Wael Shawky, traducir la historia en nuevas formas legibles
Daleysi Moya – Edición 504

Shawky pone en entredicho la legitimidad que acompaña a las fuentes históricas escritas. Su objetivo no es el desmontaje de los sesgos narrativos, sino escenificar el carácter ficcional de la praxis escritural de la historia
La historia, como ejercicio fabular, se posiciona más allá del orden estricto del acontecimiento. Comienza con una mujer o un hombre inventando un pasado para sus hijos, fundando las bases de la memoria comunitaria. Antes de la escritura, la historia existía en la oralidad, viajaba en los cuerpos y se reproducía en ellos. Con el surgimiento de la escritura cambiaron nuestros modos de construir historicidad, ahora ligados a una epistemología de la “verdad objetiva”. Pero, ¿pueden los textos históricos dar cuenta exacta de nuestro pasado? ¿Quiénes determinan lo que puede y debe ser contado? El quehacer del artista egipcio Wael Shawky (Alejandría, 1971) se posiciona en la intersección de estas y otras interrogantes en torno a la historia y a las mitologías fundacionales que condicionan nuestras formas de producir presente.
Shawky pone en entredicho la legitimidad que acompaña a las fuentes históricas escritas. Su objetivo fundamental no es el desmontaje de los sesgos narrativos que atraviesan una obra concreta u otra, sino escenificar el carácter ficcional de la praxis escritural de la historia. Sobre ello, comenta: “Al final, no me importa si eso realmente sucedió o no. La cuestión es que se convirtió en parte de las creencias humanas”.1 Para insistir en este desdibujamiento entre hecho y mito, se mantiene apegado a los registros historiográficos del pasado, no agrega nada suyo ni modifica los textos.

Dibujo #14, 2019. Grafito, tinta, óleo, técnicas mixtas en papel de algodón, 56.8 x 37.5 cm.
La voluntad por preservar la fuerza ritual de la palabra dicha contrasta con el heterodoxo manejo que hace el artista de los recursos visuales en sus obras. Es así, en el ámbito estético, que ejecuta contrarrelatos narrativos capaces de resituar la historia en nuevos márgenes semánticos. Cambia el foco, la gramática discursiva. Posicionado a medio camino entre las culturas árabe y occidental; entre la pintura, el video, la escultura y la tradición oral; entre el imaginario colectivo y la fabulación personal, ensambla universos signados por el extrañamiento y la fascinación.
Con la trilogía de videos Cabaret Crusades (2010-2015), Wael explora una metodología que terminará por volverse seña estilística de su poética: la teatralización del relato histórico a partir del trabajo con marionetas y puestas en escena de marcado aliento pictórico. En esta serie, Shawky se aproxima al tema de las Cruzadas desde lo que ha denominado “una perspectiva árabe”. Para ello, se basa fundamentalmente en el libro Les croisades vues par les Arabes, del escritor francolibanés Amin Maalouf. El trabajo con marionetas pone de manifiesto el tipo de vínculo que a Shawky le interesa establecer con los ejercicios de reescritura, a saber: el registro seco del acontecimiento. “Siempre me siento más como un traductor”, aclara. “Traduzco el tópico en una nueva forma legible”.2

Siguiendo la estela de Cabaret Crusades, en 2022 realiza Isles of the Blessed (Oops!… I forgot Europe). Si con la primera se había propuesto reposicionar el acceso a uno de los grandes sucesos de la historia medieval, con estaemprende un viaje a través de la mitología griega hasta los orígenes de la tradición cultural europea. En el centro de la fantasía occidental, no obstante, late el Oriente Próximo a modo de recordación.
Quizá la pieza más mediática de Shawky sea Drama 1882 (2024). Ello se debe al éxito que tendría en la Bienal de Venecia, donde estuvo representando, junto a otro conjunto de obras, al Pabellón Egipcio. La pieza toca el proceso de ocupación militar británica del país y el levantamiento nacionalista encabezado por Ahmed Urabi, que costó la vida de cientos de ciudadanos egipcios.

A pesar de que las marionetas han sido sustituidas por actores, Shawky se resiste a la idea de “actuar” la historia. Consciente del carácter esencialmente ficticio de los relatos que nos acompañan, regresa al gesto primario: la mujer o el hombre inventando el pasado de la comunidad, heredando a los hijos la historia de sus mayores, hilando recuerdos y fabulaciones.
Notas al pie
1. “Wael Shawky Doesn’t Believe in History”, episodio 19 de This Being Human Podcast, disponible en Spotify.
2. Ibid.
