, barroca, clásica o romántica, según mi estado de ánimo, me gusta escuchar música más tranquila e intimista, más viva y alegre o dramática y patética”.
JS Bach: Coffee Cantata
Academy of Ancient Music, Hogwood
Decca Import, 1987
Hay una obra que une el antojo mismo por la música y una popular bebida: la Cantata del café, obra humorística compuesta por Johann Sebastian Bach alrededor de 1734, probablemente para las veladas musicales que se celebraban en el café Zimmermann en Leipzig. En esta obra es famosa el aria de Lieschen, donde ella canta: “¡Qué agradable es el aroma del café! / Más sabroso que mil besos y más dulce que el vino moscatel. / Café, café necesito tenerlo, y quien quiera complacerme que me regale café”.
Cavalleria rusticana
Yelena Obraztsova, Plácido Domingo, Franco Zeffirelli
DG, 2005
El antojo por el vino y la música se armonizan en la intensa escena de la ópera Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni, cuando Turiddu invita a brindar por su alegría: “¡Viva el vino espumeante, resplandeciente en el vaso, como la sonrisa de los enamorados! ¡Infunde alegría! ¡Viva el vino que es sincero, que conforta nuestros pensamientos, y ahoga la oscura melancolía dulcemente!”. Aunque su enemigo Alfio lo rechaza expresando: “Su vino yo no lo acepto: ¡podría convertirse en veneno dentro de mi pecho!”.
Bizet: Carmen
Elīna Garanča, Roberto Alagna
DG, 2010
Un personaje mítico es Carmen, protagonista de la ópera homónima de Georges Bizet, pues entre sus muchos rasgos representa a una mujer dispuesta a conseguir la satisfacción de sus antojos y deseos amorosos sin estar atada a ningún tipo de restricción, pues procurará la libertad a toda costa. En su famosa aria, conocida como “Habanera”, ella expresa: “El amor es un gitanillo, que nunca conoció ley alguna”. Y al final de la ópera dice: “¡Jamás Carmen cederá! ¡Libre nació y libre morirá!”.
Pachelbel: Canon
Karajan, Berlin Philarmonic Orchestra
DG, 1990
En el contexto de una vida intensa por las exigencias que nos demanda la vorágine de una vida laboral, así como las relaciones familiares y sociales de diverso tipo, es normal que los seres humanos desarrollemos altos grados de estrés. Entonces llega el momento en que necesitamos darnos espacio para satisfacer el antojo de algo que nos ayude a encontrar paz y sosiego. En circunstancias así vale la pena darnos el antojo de escuchar, por ejemplo, Claro de luna, de Debussy, o el Canon, de Pachelbel.
Strauss – Die Fledermaus
Kleiber, Bayerische Staatsoper
DG, 2019
Otro detonador de los antojos es el deseo por lo lúdico, es decir, la búsqueda de lo placentero que pueda generar satisfacción y agrado. Es así como la música clásica y la ópera tienen muchas propuestas de obras de tono alegre y cómico que nos pueden subir el ánimo. Podemos mencionar, por ejemplo, la opereta cómica El murciélago, de Johann Strauss, y en obras puramente orquestales podríamos escuchar casi todas las oberturas de las óperas de GioachinoRossini, como El barbero de Sevilla.