¿Ya tiene todo lo necesario?
Enrique González – Edición 431
Se hacen llamar preppers (preparadores), neologismo que engloba a una amplia porción de estadunidenses —nación muy proclive a producir histerias colectivas para beneplácito del sistema de consumo: ¿recuerda la “crisis cubana de los misiles”?— que se alistan desde hace años para “el fin del mundo tal como lo conocemos” (con permiso de la banda R.E.M.).
Hay gente que sencillamente no prevé: personas a las que en el peor momento se les puede terminar el papel de baño, y solamente les quedará maldecir y lamentar no haber ido al supermercado un día antes.
En el otro extremo hay personas a las que nada ni nadie pescaría desprevenidas: ni tornados ni tsunamis ni profecías mayas ni el mismísimo Apocalipsis. Como no les gustan las sorpresas, incluso ya están enseñando a sus hijos de ocho años a dispararle a ese ser humano poco previsor que en medio del más absoluto caos les quiera arrebatar sus alimentos. Y es que, ¿quién nos asegura que en 2013 seguirán abiertos los Wal-Mart o la tienda de la esquina?
Se hacen llamar preppers (preparadores), neologismo que engloba a una amplia porción de estadunidenses —nación muy proclive a producir histerias colectivas para beneplácito del sistema de consumo: ¿recuerda la “crisis cubana de los misiles”?— que se alistan desde hace años para “el fin del mundo tal como lo conocemos” (con permiso de la banda R.E.M.).
Si el fin del mundo está tan cerca como millones de personas creen, usted tal vez no duraría mucho en este planeta. Tormentas solares, terremotos, maremotos, colapso financiero, inundaciones, revueltas, saqueos, falta de electricidad y combustibles, plagas y demás catástrofes dejarán a la Tierra a merced de la anarquía, porque la comida escaseará, el dinero, el oro o las bolsas de Prada no valdrán nada, y tendremos que adaptarnos y ser autosuficientes para sobrevivir. Algo que los preppers ya están haciendo.
Cultivan sus propias frutas y verduras, ordeñan cabras en sus jardines, crían peces en sus albercas, aprenden a hacer fuego, purifican sus reservas de agua, construyen búnkers rudimentarios y los llenan con latas de comida, linternas, máscaras antigás, utensilios de limpieza… La era del progreso ha terminado para ellos, y vuelven a confiar en las habilidades de la humanidad primigenia.
¿Obsesión? ¿Locura? ¿Pesimismo exacerbado? ¿Adelantados a su tiempo? Las razones de los preppers para cambiar religiosamente sus hábitos de vida y consumo podrán parecer desorbitadas, pero finalmente son individuos —y en algunos casos comunidades enteras— que se independizan de un sistema económico basado en la especulación; en ese sentido, su conducta podría ser ejemplar para cualquier ciudadano que desee ahorrar dinero o comer más sano, sin importar que crea o no en la inminencia del fin del mundo. “Hemos de pensar de manera distinta; cuidar de nosotros mismos, ser verdaderamente autosuficientes”, dice uno de ellos, padre de familia.
“Si hay hiperinflación, la gente desesperada hará cosas desesperadas; gran cantidad de gente se quedará sin trabajo, los precios se dispararán, nadie podrá comprar nada y los barrios más seguros dejarán de serlo. Llevamos a nuestros hijos a disparar una vez al mes, a veces dos, si hace buen tiempo”, añade un ama de casa de Phoenix.
Por lo pronto, y mientras aún tienen internet, los preppers se organizan por medio de sitios web, Facebook o Twitter; protagonizan documentales de National Geographic y no se cansan de advertirle a la confiada humanidad que, si no se alista, sufrirá lo indecible cuando esto llegue a su fin. m
Para ver
:: Preppers, serie del canal NatGeo.
:: Los modernos supervivencialistas.
En internet
:: Una extensa red de recursos, noticias, organizaciones y educación para reaccionar ante la catástrofe.
:: No sólo en Estados Unidos toman medidas:
:: ¿Las diez cosas que necesita un supervivencialista? ¿Cómo construir calentadores solares, bombas de agua o rifles en casa? ¡Todo eso y más en Practical Preppers!