XV Bienal de Venecia: batallas ganadas que merecían ser contadas
Arabella González – Edición
La Bienal es la puerta por la que cada quién pasará e irá tan lejos como sus inclinaciones y curiosidad le indiquen. Queda como incógnita hacia dónde se cargará la balanza en la próxima edición: ¿seguirán los proyectos incluyentes o volverán a brillar las estrellas?
Las Bienales de Venecia siempre han sido un fiel reflejo de su época. Si en ediciones pasadas se mostraba el derroche y esplendor de los arquitectos del star system, la decimoquinta edición, Reportando desde el frente, ha mostrado más trabajo colaborativo que firmas de autor, más soluciones a problemas sociales que formas caprichosas. Los tiempos no están para menos. La Bienal “más latinoamericana”, curada por el arquitecto chileno Alejandro Aravena, pionero en el trabajo participativo, invitó a mostrar “historias exitosas, batallas ganadas que merecían ser contadas”.
El resultado ha sido una exposición rica en contenidos que ha dado visibilidad al trabajo que se realiza desde las trincheras en todo el mundo, sin extrañar los avances tecnológicos, las formas imposibles, el impacto visual, ¡el espectáculo!
Entre los mejores proyectos que se presentaron este año, y que además recibieron la máxima distinción, el León de Oro, destacaron el Pabellón de España, porque mostró novedosas estrategias de adaptación y reciclaje, con las cuales la arquitectura española ha hecho frente a sus recientes desafíos económicos, y el del arquitecto paraguayo Solano Benítez, por la imponente estructura de ladrillo con la que muestra la vigencia y el gran potencial de este material básico.
Entre los pabellones bien balanceados entre forma y fondo destaca México con Despliegues y ensambles, una selección de 31 muestras de las mejores prácticas en nuestro país. Entre ellas, el proyecto de la arquitecta Valeria Prieto, quien, en colaboración con estudiantes de la universidad y la población de Aguas Blancas, Michoacán, logró la preservación de su arquitectura vernácula; la emblemática Cooperativa Palo Alto Santa Fe, un grupo de vecinos que han resistido heroicamente a los combates de la especulación; y, sobre todo, un buen compendio de los diferentes Manuales del Constructor, herramienta protagonista del quehacer de la construcción en México. Por último, el documental De sus manos, proyecto colaborativo de egresados del ITESO —Jorge y Francisco Rivera, Salvador Macías, Margarita Peredo, Luis Aldrete, Alejandro Guerrero y Francisco Gutiérrez— con artesanos de la construcción, obra que registra el trabajo y el aporte de los maestros de obra y de los albañiles en los procesos de construcción.
Las fotos que ilustran este texto son cortesía de Arabella González
Ahora toca, catálogo en mano, profundizar en el material que interpele al interés personal, ya que la Bienal es la puerta por la que cada quién pasará e irá tan lejos como sus inclinaciones y curiosidad le indiquen. Queda como incógnita hacia dónde se cargará la balanza en la próxima edición: ¿seguirán los proyectos incluyentes o volverán a brillar las estrellas?
La bienal se ha convertido en una cita obligada para cualquier arquitecta o arquitecto que guste del patrimonio o la arquitectura contemporánea, la crítica o el debate, las publicaciones o las conferencias. Además, a esto se suman las más de 20 actividades colaterales (oficiales y no oficiales) por toda la ciudad, que aprovechan el tirón del peregrinaje arquitectónico en una ciudad que, por lo demás, no necesita nada para seducir: Venecia es en sí misma un espectáculo. m.