Boyan Slat, un joven holandés, diseñó un proyecto que consiste en una serie de barreras flotantes que capturen el plástico que flota en el océano. Una vez acumulado, éste será arrastrado hacia una plataforma desde donde se podrá extraer para ser reciclado
Un día Boyan Slat estaba buceando en Grecia. El holandés tenía 16 años y lo que encontró le sorprendió: “Vi más bolsas de plástico que peces”, cuenta el joven, que ahora tiene 21 años y ha dedicado el último lustro de su vida a lograr un propósito: encontrar la manera de limpiar de plástico los océanos.
Se calcula que cada año se producen cerca de 288 millones de toneladas de plástico, de las cuales el 10 por ciento va a parar al mar. Una vez ahí, mucho de ese plástico es arrastrado por las corrientes marinas y se acumula en los cinco remolinos que tienen los principales océanos. Y ahí permanecen, girando con las corrientes. Slat se hizo una pregunta: ¿por qué no aprovechar el efecto de las corrientes marinas en lugar de corretear desechos dispersos? Así, diseñó un proyecto que consiste en una serie de barreras flotantes que capturen la basura. Una vez acumulada, ésta será arrastrada hacia una plataforma desde donde se podrá extraer el plástico, para luego ser reciclado.
Lo que comenzó como un proyecto escolar ha seguido creciendo: Slat creó la fundación The Ocean Cleanup y luego lanzó una campaña de financiamiento, con la que reunió 2.2 millones de dólares. Poco a poco fue sumando voluntades y preparó el informe “Cómo los océanos pueden limpiarse ellos mismos”, en el que contó con la colaboración de más de cien expertos. Finalmente, en agosto pasado, una flota de 30 barcos recorrió las aguas entre Hawái y Estados Unidos —donde se ubica la llamada “Gran Mancha de Basura del Pacífico”— para recabar información y hacer un mapeo de la zona, que permita construir la primera de las barreras.
Antes de la iniciativa de Boyan, las estimaciones eran que para recolectar la basura con ayuda de barcos serían necesarios 79 mil años y varias decenas de millones de dólares. Según el estudio de The Ocean Cleanup, si se aplica el sistema propuesto por Slat, la tarea podría realizarse en diez años.
Los beneficios que podría significar para el medio ambiente la iniciativa de Slat son evidentes. Y es que muchos de los desechos son ingeridos por los animales marinos, que terminan muriendo de inanición por tener el estómago lleno de plástico. No obstante, el joven holandés también tiene detractores. Para muchos, es más importante concentrarse en evitar que esos desechos vayan a parar al océano, en lugar de sólo dedicarse a sacarlos. Por otro lado, también hay quienes hacen hincapié en el hecho de que no todos los residuos están flotando, sino que yacen en el fondo del mar. m.
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