México: de víctimas a activistas por la paz
Daniela Pastrana – Edición 425
En respuesta a la arenga “¡Estamos hasta la madre!”, lanzada por el poeta Javier Sicilia, miles de mexicanos han participado en la movilización ciudadana más importante contra la estrategia de seguridad del presidente Felipe Calderón.
El llamado a protestar contra la fiesta de sangre mexicana fue lanzado por el poeta Javier Sicilia. Su hijo Juan Francisco fue asesinado el 28 de marzo en Cuernavaca, Morelos.
“¡Estamos hasta la madre!”, dijo Sicilia. “En cada plaza del país debe haber una memoria de nuestros muertos en esta guerra imbécil, una memoria de nuestro Holocausto”.
La respuesta ciudadana se multiplicó en las redes sociales, y el 6 de abril, en 20 ciudades mexicanas y media docena de países, la gente salió a las calles a exigir un viraje en la política de seguridad militar del gobierno de Felipe Calderón.
Sicilia hizo después un llamado para realizar una caminata en silencio, que duraría cuatro días, para recorrer los 80 kilómetros que separan a Cuernavaca del Zócalo de la ciudad de México. Ahí llegaron Julián Le Barón, Teresa Carmona, Melchor Flores, Olga Reyes, Nepomuceno Moreno, Patricia Duarte, Roberto Galván, Javier Morlett y decenas de madres, padres, esposas, hijos y hermanos que buscan a sus familiares o que quieren saber por qué los mataron.
“Si con esto evito que haya un muchacho más asesinado, me doy por bien servida”, dice Julia Alonso, quien busca a su hijo menor desde enero de 2008.
Le Barón, el ranchero del norte que ha llevado la bandera de México al frente de las marchas, resume: “No tengo derecho a claudicar”.
En seis meses de movilizaciones, el movimiento pacifista suma más de 8 mil kilómetros de marchas: una caminata silenciosa y dos caravanas (a la frontera del norte y a la del sur), viajes humanitarios al pueblo de Cherán, en Michoacán, encuentros con inmigrantes centroamericanos y con integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, dos reuniones con el presidente Felipe Calderón y una con los representantes del Congreso de la Unión.
Pero las movilizaciones no han sido suficientes para provocar un cambio en la clase política. Y la campaña de contención mediática lanzada desde el gobierno ha neutralizado la indignación inicial.
“A diferencia de España, en México todavía es muy poca la gente que usa medios digitales y un movimiento como el de Sicilia necesita que la información la retomen medios formales”, explica Claudia Benassini, especialista en comunicación de masas. m
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