Lizzie Castro es una entusiasta promotora de talleres literarios y de diversas actividades poéticas a través del proyecto colectivo Inubicables. Sus poemas se encuentran en numerosos sitios en la red y en revistas nacionales y foráneas
Llegué a Wal-Mart ya tarde,
el sol naranja se refleja
en las puertas de cristal,
aun así hay mucha gente,
no parece que estamos en pandemia.
En esta tienda no aplica
“una persona por familia”.
Caminando por los pasillos
los vi sobre un anaquel,
puestos con descuido,
uno de ellos boca abajo
deja ver su suela de plástico
con dibujos de rombos y líneas cruzadas.
El color rojo siempre me atrae.
Los elegí por eso
y porque me imagino ser Dorothy
al calzarlos.
Quizá podré con ellos
algún día regresar a casa.
* * *
El encuentro fortuito con unos zapatos —bien podemos pensar que se trata de un sencillo par de tenis— detona en la imaginación de Lizzie Castro (Guadalajara, 1980) la posibilidad de escapar, así sea momentáneamente, de una realidad funesta. Nombrada en la primera estrofa del poema, la pandemia que vivimos es una grave amenaza y se manifiesta en los versos que pintan el reflejo agonizante del sol en los cristales de un supermercado. Todo ahora, parece decirnos la poeta, conduce hacia esa suerte de disolución, en duro contraste con el dorado camino de ladrillo y el arco iris vistos en otro tiempo, en aquella célebre película. Aquí, la diferencia entre la vida y la muerte, a la luz del poema, puede depender de unos zapatos rojos que son el vehículo para viajar hacia una zona protegida por el recuerdo. Lizzie Castro es una entusiasta promotora de talleres literarios y de diversas actividades poéticas a través del proyecto colectivo Inubicables. Sus poemas se encuentran en numerosos sitios en la red y en revistas nacionales (Luvina) y foráneas (Elipsis). El poema que presentamos es inédito y forma parte de un libro de próxima publicación.
2 comentarios
He convivido desde hace algunos meses con Lizzie Castro, en en Centro para la Cultura y las Artes de la Ribera, en Ajijic, en el Taller “Rumores del Lago”, y también en el “Bluesias”; pero no conocía su obra, su paso y su influencia en la poesía.
Me felicitó por ser parte de su mundo, sus amistades, y su sencillez como persona.
Algo ya, me ha marcado, para bien.
2 comentarios
He convivido desde hace algunos meses con Lizzie Castro, en en Centro para la Cultura y las Artes de la Ribera, en Ajijic, en el Taller “Rumores del Lago”, y también en el “Bluesias”; pero no conocía su obra, su paso y su influencia en la poesía.
Me felicitó por ser parte de su mundo, sus amistades, y su sencillez como persona.
Algo ya, me ha marcado, para bien.
Amor a la palabra que nos permite expresar y comunicar. Gracias Lizzie