Agua de lluvia para enfrentar la crisis climática
Patricia Martínez – Edición 484
La captación de agua de lluvia es una de las alternativas para resolver la falta de acceso a agua potable que viven miles de personas en grandes ciudades
En año de crisis de agua, a Leticia le pasó lo que nunca antes: le sobró y tuvo para repartir. Este año en Guadalajara y el Área Metropolitana vivimos una crisis de desabasto que nos puso de cabeza, como en otras tantas ciudades del país. Una de las cuatro principales fuentes de abastecimiento, la conocida Presa Calderón, llegó a su nivel más bajo, y, sin posibilidad de extracción, el desabasto impactó a 14 por ciento de la población.
Cuando el agua escasea, el problema se agudiza más en las zonas altas de la periferia, de difícil acceso y que muchas veces son asentamientos irregulares cuya población, casi siempre, presenta alto índice de rezago social.
Leticia vive en una de las zonas empinadas del cerro en Las Mesas Coloradas, al norte de Zapopan, adonde su familia llegó, como muchas otras, hace años a fincar de manera informal en una zona tan árida como desprovista de servicios.
Casos como el suyo fueron el foco de atención para poner en marcha un programa de captación de lluvia, solución de sentido común para democratizar el acceso al agua.
En medio de esta crisis, Leticia y su familia, junto con otras 599 familias de Las Mesas, se sorprendieron de que ahora les sobrara agua. Y es que si algo distingue a Guadalajara son sus chubascos memorables, que cada temporal riegan, refrescan, inundan, llenan de agua la ciudad, para mantener la vitalidad de una cuenca tan fundamental como es la Lerma-Chapala-Santiago. La lluvia nos dio la solución. El gobierno de Jalisco, de la mano con la asociación civil Isla Urbana, con experiencia de años en el asunto, arrancó el programa piloto denominado Nido de Lluvia, con la instalación de los primeros sistemas de captación de agua pluvial. La vida de Leticia y de las y los vecinos de Las Mesas cambió de forma drástica. Con sus sistemas en casa, además, se resolvió otro de los problemas que atañen a la colonia, y es que la mayoría de sus habitantes no cuenta con formas para almacenar agua, por lo que, si escasea, se enfrentan a grandes dificultades.
Los Nidos de Lluvia no solamente refrescaron la sequía: trajeron también sentido de comunidad. El agua era tanta que las mismas vecinas se organizaron en una red autogestiva para compartir.
Esta acción se basa en tres principios básicos: 1) Racionalizar nuestro consumo de agua: junto con la captación, hay que cuidar que no haya fugas, o recolectar agua doméstica para reusarla, ya que en el Área Metropolitana de Guadalajara la dotación promedio es de 234.45 litros por habitante al día; aunque es 100 litros menor que el promedio nacional, aún estamos 134 litros por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud para consumo humano (100 litros al día); 2) Sostenibilidad a largo plazo para no agotar las fuentes de agua y adaptarnos a sus ciclos naturales; y 3) Una nueva cultura de gestión del agua: para aprovechar el agua de ciclos naturales, ya que con base en el promedio de precipitación en Zapopan (1,007.1 mm), cada sistema dará 32 mil 710 litros por año, lo que además permitirá que se recuperen las fuentes como presas y pozos.
La adaptación al cambio climático cada vez nos exigirá más soluciones que comiencen su impacto en la escala de lo local, a costos asequibles y que perduren con el tiempo, pero, sobre todo, que nos abran la perspectiva a soluciones basadas en la propia naturaleza.