Visca Barza
Eduardo Quijano – Edición
Barcelona celebra y tiene por qué. Muy pocos campeones con el temple y empaque de éste, el mejor Barcelona de la historia. Si fuera posible ignorar estadísticas y récords (una sola derrota, menos goles recibidos, 99 de 114 puntos posibles), si uno pudiera olvidar partidos, momentos, jugadas, lo que al final deslumbra del conjunto de Pep Guardiola es su insaciable voluntad de ganar. Ganar justamente después de ganarlo todo -Liga de España, la Copa del Rey, la UEFA Champions League, la Supercopa de España y la de Europa, el Mundial de Clubes. Ganar más y más desplegando en el vuelo su mayor profesión de fe: infinito amor al balón, feroz sensualidad para poseerlo. Ha sido un año majestuoso tocando las puertas del cielo, aunque quizás la frase resulte antipática porque a veces, tantas veces, las victorias del Barza son sesiones del mejor balompié terrenal que uno pueda admirar en el planeta.
No será fácil en el futuro, encontrar un equipo de fútbol tan dotado técnica y emocionalmente para gozar del juego. Equipo con un ADN artístico y pasional que comunica lo que de deleitable y fecundo tiene este deporte. Valdez, Puyol, Piqué, Xavi , Alves, Iniesta, Busquets, también Keita y Touré; es, y eso es mucho, el equipo de Messi; logia de admirables virtuosos donde esta temporada Bojan y Pedro hicieron el grado. Futbolistas, todos necesarios, indispensables, en la armazón solidaria del éxito. Barcelona es nuevamente campeón, no de cualquier liga sino de la más competida y exigente de cuantas se recuerden. En el vértigo de la trepidante batalla, con un Real Madrid que se entregó hasta la jornada final, Barcelona mantuvo sin desfallecer el convencimiento de sus virtudes y estilo, envuelto en el halo imperial y la generosidad de los que hacen leyenda.
A este Barcelona dirá adiós Thierry Henry, algunos creemos que Ibra y muy probablemente Rafael Márquez. Por años, pese a lesiones y baches, durante la etapa más productiva de su trayectoria, Rafa ha competido al mejor nivel entre los mejores.
Diez campeonatos de liga en 20 años. Una colección de epopeyas que han alcanzado un momento cumbre. Para los aficionados culés, orgullo desbordado, para el fútbol, saludable privilegio.