Ayotzinapa: seis meses después la búsqueda continúa
Adriana López-Acosta Sandoval – Edición
A seis meses de la desaparición de los estudiantes normalistas tuvo lugar en el ITESO la décima Acción Global por Ayotzinapa, que reunió en una mesa a madres de los normalistas y representantes de Fundej. Todos buscan a sus desaparecidos.
“Desgraciadamente, hasta que le pasa a uno, es cuando uno toma en cuenta estas cosas que pasan en México”. La que habla es Esperanza Chávez Cárdenas, integrante de la organización Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej) y hermana de Miguel Ángel. Él despareció hace nueve meses, a unos pasos de Casa Jalisco y, hasta la fecha, no hay noticias de su paradero ni avances en las investigaciones.
Esperanza contó su historia en la Plaza de los 50 Años del ITESO, en el marco de la Décima Acción Global por Ayotzinapa, que tuvo lugar al cumplirse seis meses de la desaparición de los estudiantes normalistas de Guerrero. Chávez Cárdenas compartió la mesa con Teresa Sordo, del colectivo Bordamos por la Paz, y con Hilda Legideño y María Inés Abraján, madres de dos de los muchachos desaparecidos.
A un costado de la mesa cuelgan unos cuantos de los pañuelos que ha realizado el colectivo. Sobre tela blanca, con hilo verde se registra el nombre de los desaparecidos; con rojo, el de los que han muerto víctimas de la violencia que se extiende por el país.
Junto con los pañuelos se pueden ver los rostros de los normalistas y en la mesa, frente a sus madres, los retratos de Jorge Antonio Tizapa y Adán Abraján de la Cruz impresos sobre lona.
María Inés se une al sentimiento de Esperanza. “Por desgracia tuvieron que ser nuestros hijos para que la gente despierte de lo que está sucediendo en el país, mientras el presidente Enrique Peña Nieto se va a sus giras al extranjero”, dice.
De izquierda a derecha: Esperanza Chávez Cárdenas, Teresa Sordo, Hilda Legideño y María Inés Abraján. Foto: Luis Ponciano
Hilda cuenta a los asistentes cómo algunas personas los llaman revoltosos por continuar con el tema a seis meses del incidente. “Si ser revoltoso es buscar a nuestros hijos, entonces sí: lo somos. Nuestro corazón de madres nos dice que nuestros hijos están vivos. Nosotros los vamos a seguir buscando vivos, porque vivos están”, afirma sin titubear.
En el público, miembros de la comunidad universitaria y visitantes comparten sus pérdidas; una chica cuyos padre y hermano no aparecen; una madre que no encuentra a su hijo y sigue sin tener respuesta de parte de las autoridades.
Todos en la asamblea, organizada por la Asamblea ITESO con Ayotzinapa y el colectivo Más de 131 ITESO, hacen eco de que nadie está exento de sufrir esta situación, de que todo mundo puede hacer algo y de que un inicio a la solución es sumar fuerzas. “Si nos unimos todos, vamos a lograr algo”, dice Esperanza, y expresa su solidaridad con las madres de los desaparecidos de Ayotzinapa. “Tanto queremos contar nosotros con ellas, como ellas cuentan con todo nuestro apoyo. Estamos juntas en este peregrinar”.
Seis meses sin respuesta
“Ayotzinapa es el símbolo de que algo muy profundo se rompió en el cuerpo de la nación. Después del 26 de septiembre de 2014, nada puede ser ya igual. No es que no hubiera antes esa bárbara violencia, esa descomposición de las instituciones, pero Ayotzinapa marcó un punto de inflexión porque develó el rostro del ‘juvenicidio’ en el país”, declara la académica Rossana Reguillo en el podio.
Desde julio de 201 el expediente de Miguel Ángel, el hermano de Esperanza, no registra avance alguno. Los únicos datos que aparecen son las que la familia ha proporcionado. “Es una persona, y para ellos [las autoridades] es un número más”, dice.
“No me gustan las cifras, odio las cifras, pero estoy obligada a decirlo. Oficialmente, hay dos mil 235 desaparecidos en Jalisco, de los cuales el 53 por ciento son mujeres y el 47 por ciento, hombres. Es absolutamente escandaloso ser el segundo estado con la mayor cifra de desaparecidos y de fosas clandestinas, de desvergüenza y de tragedia”, comparte Teresa Sordo, miembro de Fundej y de Bordamos por la Paz.
Ella trabaja en un pañuelo mientras habla de su trabajo de acompañamiento en este colectivo. Explica cómo recientemente han integrado la asociación civil Gobernanza Forense Ciudadana, que entre sus tareas busca integrar un banco de datos y de ADN para las familias mexicanas con desparecidos, en un esfuerzo por reunir información para apoyar a que se encuentren a los desaparecidos desde la vía ciudadana.
Después cuenta cómo el pasado 18 de marzo Fundej entregó al gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, una carta en la que piden ser recibidos y, además, exponen ocho peticiones a las autoridades para que faciliten a las víctimas el acceso a la información de los avances de investigación de sus familiares desaparecidos. Añade que no han obtenido respuesta. “Un alto porcentaje de la población conoce a alguien con un familiar desaparecido. Si ustedes conocen a alguien, díganle que se pongan en contacto con Fundej”, pide.
En un acto simbólico de solidaridad, al finalizar se hace el pase de lista de los 43 estudiantes desaparecidos. Mientras se escucha cada uno de los nombres, los alumnos del ITESO arrojan a la fuente una rosa blanca.
“Ustedes, jóvenes, deben alzar la voz, no deben quedarse callados, deben pensar en su futuro, porque esto va a continuar”, dice Hilda. “Yo tengo más hijos, tengo nietos y no quiero que siga sucediendo lo mismo. Yo voy a seguir buscando a mi hijo”.
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