En diciembre pasado, mi amiga  Raquel Rojas  me desafió con una frase fulminante: es increíble que no hayas leído a Per Petterson y andes vuelto loco con Stieg Larsson.  A las tres semanas llegó a casa el paquete con  un ejemplar de Salir a robar caballos,  la novela más celebrada  de este  escritor noruego, prácticamente desconocido en México  (Ediciones B  con el sello Bruguera  no la publicó en México, y es difícil encontrarla).  El fin de semana, al terminar de leerla, sentí enormes deseos de aprender noruego. Quiero saber qué más atesora  esta novela  bajo su desarmante austeridad. Publicada originalmente en 2003, Salir a robar caballos,  posee  una prosa minimalista capaz de cruzar  las fronteras de la razón  para instalarse en el ánimo de quien lee;  lo que escuchamos desata  preguntas incómodas que  expanden la sensibilidad de quien quiera oír.  Cada uno  (y aquí me parece que  la edad y momento del lector  serán determinantes)  encontrará  motivaciones distintas para descubrir la asombrosa  potencia de esta historia  sencilla y profunda que, desde la tristeza y el distanciamiento, nos hace partícipes de inolvidables  sacudidas emocionales.
 
A la gente le gusta que le cuentes cosas, en dosis adecuadas, en un tono humilde y confidencial, y entonces creen que te conocen, pero no es verdad, sólo saben de tí, porque lo que averiguan son los hechos, no los sentimientos, no lo que piensas sobre nada ni el modo en que tus experiencias y decisiones te han convertido en quien eres. Lo que hacen es rellenar estas lagunas con sus propios sentimientos y opiniones y suposiciones, con lo que componen una vida nueva que tiene bien poco que ver con la tuya, y de este modo proteges tu intimidad. Basta con ser amable y sonreír y huir de los pensamientos paranoicos, porque la gente va a hablar de tí por mucho que te resistas, es inevitable, y en su lugar tu harías lo mismo.
                                                                                                               Salir a robar caballos (fragmento)

En Salir a robar caballos   los  hilos narrativos  tejen un destino  de la madurez-a la primera juventud-a la madurez:    soledad,  redención de la memoria,  reencuentro con uno mismo.  Recién jubilado a los 67 años, Trond Sender,   el protagonista, acaba de perder a su mujer y a su hermana.  Dice que hace tiempo deseaba estar solo. ¿Y lo está?.   Así,  se refugia  en la paz de  un bosque situado entre Noruega y Suecia donde transcurrió su juventud.   Ahí, rememora un verano a los 15 años cuando en compañía de su amigo Jon salía a robar caballos en las fincas vecinas.  Su historia es la historia de  un distanciamiento para mirar de cerca  y tocar el pasado . Trond cuenta en  primera persona el  descubrimiento del erotismo  y los oscuros secretos  familiares,  la cercanía de la muerte y  episodios de la resquebrajada  relación con su padre  que  convierten a un adolescente en un hombre. Petterson logra un  dominio sutil y sugerente del lenguaje,  a ratos con una ternura melancólica. 

No hay fechas ni espacios  para que cicatricen  las heridas de la infancia: desde la primera frase, en esta novela de registros embriagantes, el misterio y la tensión   anudan con  agudo pesimismo el fluir del tiempo con  desgarramientos anímicos que igualan  y distancian a los personajes.     Salir a robar Caballos  recibió  el International IMPAC Dublin Literary Award 2007 y el Independent Foreign Fiction Prize 2006 y ha sido celebrada dentro y fuera de su país como una de las grandes novelas del  presente siglo. Per Peterson es  autor de  cinco novelas (en inglés pueden encontrarse: To Siberia: a Novel y In The Wake) . De él  recientemente Mondadori publicó en  España: Yo maldigo el río del tiempo ,  de la  que aquí puede leerse  el primer capítulo.